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El síndrome de Reye es una enfermedad sumamente infrecuente pero grave que puede afectar al cerebro y al hígado. Es más frecuente en los niños que se están recuperando de una infección de origen viral.
Aún no se entiende del todo bien, pero los estudios han relacionado este síndrome con el uso de medicamentos que contienen salicilatos (como la aspirina, que contiene ácido acetilsalicílico) durante una enfermedad viral.
Raramente, puede causar la muerte en un plazo de horas. Puesto que se trata de una afección de riesgo vital, el síndrome de Reye se considera una urgencia médica.
La detección precoz y el tratamiento inmediato son fundamentales. Las probabilidades de una recuperación total mejoran cuando el síndrome de Reye se trata en sus primeras etapas.
El síndrome de Reye afecta principalmente a niños de entre 4 y 14 años de edad. La cantidad de casos de esta enfermedad ha disminuido considerablemente desde que los médicos empezaron a recomendar no administrar medicamentos que contengan salicilatos (como la aspirina) a niños y adolescentes, sobre todo durante enfermedades de origen viral.
La mayoría de los casos de este síndrome ocurren durante las epidemias de enfermedades virales, como durante los meses de verano o después de un brote de varicela o de gripe.
Los signos y los síntomas del síndrome de Reye casi siempre van precedidos de una enfermedad provocada por un virus, como una infección de las vías altas (un resfriado, una gripe, etc.), una enfermedad que provoca diarrea o una varicela.
El síndrome de Reye puede empezar desde el primer día de una infección viral hasta dos semanas después de este tipo de infección. Entre sus síntomas, se incluyen los siguientes:
Entre otros síntomas posibles, se incluyen los cambios en la vista, los problemas auditivos y el habla anormal. En las etapas más tardías, el niño:
Aunque se trata de una enfermedad rara, el diagnóstico de síndrome de Reye se debe tener en cuenta si un niño está vomitando mucho o presenta cambios en su comportamiento o estado mental, sobre todo si esto ocurre durante o poco después de una enfermedad viral.
Los niños con este síndrome se suelen tratar en un hospital. Aquellos que estén gravemente enfermos deberán ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
El tratamiento es de soporte vital, porque este síndrome no tiene cura. El equipo médico se centrará en:
Entre las pruebas que se pueden hacer, se incluyen los análisis de sangre, para controlar las concentraciones de electrolitos y la función hepática, así como técnicas de diagnóstico por la imagen, como la tomografía axial computada (TAC) o la resonancia magnética (RM). Otras pruebas que se pueden hacer son: una punción lumbar (para comprobar la presión y tomar muestras del líquido alrededor del cerebro y la médula espinal), una biopsia del hígado y un electroencefalograma (una prueba que monitorea la actividad cerebral).
El niño también puede recibir:
Si hubiera convulsiones, estas se tratarían con medicación. Si la respiración se enlentece demasiado o no resulta eficaz, el niño puede requerir ayuda respiratoria, a través de máquinas de ventilación o respiradores.
El pronóstico de los niños con síndrome de Reye ha mejorado gracias al diagnóstico precoz y a las mejoras en su tratamiento. Si un niño llega a las etapas posteriores del síndrome, puede sufrir lesiones cerebrales, tener discapacidades o llegar a morir.
Llame al médico de su hijo o reciba ayuda médica inmediata si:
Esto es más importante si su hijo acaba de pasar una enfermedad de origen viral, como una gripe o un catarro.
Por descontado, muchos niños con enfermedades virales presentarán algunos de estos síntomas, y la mayoría de ellos no habrán contraído el síndrome de Reye. Pero es mejor estar seguro de ello, porque un diagnóstico precoz es la clave del tratamiento eficaz de este síndrome.
No use nunca aspirina ni otros medicamentos que contengan salicilatos para tratar la varicela, la gripe o cualquier otra enfermedad de origen viral. Muchos medicamentos de venta libre (los que se pueden comprar sin receta) contienen salicilatos, incluido el subsalicilato de bismuto (por ejemplo, Pepto-Bismol). Asegúrese de leer atentamente los prospectos o de hablar con el médico de su hijo cuando dude sobre si un medicamento es o no seguro para su hijo.
Por lo general, los niños y los adolescentes no deben tomar salicilatos (como la aspirina), a no ser que se cuente con la aprobación de su médico para tratar ciertas afecciones.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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