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Algunos niños se preocupan un poco cuando saben que "irán al médico". Ya sea que vayan a ver al médico de atención primaria (de cabecera) para un control de rutina o que vayan a ver a un especialista debido a un problema, los niños podrían tener miedo o incluso sentirse culpables.
Algunos de estos sentimientos afloran fácilmente y los niños pueden hablar de ellos. Otros se mantienen en secreto. He aquí cómo ayudar a su hijo a hablar de sus temores y superarlos.
Entre las cosas que preocupan a los niños cuando van al médico se encuentran las siguientes:
Además, los niños con frecuencia tienen sentimientos de culpa: tal vez crean que su enfermedad o afección es un castigo por algo que han hecho o deberían haber hecho. Los niños que se sienten culpables también podrían creer que los exámenes y los procedimientos médicos forman parte de su castigo.
Anime a sus hijos a expresar sus miedos y después abórdelos de un modo que ellos comprendan. Aquí se incluyen algunas maneras prácticas de hacerlo:
Prepare a los niños avisándoles que visitarán al médico para que no los tome por sorpresa. Cuando les explique el motivo de la visita, hable del médico de forma positiva.
Si irá a un control de salud habitual, explíqueles que se trata de una visita de rutina: "El médico controlará cómo estás creciendo y desarrollándote, y te hará preguntas y te revisará para asegurarse de que tu cuerpo esté sano. Y podrás hacerle todas las preguntas que quieras sobre tu cuerpo y tu salud". Explíqueles que los niños sanos van al médico.
Si la visita es para diagnosticar y tratar una enfermedad o afección, explíqueles (con palabras que no los asusten) que el médico "necesita revisarlos para saber cómo resolver el problema y ayudarlos a mejorar".
Si su hijo va al médico debido a una enfermedad u otra afección, hable del problema de salud con un lenguaje neutral y tranquilice a su hijo: "Esto no se debe a nada que hayas hecho ni que te hayas olvidado de hacer. Las enfermedades de este tipo les ocurren a muchos niños. Tenemos mucha suerte de tener médicos que pueden encontrar las causas y que saben cómo ayudarnos a mejorar".
Si usted, su pareja, otros parientes o amigos tuvieron (o tienen) la misma afección, comparta esta información. Saber que otras personas han pasado por lo mismo puede ayudar a aliviar los temores.
Si su hijo ve al médico por algo que provocó burlas o rechazo de parte de otros niños (o incluso de adultos), trabaje para aliviar la vergüenza y la culpa. Con frecuencia, otras personas malinterpretan los problemas como los piojos, la picazón causada por oxiuros, orinarse de día o mojar la cama. Demuestre su apoyo y tranquilice a su hijo explicándole que esta afección no es su culpa y que muchos niños la padecen.
Si su hijo se lesionó por no respetar las reglas de seguridad, señale la relación de causa y efecto que hay entre la acción y la lesión, pero evite culparlo. Podrá decir: "Probablemente no comprendiste el peligro de lo que hiciste, pero estoy segura de que ahora lo comprendes y sé que no vas a volver a hacerlo". Si su hijo desobedece reiteradamente las reglas y se lesiona, hable con el médico. Este tipo de comportamiento inquietante debe ser observado de cerca.
En todos los casos, asegúrese de explicar (en especial a los niños pequeños) que ir al médico no es un castigo. Ayude a los niños a comprender que los adultos van al médico igual que los niños y que el trabajo del médico consiste en ayudar a las personas a mantenerse saludables y resolver cualquier problema.
Los niños pequeños aprenden mejor mientras juegan y esta puede ser una manera de responder las preguntas y aliviar los temores que su hijo puede tener. Puede usar un muñeco para mostrarle a su hijo pequeño de qué manera un enfermero controlará su estatura y su peso, o mostrarle las partes del examen de rutina.
Hay muchos libros para niños en los que se explica cómo es una visita al médico. También es útil dramatizar cómo el médico podría hacer lo siguiente:
Es importante que los padres les hagan saber a los niños que lo que les enseñaron sobre la privacidad de sus cuerpos sigue siendo cierto, pero que los médicos, los enfermeros y los padres a veces deben examinar todas las partes del cuerpo. Pero remarque que estas personas son las únicas excepciones. Y tranquilice a su hijo explicándole que usted estará en el consultorio en todo momento.
Si su hijo irá al médico porque tiene una enfermedad o afección o si visitará a un especialista, tal vez ni siquiera usted sepa qué esperar durante la visita.
Cuando haga la cita, pida hablar con el médico o un enfermero para obtener información general sobre lo que ocurrirá durante la visita al consultorio. Después, podrá explicarle esto a su hijo con un idioma claro y adecuado para su edad. Sea sincero si sabe que algún procedimiento podría causarle un poco de vergüenza, molestias o incluso dolor. Pero no le dé demasiados detalles. Su hijo se sentirá más seguro si sabe qué está ocurriendo y por qué.
Los niños hacen frente al dolor y las molestias con más facilidad si están preparados y aprenderán a confiar en usted si usted es sincero con ellos. Si no sabe mucho acerca de una enfermedad o afección, admítalo pero tranquilice a su hijo diciéndole que los dos podrán hacerle preguntas al médico. Escriba las preguntas de su hijo.
Tranquilice a su hijo explicándole que usted estará allí y que el procedimiento es realmente necesario para resolver (o determinar cómo resolver) el problema. (Tal vez, los adolescentes prefieran que los examinen sin que estén presentes sus padres o únicamente con la presencia de un padre o una persona del mismo sexo. Debe respetar esta preferencia).
Si se tomará una muestra de sangre, tenga cuidado de cómo lo explica. Algunos niños pequeños se asustan porque creen que "extraer sangre" significa que les extraerán toda la sangre. Explíquele que el cuerpo contiene mucha sangre y que solo se necesita una cantidad muy pequeña para el análisis.
Una vez más, asegúrese de que su hijo comprenda que la visita al médico no es un castigo por haberse portado mal o haber desobedecido.
Es importante escoger al médico con cuidado. Querrá tener un médico inteligente y competente. Pero también debe ser un médico que comprenda las necesidades de los niños y sus temores, y que se comunique fácilmente con ellos, de manera amable y sin hablarles con desdén.
Durante el examen físico, el médico inspecciona, palpa y revisa varias partes del cuerpo; algunas de ellas pueden causarles vergüenza a los niños o incluso hacerlos sentir físicamente incómodos. Una buena relación entre el médico y el paciente puede ayudar a aliviar estos sentimientos.
Si un médico le parece crítico, poco comunicativo, desinteresado o distante, no tenga miedo de cambiar de médico. Pida recomendaciones a otros padres o a otros médicos en quienes confíe.
Si su hijo necesita ver a un especialista, pídale a su médico que le recomiende uno que tenga conocimientos y experiencia, y que sea amable. Después de todo, eso es lo que buscamos en nuestros propios médicos; por lo tanto, deberíamos buscar lo mismo para nuestros hijos.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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