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La leche, los huevos, la soja, el trigo, los frutos secos, los cacahuetes, el pescado y el marisco se encuentran entre los alimentos que causan más alergias.
Las alergias alimentarias pueden causar reacciones graves e incluso mortales. Por eso es importante saber reconocer una reacción alérgica para estar bien preparado por si ocurriera.
En las alergias alimentarias, el cuerpo responde como si un alimento en particular fuera perjudicial. Consecuentemente, el sistema inmunitario (que normalmente lucha contra las infecciones y las enfermedades) crea anticuerpos para que luchen contra el alérgeno alimentario.
Cada vez que una persona come (o, en algunos casos, manipula o inspira) el alimento, su cuerpo libera sustancias químicas como la histamina. Esto es lo que desencadena los síntomas alérgicos, que pueden afectar al sistema respiratorio, al tubo digestivo, a la piel o al sistema cardiovascular.
Entre estos síntomas se encuentran los siguientes:
La gente suele confundir las alergias alimentarias con la intolerancia alimentaria porque ambas afecciones tienen síntomas similares. Los síntomas de la intolerancia alimentaria abarcan los eructos, la indigestión, los gases (o flatulencias), las heces blandas, el dolor de cabeza, el nerviosismo o la sensación de estar ruborizado. Pero la intolerancia alimentaria:
Un niño puede ser a alérgico a cualquier alimento, pero los siguientes ochos alérgenos alimentarios explican el 90% de todas las reacciones alérgicas en los niños:
Por lo general, la mayoría de los niños con alergias alimentarias las supera con la edad. Aproximadamente el 80% de los niños que son alérgicos a la leche acaba superando esta alergia al crecer. Aproximadamente dos tercios de los niños con alergia al huevo y en torno al 80% de los niños con alergia al trigo, superan su alergia alimentaria cuando tienen unos 5 años de edad. Pero hay otros tipos de alergias alimentarias que pueden ser más difíciles de superar con la edad.
Las reacciones alérgicas a alimentos pueden variar de una persona a otra. A veces, la misma persona puede reaccionar de forma diferente en momentos diferentes. Por eso, es importante saber identificar lo antes posible y tratar rápidamente las reacciones alérgicas a los alimentos.
Estas reacciones pueden:
Las reacciones alérgicas pueden afectar a cualquiera de las siguientes áreas del cuerpo:
A veces, una alergia alimentaria puede causar una reacción grave llamada anafilaxia, incluso aunque la reacción inmediatamente anterior haya sido leve. La anafilaxia puede empezar con algunos de los síntomas propios de una reacción alérgica menos grave, pero los síntomas pueden empeorar rápidamente. La persona puede tener dificultades para respirar o llegarse a desmayar. En una anafilaxia siempre participa más de una parte del cuerpo. Y, si no se trata, puede ser de riesgo vital.
Si el médico sospecha que su hijo podría tener una alergia alimentaria, lo más probable es que le pregunte sobre:
El médico estudiará si alguna otra afección podría estar provocando los síntomas que presenta su hijo. Por ejemplo, si su hijo parece tener diarrea después de beber leche, el médico analizará si la intolerancia a la lactosa podría ser la causa de sus síntomas. La enfermedad celíaca, una afección en que no se tolera la proteína del gluten también puede causar síntomas similares.
Si el médico de su hijo cree que podría tener una alergia alimentaria, lo más probable es que lo envíe a un alergólogo (un médico especializado en alergias), quien les hará más preguntas y explorará a su hijo. Lo más probable es que el alergólogo le pida algunas pruebas que le ayudarán a hacer el diagnóstico, como:
Pero, si los resultados de las dos pruebas anteriores no son claros, es posible que el alergólogo crea conveniente hacerle una prueba de provocación.
De todos modos, esta prueba se hace mucho más a menudo para determinar si una persona ha dejado de ser alérgica a un alimento en concreto.
Si su hijo tiene una alergia alimentaria, su alergólogo lo ayudará a elaborar un plan de tratamiento. El tratamiento suele consistir en evitar el alérgeno y todos los alimentos que los contengan.
Necesitará leer todas etiquetas alimentarias para poder evitar el alérgeno. Los fabricantes de productos alimenticios que se venden en EE.UU. deben informar en las etiquetas si sus productos contienen los ocho alérgenos alimentarios más frecuentes: leche, huevos, pescado, marisco, frutos secos, cacahuetes, trigo o soja.
Para obtener más información sobre los alimentos a evitar, puede consultar páginas de internet, como la de la Red de Educación e Investigación sobre Alergias Alimentarias: Food Allergy Research and Education network (FARE, por sus siglas en inglés).
Las alergias alimentarias no se pueden curar. Pero hay medicamentos para tratar tanto los síntomas leves de las reacciones alérgicas como los graves. Se pueden usar antihistamínicos para tratar síntomas aislados, como la urticaria, el moqueo nasal o el dolor de barriga asociados a una reacción alérgica.
Si a su hijo le han diagnosticado una alergia alimentaria, su médico querrá que tenga siempre a mano un auto-inyectable de epinefrina por si presentara una reacción alérgica grave.
Un auto-inyectable de epinefrina es un medicamento de venta con receta médica que viene en un envase pequeño y fácil de trasportar. Es fácil de usar. El médico de su hijo le enseñará a usarlo. A los niños que son lo bastante mayores, se les puede enseñar a ponerse el auto-inyectable. Si su hijo es lo bastante mayor como para llevar el inyectable, siempre debería llevarlo encima, en vez dejarlo en su casillero o en la enfermería de su centro escolar.
Independientemente de dónde esté su hijo, sus cuidadores deben saber dónde se guarda el inyectable de epinefrina y poder acceder a él con facilidad; también deben saber ponérselo. El personal de la escuela de su hijo debe estar informado sobre su alergia y disponer de una copia del plan de acción contra ella. También debe poder acceder siempre a los medicamentos de su hijo. Considere también la posibilidad de que su hijo lleve siempre puesta una pulsera de alerta médica.
Entre los signos y los síntomas de la anafilaxia, se incluyen los siguientes:
Cada segundo cuenta en una reacción alérgica. Si su hijo empieza a presentar síntomas alérgicos graves, póngale el auto-inyectable de epinefrina de inmediato. Póngaselo también si los síntomas que presenta su hijo afectan a más de una parte de su cuerpo, como urticaria añadida a vómitos Luego llame al teléfono de emergencias (911 en EE.UU.) y lleve a su hijo a un servicio de urgencias médicas. Después de tener una reacción alérgica grave, su hijo deberá estar bajo supervisión médica porque, incluso aunque parezca que ya ha pasado lo peor, se podría producir una segunda ráfaga u oleada de síntomas alérgicos graves.
También es una buena idea llevar encima un antihistamínico de venta sin receta médica porque puede ayudar a tratar los síntomas alérgicos de carácter leve. Pero, si su hijo presenta una reacción alérgica de riesgo vital, dele el antihistamínico después de la epinefrina, nunca en vez de ella.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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