Atravesaron el embarazo, el trabajo de parto y el parto, y ahora están preparados para ir a casa y comenzar la vida con su bebé. Pero una vez en casa, es posible que sientan que no tienen idea de lo que están haciendo.
Estos consejos pueden ayudar incluso a los padres primerizos más nerviosos a sentirse rápidamente confiados en la tarea de cuidar de un recién nacido.
Considere recibir ayuda durante este tiempo, que puede ser muy abrumador y agitado. Mientras esté en el hospital, hable con los expertos que lo rodean. Muchos hospitales tienen especialistas en alimentación o consultores de lactancia que pueden ayudarlo a comenzar a amamantar o dar el biberón. Los enfermeros también son un excelente recurso para aprender a alzar, hacer eructar, cambiar y cuidar al bebé.
Para recibir ayuda en el hogar, tal vez quiera contratar a una enfermera de bebés, una comadre o un vecino adolescente responsable que ayude durante unos días después del nacimiento. El médico o el hospital puede ayudarlo a buscar información acerca de la ayuda en el hogar y tal vez pueda recomendarle algunas agencias de asistencia en el hogar.
Con frecuencia, los parientes y amigos también quieren ayudar. Aun cuando no esté de acuerdo en algunas cosas, no desprecie su experiencia. Pero si no tiene ganas de recibir visitas o tiene otras preocupaciones, no se sienta culpable de restringir las visitas.
Si no ha pasado mucho tiempo cerca de recién nacidos, su fragilidad tal vez le resulte intimidante. Aquí se incluyen algunos aspectos básicos para tener en cuenta:
La creación de lazos afectivos probablemente sea una de las partes más placenteras del cuidado de los bebés y se da en el momento de mayor sensibilidad durante las primeras horas y días posteriores al parto, cuando los padres establecen una profunda conexión con el bebé. La cercanía física puede fomentar la conexión emocional.
Para los bebés, el apego favorece el crecimiento emocional, lo cual afecta su desarrollo en otras áreas, como el crecimiento físico. Otra forma de crear lazos afectivos es "enamorarse" del bebé. Los niños se desarrollan bien cuando tienen un padre u otro adulto en su vida que los ama incondicionalmente.
Comience a crear lazos afectivos acunando a su bebé y acariciándolo suavemente. Tanto usted como su pareja pueden aprovechar la posibilidad de hacer contacto "piel a piel" mientras acunan o alimentan al bebé.
Los bebés, especialmente los prematuros y los que tienen afecciones médicas, tal vez respondan a los masajes para bebés. Algunos tipos de masajes pueden mejorar la creación de lazos afectivos y ayudar al crecimiento y el desarrollo del bebé. Existen muchos libros y videos sobre masajes para bebés; pídale a su médico que le recomiende algunos. Sin embargo, es necesario tener cuidado porque los bebés no son tan fuertes como los adultos; por lo tanto, es importante masajearlos con suavidad.
Los bebés suelen adorar los sonidos de la voz, cuando les hablan, les cantan, les balbucean o los arrullan. Probablemente, a su bebé también le agrade escuchar música. Los sonajeros y los móviles musicales son otras buenas formas de estimular el oído de su bebé. Si su pequeño está molesto, intente cantarle, recitarle un poema o una canción infantil, o leerle en voz alta mientras lo acuna suavemente en una silla.
Algunos bebés son más sensibles que otros al tacto, la luz o los sonidos y tal vez se asusten o lloren con facilidad, duerman menos de lo esperado o den vuelta la cara cuando alguien les habla o les canta. Si le ocurre esto con su bebé, reduzca el ruido y las luces a un nivel mínimo o moderado.
Otra técnica para tranquilizar a los bebés, que resulta muy útil para algunos bebés durante las primeras semanas, es fajarlo (envolverlo con una manta de manera que le quede apretada). Todo padre primerizo debería aprender a hacerlo. Para "fajar" correctamente a los bebés, es necesario mantener los brazos cerca del cuerpo y permitir algún movimiento de las piernas. Fajar al bebé no solo sirve para mantenerlo abrigado, sino que parece darles a los recién nacidos una sensación de seguridad y comodidad. Fajar al bebé también puede servir para reducir el reflejo de sobresalto, que puede despertar al bebé.
Esta es la forma de fajar a un bebé:
Probablemente, antes de volver a casa ya tenga decidido si usará pañales desechables o de tela. Sin importar cuál use, su pequeño ensuciará los pañales unas 10 veces al día, o aproximadamente 70 veces por semana.
Antes de cambiarle el pañal al bebé, asegúrese de tener todo lo que necesita a su alcance. De esta manera, no tendrá que dejar al bebé sin atención sobre el cambiador. Necesitará lo siguiente:
Después de cada movimiento de vientre o si el pañal está húmedo, coloque a su bebé boca arriba y quite el pañal sucio. Use agua, copos de algodón y un paño o toallitas para limpiar suavemente la zona genital del bebé. Al quitar el pañal de un niño, hágalo con cuidado, porque la exposición al aire puede hacer que orine. Al limpiar la zona genital de una niña, límpiela de adelante hacia atrás para evitar una infección del tracto urinario. Para prevenir o curar una erupción, aplique ungüento. Recuerde siempre lavarse las manos después de cambiar un pañal.
La dermatitis del pañal es una preocupación común. En general, la dermatitis es una erupción de color rojo, con bultos, y desaparece en unos pocos días con baños tibios, un poco de crema y algo de tiempo sin el pañal. La mayoría de las erupciones ocurren porque la piel del bebé es sensible y se irrita con los pañales húmedos o sucios.
Para prevenir o curar la dermatitis del pañal, ponga en práctica los siguientes consejos:
Si la dermatitis del pañal continúa durante más de tres días o parece estar empeorando, llame al médico. Puede deberse a una infección con un hongo que requiera un medicamento con receta.
Debe darle a su bebé un baño de esponja hasta que ocurra lo siguiente:
Durante el primer año, es suficiente con un baño entre dos y tres veces por semana. Los baños más frecuentes pueden provocar sequedad en la piel.
Tenga estos elementos preparados antes de bañar a su bebé:
Baños de esponja. Para darle un baño de esponja, busque una superficie plana y segura (como la mesa de cambiar al bebé, un piso o una encimera) en una habitación cálida. Llene un lavabo, si hay alguno cerca, o un recipiente con agua tibia (no caliente). Desvista al bebé y envuélvalo con una toalla. Límpiele los ojos al bebé con un paño (o un copo de algodón limpio) embebido en agua, comenzando por un ojo y limpiándolo desde la esquina interna hacia la esquina exterior. Use un extremo limpio del paño u otro copo de algodón para lavar el otro ojo. Limpie la nariz y las orejas del bebé con un paño húmedo. Después, vuelva a humedecer el paño con un poco de jabón, lávele la cara suavemente y séquela con una toalla sin frotarle la piel.
A continuación, con un champú para bebé, haga espuma y lave suavemente la cabeza del bebé. Luego enjuáguela. Con jabón y un paño húmedo, lave suavemente el resto del cuerpo, prestando especial atención a los pliegues que se forman debajo de los brazos, detrás de las orejas, alrededor del cuello y en la zona genital. Una vez que haya limpiado estas áreas, asegúrese de que estén bien secas. Después, colóquele el pañal y vista al bebé.
Baños en bañera. Cuando su bebé esté preparado para un baño en bañera, los primeros baños deben ser breves y apacibles. Si el bebé se pone molesto, vuelva a bañarlo con esponja durante una o dos semanas. Después vuelva a intentar bañarlo en una bañera.
Además de los elementos que mencionamos más atrás, también necesitará lo siguiente:
Desvista al bebé y después colóquelo inmediatamente en el agua, en una habitación cálida, para evitar que le dé frío. Asegúrese de que el agua de la bañera no tenga más de 2 a 3 pulgadas de profundidad y que ya no esté entrando más agua en la bañera. Use una mano para sujetar la cabeza del bebé y la otra para guiar primero los pies del bebé dentro del agua. Háblele suavemente y coloque lentamente al bebé dentro de la bañera hasta que el agua le llegue al pecho.
Use un paño para lavarle la cara y el cabello. Masajee suavemente el cuero cabelludo del bebé con las yemas de los dedos o con un cepillo blando para bebés, incluso en la zona de las fontanelas (zonas blandas) en la parte superior de la cabeza. Cuando enjuague el jabón o el champú de la cabeza de su bebé, coloque una mano en la frente para que el jabón vaya hacia los costados y no le entre en los ojos al bebé. Lave suavemente el resto del cuerpo del bebé con agua y una pequeña cantidad de jabón.
A lo largo del baño, vierta regularmente agua sobre el cuerpo del bebé para que no tenga frío. Después del baño, envuelva inmediatamente al bebé con una toalla y asegúrese de cubrirle la cabeza. Las toallas con capucha para bebés son ideales para mantener abrigado a un bebé recién bañado.
Jamás deje solo al bebé mientras lo esté bañando. Si necesita salir del baño, envuelva al bebé en una toalla y llévelo con usted.
Inmediatamente después de la circuncisión, la punta del pene suele estar cubierta con gasa embebida en vaselina para evitar que la herida se pegue al pañal. Repase suavemente la punta limpia con agua tibia después de cambiarle el pañal. A continuación, coloque vaselina en la punta del pene para que no se pegue al pañal. El enrojecimiento o la irritación del pene debería sanar en unos pocos días, pero si el enrojecimiento empeora, hay inflamación o ampollas llenas de pus, es posible que haya una infección y debe llamar al médico de su bebé inmediatamente.
El cuidado del cordón umbilical en los recién nacidos también es importante. Algunos médicos sugieren limpiar la zona con un hisopo con alcohol hasta que el muñón del cordón se seque y se caiga, lo que suele ocurrir en 10 días a 3 semanas. Pero otros médicos recomiendan no tocar la zona. Hable con el médico de su hijo para saber qué prefiere.
La zona del ombligo del bebé no se debe sumergir en agua hasta que se caiga el muñón del cordón umbilical y la zona se haya curado. Hasta que se caiga, el muñón del cordón cambiará de color y pasará de amarillo a marrón o negro. Esto es normal. Llame al médico si la zona del ombligo se ve roja, tiene olor desagradable o supura.
Sin importar si alimenta a su bebé con pecho o con biberón, probablemente se asombre de la frecuencia con la que es necesario hacerlo. En general, se recomienda alimentar a los bebés por demanda; cada vez que parezcan tener hambre. Tal vez su bebé se lo haga saber llorando, llevándose los dedos a la boca o haciendo sonidos de succión.
Los bebés recién nacidos necesitan recibir alimento cada 2 a 3 horas. Si está amamantando, dele a su bebé la posibilidad de tomar entre 10 y 15 minutos de cada pecho. Si lo está alimentando con fórmula, lo más probable es que su bebé tome aproximadamente 2 a 3 onzas (60 a 90 mililitros) cada vez que lo alimente.
Algunos recién nacidos tal vez necesiten que los despierten cada unas pocas horas para asegurarse de que coman lo suficiente. Si necesita despertar con frecuencia al recién nacido o si su bebé no parece interesado en comer o succionar, llame al médico.
Si lo está alimentando con fórmula, puede controlar fácilmente si su bebé está recibiendo suficiente alimento; pero si lo amamanta, puede resultar un poco más difícil. Si su bebé parece estar satisfecho, moja aproximadamente seis pañales y mueve el vientre varias veces al día, duerme bien y aumenta regularmente de peso, entonces es probable que esté comiendo lo suficiente.
Otra buena manera de determinar si su bebé está tomando leche es fijarse si sus pechos se sienten llenos antes de alimentar al bebé y no tanto después de hacerlo. Hable con el médico si está preocupado por el crecimiento o el horario de alimentación de su hijo.
Con frecuencia, los bebés tragan aire cuando se alimentan y esto puede hacer que estén molestos. Para ayudar a prevenir este problema, haga eructar al bebé con frecuencia. Intente hacerlo eructar cada 2 a 3 onzas (de 60 a 90 ml) de leche si le da el biberón o cada vez que lo cambie de pecho si lo amamanta.
Si su bebé es proclive a tener gases, tiene reflujo gastroesofágico o parece inquieto mientras lo alimenta, intente hacerlo eructar tras cada onza (30 ml) de leche si le da el biberón o cada cinco minutos si lo amamanta.
Pruebe estos consejos para hacerlo eructar:
Si el bebé no eructa al cabo de unos pocos minutos, cámbielo de postura e intente hacerlo eructar durante unos pocos minutos más antes de volverlo a alimentar. Cada vez que termine de alimentarlo, haga eructar al bebé. Después, manténgalo erguido durante al menos 10 a 15 minutos para evitar que regurgite.
Como padre primerizo, tal vez lo sorprenda saber que los recién nacidos, que parecen necesitarlo cada minuto del día, en realidad duermen aproximadamente 16 horas o más.
Los recién nacidos suelen dormir por períodos de 2 a 4 horas. No espere que el suyo duerma durante toda la noche. El sistema digestivo de los bebés es tan pequeño que necesitan que los alimenten cada unas pocas horas y es necesario despertarlos si no han recibido alimento durante 4 horas (o con más frecuencia si el médico está preocupado por el aumento de peso).
¿Cuándo puede esperar que el bebé duerma toda la noche? Muchos bebés duermen toda la noche (entre 6 y 8 horas) a los tres meses de edad, pero si el suyo no lo hace, no tiene por qué preocuparse. Al igual que los adultos, los bebés deben desarrollar sus propios patrones y ciclos de sueño. Por eso, si el recién nacido aumenta de peso y está saludable, no se desespere si no duerme toda la noche a los 3 meses de edad.
Es importante que siempre ponga al bebé boca arriba para dormir a fin de reducir el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante. Otras prácticas de seguridad para el momento de dormir incluyen las siguientes: no usar mantas, acolchados, piel de oveja, peluches ni almohadas en la cuna o el moisés (estos elementos pueden ahogar al bebé) y compartir la habitación (pero no la cama) con los padres durante los primeros seis a doce meses. Además, debe asegurarse de cambiar la posición de la cabeza del bebé de una noche a otra (primero a la derecha y luego a la izquierda) para prevenir el desarrollo de una zona plana en uno de los costados de la cabeza.
Muchos recién nacidos tienen el día y la noche "intercambiados". Suelen estar más despiertos y alerta durante la noche y más somnolientos durante el día. Una manera de ayudarlos es reducir al mínimo la estimulación durante la noche. Mantenga una iluminación suave, por ejemplo usando un velador. Deje los juegos y las charlas con el bebé para el día. Cuando su bebé se despierte durante el día, intente mantenerlo despierto un rato más hablándole y jugando.
Aunque es probable que tratar con un recién nacido le provoque ansiedad, en unas semanas desarrollará una rutina y será todo un experto. Si tiene alguna pregunta o hay algo que le preocupa, pídale a su médico que le recomiende recursos que podrán ayudarlos a usted y a su bebé a crecer juntos.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
© 1995-2024 KidsHealth ® Todos los derechos reservados. Imagenes proporcionadas por iStock, Getty Images, Corbis, Veer, Science Photo Library, Science Source Images, Shutterstock, y Clipart.com