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Preguntas frecuentes acerca de la lactancia materna: Algunas inquietudes habituales

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Independientemente de que usted sea una madre primeriza o experimentada, la lactancia materna suele plantear bastantes dudas. He aquí las respuestas a algunas de las preguntas más frecuentes que las madres -tanto novatas como veteranas- pueden formularse.

¿Es normal que mi bebé regurgite leche después de mamar?

A veces los bebés regurgitan leche cuando:

  • han comido demasiado
  • eructan (el conocido "eructo húmedo")
  • babean mucho

Muchos lactantes regurgitan un poco de leche después de algunas —o incluso todas— las tomas o al eructar porque sus sistemas digestivos todavía están inmaduros. Es algo completamente normal.

Mientras el bebé crezca y gane peso con normalidad y no parezca pasarlo mal al regurgitar, no hay motivo para preocupase. Generalmente la cantidad de leche regurgitada parece más de lo que es en realidad. Pero regurgitar no es lo mismo que vomitar toda o gran parte de una toma.

Si su hijo vomita violentamente, o si devuelve gran parte de lo que ha ingerido más de una vez al día, llame al pediatra. Aunque es infrecuente, estos síntomas podrían obedecer a una alergia, un problema digestivo u otro tipo de problema que requeriría atención médica.

Usted puede ayudar al pediatra a diagnosticar adecuadamente el problema de su hijo (en caso de que tenga alguno) llevando un registro donde anote exactamente con qué frecuencia y qué cantidad de leche regurgita su bebé. El pediatra debería poder decirle si es normal o hay motivo para preocuparse.

Pero queremos hacer hincapié en que la inmensa mayoría de las veces regurgitar es completamente normal. Si el pediatra de su hijo le dice que sus regurgitaciones entran dentro de lo normal, he aquí algunas de las pautas que puede seguir para reducirlas:

  • Durante las tomas, haga eructar al pequeño cada tres a cinco minutos si le da el pecho, o cada dos a tres onzas (de 60 a 80 ml) si le da el biberón. A veces ayuda hacer tomas menos copiosas y más frecuentes.
  • Mantenga al bebé en posición erguida tras las tomas —es mejor sostener en brazos y bien derecho al bebé, puesto que la postura que adoptan los bebés cuando se colocan en sillitas de paseo o sillas de seguridad para el coche, de hecho, puede favorecer la regurgitación.
  • No mueva bruscamente al bebé, no lo haga botar, y no juegue activamente con él inmediatamente después de las tomas.
  • Mantenga la cabeza del bebé por encima del nivel de sus pies durante las tomas (en otras palabra, no sostenga al bebé con la cabeza más baja que el resto del cuerpo).
  • Eleve la cabecera de la cuna o moisés del bebé. Enrolle unas pocas toallitas de mano o una mantita (también puede comprar unos rollitos especiales diseñados con este propósito) y colóquelas debajo (no encima) del colchón. Pero no le coloque al bebé una almohada debajo de la cabeza. Asegúrese de que no se forma un pliegue en la parte central del colchón y de que la inclinación es lo bastante suave como para que el bebé no se escurra hacia abajo.

Si su bebé toma biberones de leche materna o biberones suplementarios de leche artificial:

  • No le dé el biberón mientras está acostado.
  • Asegúrese de que el tamaño del orificio de la tetina y/o el flujo de la leche es el adecuado para su bebé. Por ejemplo, los biberones de flujo rápido pueden provocarles arcadas a algunos bebés al suministrarles la leche más deprisa de lo que ellos pueden ingerir, mientras que los de flujo lento pueden resultar frustrantes para algunos bebés, ya que, al tener que succionar con más fuerza para obtener la leche, acaban tragando demasiado aire.

Es importante tener presente que esto, como casi todo, también pasará. Muchos bebés dejan de regurgitar cuando aprenden a sentarse.

Creo que estoy incubando una enfermedad. ¿Puedo seguir amamantando al bebé?

En la mayoría de los casos, la respuesta es sí; la mayoría de las enfermedades de las madres no son peligrosas para los lactantes y no suponen ningún impedimento para seguir amamantándolos. No obstante, en contadas ocasiones (como en el virus de inmunodeficiencia humana, VIH), la salud de la madre puede interferir con la lactancia.

Si una enfermedad, independientemente de que le afecte a usted o al bebé, obliga a interrumpir brevemente la lactancia materna, usted puede extraerse leche y desecharla hasta que pueda volver a amamantar a su pequeño. Para mantener su producción de leche, es importante que siga extrayéndose leche durante ese tiempo. Y, si tiene que tomar algún medicamento para tratar su enfermedad, pregunte a su médico si puede o no seguir amamantando al bebé.

Mi bebé me muerde el pecho durante las tomas. ¿Hay alguna forma de evitarlo?

Los bebés juegan a menudo con los pezones de sus madres utilizando las encías, pero esto no significa que quieran hacerles daño. No obstante, cuando les empiezan a despuntar los dientes, ese juego deja de resultar tan divertido. Y un bebé a quien le están saliendo los dientes puede pensar que los pechos de su madre son un mordedor ideal.

De todos modos, si se ha colocado el bebé correctamente en el pecho (de tal modo que abarque con la boca no solo el pezón sino buena parte de la areola mamaria) y él se le ha agarrado bien al pecho, será físicamente imposible que la muerda. ¿Por qué? Porque su pezón estará llenándole completamente la parte posterior de la boca.

A menudo es fácil darse cuenta de cuándo un bebé está a punto de morder el pecho de su madre: generalmente cuando está satisfecho y empieza a desprenderse del pecho. En tal caso, usted puede acercarse al potencial mordedor al pecho para que le resulte difícil desprenderse de él o interrumpir la succión introduciéndole un dedo por la comisura de la boca.

En algunos casos, morder puede ser un indicador de que el bebé ha concluido la toma o de que está distraído o simplemente aburrido. La Liga La Leche, una organización en defensa de la lactancia materna, ofrece los siguientes consejos para ayudar a reducir los mordiscos en el pecho:

  • Dígale: "Mamá no es para morder. Puedes morder esto", y ofrézcale un mordedor u otro juguete que pueda morder sin problemas.
  • Pruebe a iniciar otra actividad si su bebé parece distraído o se desprende repetidamente del pecho.

Elogie a su bebé -con un abrazo, un beso o un arrumaco- cada vez que mame sin morderla ni intentar morderla.

¿Necesita mi bebé algún suplemento vitamínico?

La leche materna contiene muchas vitaminas, así como hierro de fácil absorción. El hierro de la leche materna bastará hasta que su bebé empiece a tomar papillas de cereales enriquecidas con hierro en torno a los cuatro a seis meses de edad.

Sin embargo, la vitamina D no se encuentra en concentraciones lo bastante altas en la leche materna. Este nutriente lo puede fabricar el organismo cuando la piel se expone a la luz solar, pero no es seguro que un lactante de menos de seis meses se exponga a la luz directa del sol. A partir de los seis meses, los bebés deben llevar siempre protector solar, que bloquea la capacidad del organismo para fabricar vitamina D, cuando se exponen al sol. Por este motivo los bebés que se alimentan mayormente con leche materna deben tomar un suplemento de vitamina D cada día.

Por otro lado, la Academia Americana de Pediatría (AAP) afirma que los bebés —independientemente de que se alimenten con leche materna o artificial— no necesitan tomar suplementos de flúor durante los primeros seis meses de vida. A partir de los seis meses, los bebés necesitarán tomar suplementos de flúor solamente si el agua del suministro doméstico no contiene flúor o contiene una cantidad muy baja de este mineral. El agua de pozo y la embotellada, por ejemplo, pueden no contener flúor y en algunas comunidades el agua del grifo tampoco lo contiene. No obstante, puede ser peligroso administrar un suplemento de flúor a un niño que ya está tomando suficiente flúor, de modo que es importante averiguar el contenido de flúor del agua que suele beber su bebé. De nuevo, pregunte al pediatra de su hijo sobre las necesidades del pequeño.

Mi bebé no quiere mamar. ¿Qué está ocurriendo?

Las "huelgas" de lactancia son muy normales y suelen durar pocos días. De todos modos, pueden preocupar bastante a las madres, sobre todo cuando se dan en bebés que nunca habían tenido problemas para mamar.

¿Qué puede llevar a un bebé a dejar de mamar? He aquí algunos de los posibles motivos:

  • La dentición le provoca dolor de encías.
  • Usted ha estado estresada últimamente o hace poco que ha modificado la pauta de lactancia.
  • Usted huele "diferente" porque ha cambiado de jabón, perfume, desodorante o crema corporal.
  • Su leche sabe diferente porque ha introducido algún cambio en su dieta.
  • Mamar le resulta molesto o doloroso al bebé por algún motivo, por ejemplo, una infección de oído, la nariz tapada, un corte o aftas en la boca.
  • Su bebé la mordió en una toma previa y la forma en que usted reaccionó lo asustó.

Por frustrantes que puedan resultar las huelgas de lactancia, usted y su bebé pueden superarlas. He aquí algunos consejos más que La Liga La Leche ofrece a las madres lactantes para ayudarles a superar estos baches:

  • Trate de pasar más tiempo con su bebé a fin de poder dedicar un tiempo extra a conseguir que la lactancia materna vuelva a su cauce. Pida a algún miembro de su familia, una amiga o una niñera que la ayuden con las tareas domésticas y con el cuidado de sus otros hijos en caso de que los tenga.
  • Intente que la experiencia de amamantar a su bebé sea lo más agradable posible para el pequeño, abrazándolo, acariciándolo y besándolo y, cada vez que el pequeño se altere o se frustre, interrumpa la toma y tómese su tiempo para consolarlo.
  • Pruebe a amamantar al bebé cuando esté soñoliento porque tal vez esté más dispuesto a cooperar.
  • Amamante al bebé mientras lo está acunando o mientras lo pasea de un lado a otro en una bandolera o canguro portabebés.
  • Amamante al bebé en una habitación silenciosa donde haya muy pocas distracciones.
  • Intente estimular la bajada de leche extrayéndose un poco de leche, sea manualmente o con un extractor, antes de cada toma para que, al succionar, su bebé pueda obtener la leche inmediatamente.

Hasta que se normalice la pauta de lactancia, necesitará extraerse leche, bien manualmente o con un extractor, para mantener su producción de leche y asegurarse de que el bebé recibe suficiente alimento. Para extraerse leche manualmente, sujétese el pecho colocando todos los dedos menos el pulgar por debajo y alrededor del mismo, y el pulgar, encima. Con suavidad pero con firmeza, deslice repetidamente el pulgar desde la parte superior del pecho hacia la areola para ayudar a que la leche vaya bajando por los conductos galactoforos.

Y, en el caso de que su bebé esté listo para dejar de mamar (o destetarse), probablemente este proceso le llevará varias semanas o meses. Mientras tanto, tanto usted como su pequeño pueden disfrutar de esa intimidad y ese vínculo tan especiales que propicia el amamantamiento.

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Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.

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