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Independientemente de que usted sea una madre primeriza o experimentada, la lactancia materna suele plantear bastantes dudas. He aquí las respuestas a algunas de las preguntas más frecuentes que las madres -tanto novatas como veteranas- pueden formularse.
A veces los bebés regurgitan leche cuando:
Muchos lactantes regurgitan un poco de leche después de algunas —o incluso todas— las tomas o al eructar porque sus sistemas digestivos todavía están inmaduros. Es algo completamente normal.
Mientras el bebé crezca y gane peso con normalidad y no parezca pasarlo mal al regurgitar, no hay motivo para preocupase. Generalmente la cantidad de leche regurgitada parece más de lo que es en realidad. Pero regurgitar no es lo mismo que vomitar toda o gran parte de una toma.
Si su hijo vomita violentamente, o si devuelve gran parte de lo que ha ingerido más de una vez al día, llame al pediatra. Aunque es infrecuente, estos síntomas podrían obedecer a una alergia, un problema digestivo u otro tipo de problema que requeriría atención médica.
Usted puede ayudar al pediatra a diagnosticar adecuadamente el problema de su hijo (en caso de que tenga alguno) llevando un registro donde anote exactamente con qué frecuencia y qué cantidad de leche regurgita su bebé. El pediatra debería poder decirle si es normal o hay motivo para preocuparse.
Pero queremos hacer hincapié en que la inmensa mayoría de las veces regurgitar es completamente normal. Si el pediatra de su hijo le dice que sus regurgitaciones entran dentro de lo normal, he aquí algunas de las pautas que puede seguir para reducirlas:
Si su bebé toma biberones de leche materna o biberones suplementarios de leche artificial:
Es importante tener presente que esto, como casi todo, también pasará. Muchos bebés dejan de regurgitar cuando aprenden a sentarse.
En la mayoría de los casos, la respuesta es sí; la mayoría de las enfermedades de las madres no son peligrosas para los lactantes y no suponen ningún impedimento para seguir amamantándolos. No obstante, en contadas ocasiones (como en el virus de inmunodeficiencia humana, VIH), la salud de la madre puede interferir con la lactancia.
Si una enfermedad, independientemente de que le afecte a usted o al bebé, obliga a interrumpir brevemente la lactancia materna, usted puede extraerse leche y desecharla hasta que pueda volver a amamantar a su pequeño. Para mantener su producción de leche, es importante que siga extrayéndose leche durante ese tiempo. Y, si tiene que tomar algún medicamento para tratar su enfermedad, pregunte a su médico si puede o no seguir amamantando al bebé.
Los bebés juegan a menudo con los pezones de sus madres utilizando las encías, pero esto no significa que quieran hacerles daño. No obstante, cuando les empiezan a despuntar los dientes, ese juego deja de resultar tan divertido. Y un bebé a quien le están saliendo los dientes puede pensar que los pechos de su madre son un mordedor ideal.
De todos modos, si se ha colocado el bebé correctamente en el pecho (de tal modo que abarque con la boca no solo el pezón sino buena parte de la areola mamaria) y él se le ha agarrado bien al pecho, será físicamente imposible que la muerda. ¿Por qué? Porque su pezón estará llenándole completamente la parte posterior de la boca.
A menudo es fácil darse cuenta de cuándo un bebé está a punto de morder el pecho de su madre: generalmente cuando está satisfecho y empieza a desprenderse del pecho. En tal caso, usted puede acercarse al potencial mordedor al pecho para que le resulte difícil desprenderse de él o interrumpir la succión introduciéndole un dedo por la comisura de la boca.
En algunos casos, morder puede ser un indicador de que el bebé ha concluido la toma o de que está distraído o simplemente aburrido. La Liga La Leche, una organización en defensa de la lactancia materna, ofrece los siguientes consejos para ayudar a reducir los mordiscos en el pecho:
Elogie a su bebé -con un abrazo, un beso o un arrumaco- cada vez que mame sin morderla ni intentar morderla.
La leche materna contiene muchas vitaminas, así como hierro de fácil absorción. El hierro de la leche materna bastará hasta que su bebé empiece a tomar papillas de cereales enriquecidas con hierro en torno a los cuatro a seis meses de edad.
Sin embargo, la vitamina D no se encuentra en concentraciones lo bastante altas en la leche materna. Este nutriente lo puede fabricar el organismo cuando la piel se expone a la luz solar, pero no es seguro que un lactante de menos de seis meses se exponga a la luz directa del sol. A partir de los seis meses, los bebés deben llevar siempre protector solar, que bloquea la capacidad del organismo para fabricar vitamina D, cuando se exponen al sol. Por este motivo los bebés que se alimentan mayormente con leche materna deben tomar un suplemento de vitamina D cada día.
Por otro lado, la Academia Americana de Pediatría (AAP) afirma que los bebés —independientemente de que se alimenten con leche materna o artificial— no necesitan tomar suplementos de flúor durante los primeros seis meses de vida. A partir de los seis meses, los bebés necesitarán tomar suplementos de flúor solamente si el agua del suministro doméstico no contiene flúor o contiene una cantidad muy baja de este mineral. El agua de pozo y la embotellada, por ejemplo, pueden no contener flúor y en algunas comunidades el agua del grifo tampoco lo contiene. No obstante, puede ser peligroso administrar un suplemento de flúor a un niño que ya está tomando suficiente flúor, de modo que es importante averiguar el contenido de flúor del agua que suele beber su bebé. De nuevo, pregunte al pediatra de su hijo sobre las necesidades del pequeño.
Las "huelgas" de lactancia son muy normales y suelen durar pocos días. De todos modos, pueden preocupar bastante a las madres, sobre todo cuando se dan en bebés que nunca habían tenido problemas para mamar.
¿Qué puede llevar a un bebé a dejar de mamar? He aquí algunos de los posibles motivos:
Por frustrantes que puedan resultar las huelgas de lactancia, usted y su bebé pueden superarlas. He aquí algunos consejos más que La Liga La Leche ofrece a las madres lactantes para ayudarles a superar estos baches:
Hasta que se normalice la pauta de lactancia, necesitará extraerse leche, bien manualmente o con un extractor, para mantener su producción de leche y asegurarse de que el bebé recibe suficiente alimento. Para extraerse leche manualmente, sujétese el pecho colocando todos los dedos menos el pulgar por debajo y alrededor del mismo, y el pulgar, encima. Con suavidad pero con firmeza, deslice repetidamente el pulgar desde la parte superior del pecho hacia la areola para ayudar a que la leche vaya bajando por los conductos galactoforos.
Y, en el caso de que su bebé esté listo para dejar de mamar (o destetarse), probablemente este proceso le llevará varias semanas o meses. Mientras tanto, tanto usted como su pequeño pueden disfrutar de esa intimidad y ese vínculo tan especiales que propicia el amamantamiento.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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