Cada día, cuando Elena volvía del colegio, su gato Tomaso salía a recibirla. Entonces ella lo cogía en brazos y lo estrujaba entre sus brazos. Pero un día, Elena llegó a casa y su gato no estaba allí. Su madre le dijo que Tomaso había muerto.
Millones de personas de todo el mundo tienen mascotas en casa. Tal vez tengas una mascota y tal vez también la tengan algunos amigos tuyos. Una mascota puede ser un amigo muy especial, y quizás pienses en ella como en un miembro más de la familia. Una mascota puede jugar contigo o simplemente estar a tu lado cuando no te apetece hablar.
Lamentablemente, las mascotas no pueden acompañarnos siempre. Como cualquier otro ser vivo, a todas les llega la muerte en algún momento. Algunas se mueren de viejas porque su cuerpo ya no puede resistir más. Otras se mueren a consecuencia de un accidente. Algunas mascotas se ponen demasiado enfermas para que les merezca la pena seguir viviendo. Incluso cuando un médico de animales (un veterinario) hace todo lo posible, hay algunos problemas de salud que no tienen solución.
Si tu mascota está sufriendo mucho y nunca va a mejorar, es posible que tus padres y el veterinario decidan dejarla morir. Para que el proceso sea más rápido e indoloro, probablemente el veterinario le administrará un medicamento que le ayudará morir. Para ello, le pondrá un tipo especial de inyección que le ayudará a morir en paz. No obstante, tomar la decisión de ayudar a morir a un animal es muy duro.
Es triste que muera un animal querido. De todos modos, es posible que al principio no sientas nada. En tal caso, estará bien. O tal vez tengas muchas ganas de llorar y eso también estará bien. Tal vez te sientas solo porque considerabas a tu mascota un amigo muy especial. Hasta es posible que estés furioso con el veterinario por no ser capaz de salvarle la vida. Tal vez te sientas culpable al recordar alguna vez en que no te portaste bien con tu mascota.
Algunos niños, cuando se les muere una mascota, sienten que nadie puede entender cómo se sienten. Alguien le dijo a Elena: "Puedes tener otro gato". Pero Elena sabía que nunca tendría otro gato como Tomaso. Aunque Elena también se empezó a preguntar si era normal llorar por un gato.
Elena decidió hablar con sus padres sobre lo mal que lo estaba pasando. Quería preguntarles sobre algunas cosas que no acababa de entender, como adónde había ido Tomaso después de morir. Los padres de Elena contestaron a sus preguntas lo mejor que supieron. La muerte es un misterio, y la gente tiene creencias diferentes sobre lo que les ocurre a los animales o a las personas cuando mueren.
Los padres de Elena le hablaron sobre las mascotas que tuvieron de niños y lo mucho que les costó tener que despedirse de ellas. Le dijeron que es normal estar triste cuando muere un animal querido y que no es ninguna estupidez. Al principio, te puede resultar difícil hablar sobre un animal al que tanto echas de menos. Tal vez te apetezca más olvidarlo todo. Pero hablar sobre ello con una persona a quien quieres te ayudará a empezar a reponerte.
Si se te muere una mascota, tal vez os apetezca encontrar, a ti y a tu familia, formas especiales de recordarla. Compartir la tristeza con otras personas a quienes quieres puede serte de gran ayuda. Podéis celebrar una ceremonia para enterrarla y/o compartir recuerdos de tiempos felices que pasasteis juntos. Tal vez te apetezca escribir un relato o dedicarle un poema. También puedes hacer un trabajo manual sobre tu mascota, como un álbum de recuerdos o recortes. Eso es lo que hizo Elena.
Hay muchas formas diferentes de conservar vivos los recuerdos de los buenos momentos que compartiste con tu mascota. Y no tienes por qué dejar de quererla. Aunque tengas una nueva mascota, esta nunca podrá sustituir a la antigua. Pero llegará un día en que tanto tú como los demás miembros de tu familia sentiréis que estáis preparados para adoptar a otro animal para quererlo y cuidarlo.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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