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La quinta enfermedad es una enfermedad viral de la que la mayoría de los niños se recuperan rápidamente y sin complicaciones. También conocida como "eritema infeccioso", está provocada por el parvovirus B19. Es especialmente frecuente en niños de entre 5 y 15 años de edad.
La quinta enfermedad causa un sarpullido rojo característico en el rostro, que hace que parezca que al niño le han dado una bofetada en la mejilla. Pocos días después, el sarpullido se extiende hacia abajo, por tronco, brazos y piernas. Suele durar de una a tres semanas.
En los niños mayores y en los adultos, la quinta enfermedad puede causar dolor e inflamación en las articulaciones, síntomas que pueden durar de semanas a meses y, en contadas ocasiones, hasta años.
La quinta enfermedad comienza con fiebre baja, dolor de cabeza y síntomas catarrales leves (congestión o moqueo nasales). Estos síntomas desaparecen, y la enfermedad parece haber terminado hasta que aparece el sarpullido pocos días después. Los niños menores de 10 años son los más proclives a desarrollar la erupción o sarpullido.
Este, de un color rojo intenso, suele empezar en la cara. Luego aparecen manchas rojas (generalmente de un color más claro) en tronco, brazos y piernas. Al cabo de unos pocos días, la erupción, que puede picar, adopta un aspecto similar al del encaje, como si se tratara de una red.
Cuando parece que la erupción va a desparecer, puede parecer que empeora antes de acabar despareciendo por completo.
A veces, la quinta enfermedad también puede presentarse con ganglios linfáticos inflamados, rojez ocular, dolor de garganta, diarrea y, en contadas ocasiones, sarpullido similar a las ampollas o a los moretones. A veces, puede causar dolor o inflamación en las articulaciones (con frecuencia, en manos, muñecas, rodillas y tobillos), sobre todo en adultos y adolescentes.
Sí. Puesto que la erupción se debe a una reacción del sistema inmunitario que ocurre después de que haya pasado la infección, una persona con la quinta enfermedad es más contagiosa justo antes de desarrollar la erupción. Los niños no suelen contagiar la infección después de que les aparezca la erupción.
No existe una vacuna que sirva para prevenir la quinta enfermedad, y no hay ninguna forma de prevenir el contagio del virus porque la gente no lo suele contagiar una vez ya ha aparecido la erupción.
Lavarse las manos a conciencia y con frecuencia siempre es una buena idea porque puede ayudar a prevenir el contagio de muchas infecciones.
Los médicos suelen poder diagnosticar la quinta enfermedad simplemente viendo el sarpullido característico en cara y cuerpo. Si alguien no tiene sarpullido pero presenta otros síntomas, es posible que el médico solicite un análisis de sangre para ver si padece la quinta enfermedad.
La quinta enfermedad está provocada por un virus, de modo que no se puede tratar con antibióticos (los antibióticos matan bacterias, no virus). En la mayoría de los casos, se trata de una enfermedad leve que se resuelve por sí misma, no siendo necesario tomar ningún medicamento.
Por lo general, los niños con la quinta enfermedad se encuentran bastante bien y solo necesitan reposar. Después de que remita la fiebre y los síntomas catarrales leves, quedará muy poco por tratar, salvo la molestia del sarpullido.
Si a su hijo le pica el sarpullido, pregúntele al médico cómo le puede aliviar el malestar. Es posible que el médico también le recomiende paracetamol para la fiebre y el dolor articular. No le dé aspirina (o cualquier medicamento que contenga ácido acetilsalicílico) a su hijo, ya que se ha relacionado con una enfermedad muy poco frecuente pero grave llamada "síndrome de Reye".
La quinta enfermedad puede hacer enfermar a algunos niños con el sistema inmunitario debilitado (como los que tienen el SIDA o un cáncer) o con ciertos trastornos de la sangre (como la enfermedad de las células falciformes o la anemia hemolítica). El virus que causa la quinta enfermedad (parvovirus B19) puede enlentecer o bien detener temporalmente la fabricación de glóbulos rojos, unas células encargadas de transportar oxígeno por todo el cuerpo. Esto puede evolucionar a una anemia grave, que se debe tratar en el hospital.
Una infección por parvovirus B19 durante el embarazo puede provocar problemas en el feto, sobre todo durante la primera mitad de la gestación.
Llame al médico si su hijo tiene un sarpullido, sobre todo si el sarpullido está diseminado por todo el cuerpo o va acompañado de otros síntomas, como fiebre, síntomas catarrales o dolor articular.
Si está embarazada y desarrolla un sarpullido o si ha estado con alguien que padecía la quinta enfermedad (o con una persona que tenía un sarpullido inusual), llame al profesional de la salud que la atiende por su embarazo.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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