¿Qué es el acoso cibernético?
El acoso cibernético (o ciberacoso) consiste en utilizar la tecnología para amenazar, avergonzar, intimidar o criticar a otra persona. Ocurre a través de dispositivos como los teléfonos inteligentes (o smartphones), las computadoras, las tabletas y las consolas de videojuegos. El acoso cibernético daña a la gente y, en algunos casos, va en contra de la ley.
A veces el acoso cibernético es fácil de detectar; por ejemplo, su hijo le puede enseñar un mensaje de texto, una publicación o un comentario que sea violento, cruel o claramente malintencionado. Hay otras formas de acoso que son menos evidentes, como colgar información personal en internet, o usar fotos o vídeos para avergonzar o herir a otra persona. Alguien se puede crear cuentas o nombres de usuario falsos con la única intención de acosar, para que no se pueda saber quién es el acosador.
Efectos del acoso cibernético
Los niños tienen un acceso casi constante a los dispositivos electrónicos, o sea que es difícil que puedan escapar del acoso cibernético. Los niños que son víctimas del acoso pueden tener la sensación de que no pueden desconectar nunca y sienten sus efectos con gran intensidad.
El acoso cibernético frecuente, intenso o de larga duración puede exponer, tanto a sus víctimas como a los acosadores, a un mayor riesgo de desarrollar ansiedad, depresión, u otros trastornos relacionados con el estrés. En casos muy poco frecuentes, algunos niños han recurrido al suicidio, sea solo intentándolo o llegando a acabar con sus vidas.
Los castigos que reciben los acosadores cibernéticos en sus centros de estudio pueden incluir la expulsión del centro de estudios o del equipo deportivo. Dependiendo de la gravedad del acoso cibernético, los niños también pueden tener problemas con la ley.
¿Cuáles son los signos del acoso cibernético?
Muchos niños y adolescentes que son víctimas del acoso cibernético se resisten a explicárselo a sus profesores, padres u otros adultos de confianza, a menudo porque se avergüenzan o porque temen que les retiren el privilegio de usar los dispositivos electrónicos en casa.
Entre los signos de que un niño puede estar recibiendo acoso cibernético, se incluyen los siguientes:
- estar angustiado o alterado emocionalmente mientras usa internet o el teléfono
- mantener en secreto o muy en privado su vida digital
- pasar más tiempo que de costumbre en su dormitorio
- mantenerse apartado y alejado de sus familiares, amistades y de las actividades sociales
- evitar la escuela o las reuniones grupales
- sacar peores notas, portarse mal y dejarse dominar por el enfado cuando está en casa
- presentar cambios en el estado de ánimo, en el comportamiento, el sueño o el apetito.
- querer dejar de usar la computadora u otro dispositivo electrónico y hacerlo de repente
- ponerse nervioso o muy inquieto al recibir mensajes de texto, mensajes instantáneos o correos electrónicos
- evitar hablar sobre lo que hace con la computadora o el teléfono
¿Cómo pueden ayudar los padres?
Si su hijo está siendo víctima del acoso cibernético,
- Ofrézcale apoyo y comprensión. Hablar con su hijo sobre experiencias de acoso que usted tuvo cuando era niño le puede ayudar a no sentirse tan solo.
- Hágale saber que no es culpa suya. El acoso dice mucho más sobre el acosador que sobre quien lo recibe. Felicite a su hijo por hacer lo correcto: hablar con usted sobre el acoso que recibe. Recuérdele que no está solo. Asegure a su hijo que los dos juntos averiguarán la mejor forma de hacer frente al acoso que él reciba.
- Informe al centro de estudios de su hijo. Informe al director, a la enfermería, al orientador o al profesor del centro de estudios de su hijo sobre la situación. Hay muchas escuelas, distritos escolares y clubs de actividades extraescolares que disponen de reglas para responder al acoso. Estas reglas varían entre los distintos distritos y estados. Pero, antes de informar sobre el problema, haga que su hijo sepa qué es lo que piensa hacer, a fin de que ambos puedan elaborar un plan con el que se sientan cómodos.
- Insista a su hijo en que no responda al ciberacoso. Responder al acoso solo empeoraría la situación.
- Guarde las pruebas. Conserven los pantallazos sobre mensajes, fotografías y textos amenazantes. Estos se podrán usar como pruebas ante los padres del acosador, la escuela, una empresa o, incluso, la policía.
- Busque ayuda. Si su hijo está de acuerdo, visitar a un terapeuta le puede ayudar a elaborar y gestionar sus emociones. Un terapeuta o un orientador escolar puede actuar como mediador en el centro de estudios de su hijo, sea solo con su hijo o junto con el acosador.
Otras posibles medidas a adoptar para prevenir futuros episodios de ciberacoso son las siguientes:
- Bloquear al acosador. La mayoría de los dispositivos electrónicos disponen de funciones que permiten bloquear electrónicamente correos electrónicos, mensajes o textos procedentes de personas concretas.
- Limitar el acceso de su hijo a la tecnología. Por mucho que les duela, muchos niños y chicos que son víctimas del acoso cibernético no pueden resistirse a la tentación de entrar en la web o mirar el teléfono para saber si han recibido mensajes nuevos. Coloque la computadora en un espacio público de la casa y fije límites sobre el uso del teléfono y los videojuegos. Tal vez pueda desconectar el servicio de mensajes de texto durante ciertas horas del día; además, en la mayoría de sitios web, aplicaciones y teléfonos inteligentes, se pueden instalar controles que permiten a los padres acceder los mensajes de sus hijos y a su vida digital.
- Supervisar el uso de las redes sociales. Hay una serie de programas y aplicaciones que permiten supervisar las cuentas en las redes sociales y alertar a los padres sobre las fotografías y el lenguaje inapropiados. Existen muchos programas de computadoras y aplicaciones (de gratuitas a caras) que proporcionar informes detallados sobre el historial de navegación de su hijo y le indican cuánto tiempo ha pasado su hijo conectado a cada sitio.
- Conocer los sitios de internet que visita su hijo. Esta es una oportunidad de animar a su hijo a enseñarle sobre algo que él conoce de maravilla: ¡la tecnología! Así, mostrará a su hijo que le interesa saber cómo pasa el tiempo en internet, y también lo ayudará a entender cómo supervisar mejor su seguridad en línea.
- Formar parte del mundo en línea de su hijo. Hágase "amigo" o "seguidor" de su hijo en las redes sociales, pero no abuse de ese privilegio comentando todo lo que aparezca en el perfil de su hijo. Compruebe lo que su hijo publica en internet y las páginas web que visita, y sepa cómo pasa el tiempo cuando se conecta a internet.
- Ponerlo por escrito. Elaboren contratos sobre el uso del teléfono y de las redes sociales por parte de su hijo que él esté dispuesto a cumplir.
¿Qué más debería saber?
¿Y si quien está actuando de una forma inapropiada es su hijo? Aunque eso puede ser un disgusto para usted, es importante afrontar el problema de cara en vez de esperar a que desparezca por sí solo. Independientemente de cuál sea la causa del acoso, dígale a su hijo que es inaceptable. Establezca y aplique consecuencias si el acoso prosigue. De ser necesario, hable con los profesores, orientadores escolares u otro tipo de personal del centro de estudios de su hijo que le podrían ayudar.
Y no se olvide de dar un buen ejemplo a su hijo. Ayúdele a entender las ventajas y los peligros de la vida en el mundo digital. Si usted no se altera ni usa palabras groseras en sus publicaciones o comentarios, será menos probable que lo haga su hijo. Hable con su hijo sobre maneras educadas y saludable de responder (o no) cuando no se está de acuerdo con otra persona.
Puede aprender más cosas sobre cómo detener el acoso en Stopbullying.gov (Frenar el acoso).