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La radiografía de tórax es un estudio seguro e indoloro en el que se utiliza una pequeña cantidad de radiación para obtener una imagen del tórax del paciente. Durante el estudio, un equipo de rayos X envía un haz de radiación a través del tórax y la imagen se registra en una película especial o en una computadora.
Esta imagen incluye los órganos y las estructuras como el corazón, los pulmones, los grandes vasos sanguíneos, el diafragma, parte de las vías respiratorias, los ganglios linfáticos, la parte superior de la columna vertebral, las costillas, la clavícula y el esternón.
Las imágenes de rayos X son en blanco y negro. Las partes densas del organismo, que bloquean el paso del haz de rayos X a través del organismo, como el corazón y los huesos, se ven de color blanco en la imagen. Las partes huecas del cuerpo, como los pulmones, permiten que el haz de rayos X los atraviese y aparecen en negro.
Las radiografías están a cargo de un radiólogo o técnico en rayos X. En general, se toman dos radiografías: una desde la parte posterior de la espalda si el niño es lo suficientemente grande como para quedarse parado para la radiografía y otra desde el costado. En el caso de los niños más pequeños se toma una imagen del frente del tórax así como del costado.
Las radiografías de tórax se utilizan para ayudar a detectar la causa de los síntomas como la tos, la falta de aire o el dolor de pecho. Es posible detectar señales de asma, neumonía, un pulmón colapsado, problemas cardíacos (como el corazón agrandado), costillas rotas o daños en los pulmones después de una lesión.
Las radiografías de tórax pueden revelar pequeños objetos metálicos (como monedas) que el paciente haya tragado. También pueden ayudar a confirmar si los conductos médicos se han colocado correctamente en los pulmones, el corazón, los vasos sanguíneos o el estómago.
No es necesario realizar ninguna preparación especial para las radiografías de tórax. Su hijo tendrá que quitarse toda la ropa y las alhajas desde la cintura hacia arriba, y colocarse una bata de hospital, ya que los botones, los cierres, los broches o las alhajas pueden interferir con las imágenes.
Si cree que su hija está embarazada, es importante que se lo comunique al técnico radiólogo o al médico. En general, se evita la realización de radiografías de tórax durante el embarazo porque hay una pequeña probabilidad de que la radiación dañe al bebé que aún se encuentra en el vientre. Pero si la radiografía es indispensable, es posible tomar precauciones para proteger al bebé.
Si bien el procedimiento puede durar 15 minutos o más desde que empieza hasta que termina, el tiempo de exposición real a la radiación suele ser inferior a medio segundo.
Su hijo tendrá que entrar en una sala especial que seguramente tendrá una camilla y una gran máquina de rayos X colgando del techo. Por lo general, se permite que los padres acompañen al niño para tranquilizarlo y brindarle apoyo.
Las radiografías de tórax se pueden realizar con el paciente parado, sentado o recostado. Esto depende de la afección de su hijo y del motivo para realizar la radiografía. El técnico colocará al niño en la posición adecuada, después se parará detrás de una pared o en la sala contigua para hacer funcionar la máquina. Los niños mayores deberán contener la respiración y permanecer quietos durante 2 a 3 segundos mientras se toma la radiografía. En el caso de bebés, es posible que sea necesario sujetarlos suavemente. Es muy importante que el paciente deje el tórax quieto para evitar que la imagen de la radiografía salga borrosa. Por lo general, se toman dos radiografías: una desde la espalda y otra desde el costado.
Si su hijo está hospitalizado y no puede ser transportado al departamento de radiología, es posible llevar una máquina portátil de rayos X hasta su habitación. Los equipos portátiles suelen utilizarse en las salas de emergencia, las unidades de cuidados intensivos o los quirófanos. En este caso, es posible que solo se saque una radiografía, por lo general, desde el frente.
Su hijo no sentirá nada mientras le realizan la radiografía. Tal vez, la sala de rayos esté fría porque se utiliza aire acondicionado para mantener el equipo.
Es posible que las posiciones para la radiografía resulten incómodas, pero sólo es por unos segundos. Si su hijo está lesionado y no puede permanecer en la posición necesaria, quizás el técnico pueda encontrar una posición más cómoda para su hijo. Los bebés suelen llorar en la sala de rayos X, en especial si están sujetos, pero esto no interfiere con el procedimiento.
Si permanece en la sala durante la realización de la radiografía, tendrá que usar un delantal de plomo para proteger algunas partes del cuerpo. Los órganos reproductivos de su hijo se protegerán con una placa de plomo.
Una vez tomadas las radiografías, usted y su hijo tendrán que esperar unos minutos mientras procesan las imágenes. Si están borrosas o no son claras, tal vez sea necesario repetir las radiografías.
Las imágenes de las radiografías serán examinadas por un radiólogo (un médico especialmente entrenado para leer e interpretar las imágenes de rayos X). Los radiólogos envían un informe al médico de su hijo, quien hablará con usted acerca de los resultados y le explicará qué significan.
En una emergencia, los resultados de las radiografías pueden estar listos en un plazo de tiempo breve. De lo contrario, los resultados suelen estar listos en 1 ó 2 días. En la mayoría de los casos, los resultados no se pueden entregar directamente al paciente o a la familia en el momento del examen.
En general, las radiografías de tórax son muy seguras. Si bien toda exposición a la radiación representa algún riesgo para el organismo, la cantidad de radiación que se utiliza en las radiografías de tórax es pequeña y no se considera peligrosa. Es importante saber que el radiólogo utilizará la cantidad mínima de radiación necesaria para obtener los mejores resultados.
Los bebés en desarrollo son más sensibles a la radiación y tienen más riesgos de sufrir daños, por lo tanto, si su hija está embarazada, asegúrese de informárselo al médico y al técnico radiólogo.
Puede ayudar a su hijo a prepararse para la radiografía de tórax explicándole en qué consiste el examen en palabras sencillas antes del procedimiento. Seguramente lo ayudará si le explica que las radiografías son muy similares a posar para una fotografía.
Puede describir la sala y el equipo que se utilizará y tranquilizar a su hijo explicándole que usted estará allí para acompañarlo. En el caso de los niños mayores, asegúrese de explicarles que es importante quedarse quietos cuando les toman la radiografía para que no sea necesario repetirla.
Si tiene preguntas acerca de por qué es necesario realizar una radiografía de tórax, hable con el médico. También puede hablar con el técnico encargado de realizar la radiografía antes del procedimiento.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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