Tú ya has tomado algún medicamento antes, ¿verdad? ¿Cómo actuó para que te encontraras mejor? Y, ¿cómo sabía tu médico que tenías que tomar ese medicamento en vez de otro de los miles y miles que hay?
Averigüémoslo.
Un medicamento puede ser un líquido de color rosa, otro puede venir en forma de espray especial, otro puede ser una pastilla de color azul y hasta hay medicamentos que salen de tubos de color amarillo. Pero todos se utilizan con el mismo propósito: ayudar a que te encuentres mejor cuando te encuentres mal.
La mayoría de los medicamentos actuales se fabrican en laboratorios y muchos de ellos se obtienen a partir de sustancias que se encuentran en la naturaleza. Después de crear un medicamento nuevo, se pone a prueba una y otra vez de muchas formas diferentes. Esto permite a los científicos asegurarse de que se trata de un medicamento seguro para que lo tome la gente y de que permite combatir o prevenir una enfermedad o dolencia.
Muchos medicamentos nuevos son, en realidad, versiones nuevas de medicamentos antiguos que se han mejorado para ayudar a la gente a encontrarse mejor en menos tiempo.
A veces, una parte del cuerpo de una persona no puede fabricar una cantidad suficiente de determinada sustancia, lo que le puede provocar una enfermedad. Por ejemplo, cuando una persona tiene una diabetes tipo 1, su páncreas (un órgano que forma parte del sistema digestivo) no puede fabricar una cantidad suficiente de una importante sustancia química llamada insulina, que el cuerpo necesita para mantenerse sano.
Cuando tu cuerpo fabrica demasiada cantidad de determinada sustancia química, eso también te puede hacer enfermar. Por suerte, los medicamentos pueden aportar al cuerpo lo que le falta (como la insulina) o bien pueden frenar la fabricación de una sustancia química que el cuerpo está fabricando en exceso.
La mayoría de las veces que se enferman los niños, lo hacen porque entran gérmenes en su organismo. El sistema inmunitario de su cuerpo lucha contra esos invasores. Pero los gérmenes y la forma natural que tiene el cuerpo de combatirlos, como tener fiebre, pueden hacer que una persona se encuentre mal. En muchos casos, el tipo de medicación adecuada ayudará tanto a matar los gérmenes como a que la persona se encuentre mejor.
La gente toma medicamentos para combatir enfermedades, para encontrarse mejor cuando se encuentra mal y para prevenir posibles enfermedades.
Para decidir qué medicamento recomendar a un paciente en concreto, el médico piensa en qué es lo que le está provocando el problema. Es posible que una persona necesite tomar más de un tipo de medicamento al mismo tiempo: por ejemplo, puede necesitar uno para combatir una infección que ha contraído y otro para encontrarse mejor.
En lo que se refiere a los medicamentos que permiten combatir enfermedades, existen muchos tipos de medicamentos diferentes. Los antibióticos son un tipo de medicamento que han tomado muchos niños. Los antibióticos matan unos gérmenes llamados bacterias, y hay distintos tipos de antibióticos para luchar contra distintos tipos de bacterias. Si tu médico averigua que unas bacterias llamadas "estreptococos" te está provocando un dolor de garganta, te recetará el tipo adecuado de antibiótico para matar ese tipo de bacterias en concreto.
Pero, mientras el antibiótico está empezando a luchar contra las bacterias, es posible que te sigas encontrado mal y que estés caliente por efecto de la fiebre. Los medicamentos contra el dolor, también conocidos como analgésicos, no te curan las enfermedades pero te ayudan a encontrarte mejor mientras te vayas curando.
También habrás tomado otros medicamentos para aliviar otros síntomas, como los anti-catarrales, que frenan el moqueo nasal, o las gotas para la garganta para tratar la carraspera y el picor de garganta. Las cremas que ayudan a que una picadura de insecto deje de picar son otro ejemplo. El catarro deberá seguir su propio curso, y la picadura se tendrá que curar por sí sola, pero, mientras tanto, esos medicamentos te ayudarán a encontrarte mejor o a reducir el picor.
Mucha gente toma medicamentos para controlar enfermedades que no acaban de desparecer por completo, como la diabetes, el asma, o la hipertensión arterial. Con la ayuda de esos medicamentos, la gente puede disfrutar de la vida y evitar algunos de los peores síntomas de sus enfermedades.
Para acabar, también hay unos medicamentos muy importantes que impiden que la gente enferme en primer lugar. Algunos de ellos son las vacunas, que se suelen administrar en forma de inyección. Impiden que la gente contraiga enfermedades graves, como el sarampión y las paperas. Hasta hay una vacuna contra la varicela, y mucha gente se pone la vacuna antigripal cada invierno para prevenir la gripe. Aunque a nadie le gusta que le pongan inyecciones, las vacunas son una parte muy importante de mantenerse sano.
Los medicamentos se administran de diferentes formas, dependiendo de cuál sea la forma en que funcionan mejor en el cuerpo.
Muchos medicamentos se tragan, sea en forma sólida (pastillas o cápsulas) o líquida (jarabes o gotas). Una vez tragados, los jugos digestivos del estómago los descomponen, y los medicamentos pueden llegar al torrente sanguíneo. La sangre se encargará de distribuirlos a otras partes del cuerpo.
Pero hay medicamentos que no funcionarían bien si fueran descompuestos por los jugos digestivos. Por ejemplo, la insulina se inyecta bajo la piel y es absorbida directamente por el torrente sanguíneo.
Otros medicamentos tardarían demasiado tiempo en hacer efecto si se tragaran. Cuando te ponen una vía intravenosa (VI) en un hospital, el medicamento te llega a la sangre rápidamente. Otros medicamentos se tienen que respirar o inhalar para que puedan llegar a los pulmones, a fin de tratar problemas pulmonares, como el asma.
Y hay otros medicamentos que funcionan mejor cuando se aplican directamente en el área donde son necesarios, como una pomada en un corte infectado o gotas para los oídos para tratar un oído tapado.
O sea que los medicamentos parecen algo bueno, ¿no? En muchos casos, funcionan muy bien, siempre y cuando se utilicen correctamente. Una cantidad excesiva de medicamento puede ser nociva, y un medicamento viejo o caducado puede no ser eficaz o enfermar a quien lo tome. Tomar un medicamento equivocado o el medicamento que le han recetado a otra persona también puede ser muy peligroso.
Cuando tomes tus medicamentos, sigue siempre las instrucciones que te haya dado tu médico, sobre todo en lo que se refiere a durante cuánto tiempo los tienes que tomar. Si tu médico te indica que tomes un medicamento durante 10 días seguidos, hazle caso, incluso aunque te empieces a encontrar mejor antes. ¡Los medicamentos necesitan tiempo para acabar de desempeñar su función y ayudarte a encontrarte mucho mejor!
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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