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"Hoy vamos al médico" -te dice tu madre. Pero, ¿por qué tienes que ir al médico si no te encuentras mal? Las revisaciónes regulares o "chequeos" son una buena idea para los niños. Estas visitas se hacen aunque uno se encuentre bien, por que son una forma de controlar que el cuerpo funcione al cien por ciento. Y tú quieres que tu cuerpo funcione al cien por ciento, ¿verdad?
Ir al médico es una oportunidad para que éste compruebe que estás creciendo y te estás desarrollando con normalidad. También es una oportunidad para que tus padres hablen con tu médico sobre cuestiones relacionadas con tu salud, como la seguridad o la nutrición, a fin de que puedan ayudarte a estar sano. Además, tú también podrás hacerle al médico preguntas sobre tu salud. Por ejemplo, tal vez te interese saber cuándo pegarás el estirón o si tu peso es el adecuado.
En la sala de espera os llamarán a ti y a la persona que te acompañe, probablemente tu madre o tu padre, para empezar la revisación médica. Es posible que un ayudante del médico te pese y te mida, y que te tome la tensión arterial y la temperatura.
Quizás te examine también la audición (lo bien que oyes) y la visión (lo bien que ves). Si se detecta algún problema, probablemente te enviarán a un especialista en audición (audiólogo) o en la visión (oftalmólogo). Es posible que también te pidan que vayas al lavabo y recojas un poco de orina (pipí) en un vasito. La orina puede dar pistas al médico sobre si hay algo que no funciona bien en el cuerpo de una persona. Pero lo más probable es que, cuando te analicen la orina, te digan que todo está bien.
Todas esas cifras, medidas y pruebas formarán parte de tu historia clínica, que contendrá todos los datos que necesitará el médico para conocer tu estado de salud. Entonces será el momento de hablar de persona a persona con tu médico.
El médico te saludará. Probablemente te hará algunas preguntas, cómo qué tal te encuentras o si tienes algún problema o hay algo que te preocupa. Tu medico querrá estar seguro de que tu cuerpo está funcionando como debería. Para ello, utilizará algunos aparatos, como un estetoscopio (para escuchar cómo te funcionan los pulmones y el corazón), un otoscopio (para mirarte los oídos, la nariz y la garganta por dentro) y un oftalmoscopio (para mirarte los ojos por dentro).
El médico también te explorará el reflejo de la rodilla (rotuliano) con un martillo de goma. Probablemente también te palpará el abdomen, te explorará los genitales (partes íntimas), y te examinará la columna.
Tal vez te preguntes - ¿por qué los médicos hacen todas esas cosas? Aquí tienes la explicación:
Escuchar con el estetoscopio: el estetoscopio permite al médico oír el sonido que hacen los pulmones al respirar y el corazón al latir. Los médicos saben cómo suenan el corazón y los pulmones cuando están sanos. Si tus pulmones o tu corazón no suenan como deberían, el médico seguirá investigando.
Mirarte los oídos, la nariz y la garganta por dentro: los médicos saben qué aspecto tienen los oídos, la nariz y la garganta cuando están sanos. El otoscopio permite al médico echar un buen vistazo a estos órganos, y la luz ayuda a detectar posibles problemas, como la presencia de líquido dentro del oído, que podría indicar una infección.
Mirarte los ojos por dentro: los médicos saben qué aspecto tienen los ojos sanos. El oftalmoscopio permite al médico ver la retina, la parte del ojo sensible a la luz que envía mensajes al cerebro. A pesar de que el médico te iluminará el ojo con una luz un poco fuerte, intenta mantener el ojo bien quieto para que el médico te lo pueda ver bien por dentro.
Poner a prueba tus reflejos con un martillo de goma: el médico te dará un golpecito en la rodilla y el resto de la pierna subirá sola, sin que tú hagas nada para moverla. Es una parte extraña de la exploración, pero hay un buen motivo para hacer esta prueba. Permite evaluar lo bien que los nervios transmiten mensajes por tu cuerpo. Cuando el golpe de martillo desencadena el reflejo, el médico sabe que los nervios están desempeñando correctamente la función fundamental de enviar mensajes desde el cerebro y la médula espinal que indican al cuerpo lo que debe hacer.
Palparte el abdomen: en el abdomen tienes muchos órganos importantes - desde el estómago, hasta el hígado, pasando por los intestinos. Los médicos saben qué tacto tiene un abdomen sano, y tu médico se querrá asegurar de que el tuyo está bien.
Explorarte los genitales: es posible que esta exploración te haga sentirte un poco incómodo, de modo que tal vez te ayude que tu madre o tu padre esté contigo durante la exploración. Tus partes íntimas - la vagina si eres una niña o el pene y los testículos si eres un niño - son partes del cuerpo importantes. Al igual que con las demás partes de tu cuerpo, el médico querrá asegurarse de que no presentan ningún problema. Los cambios en estas áreas, como el hecho de que te empiece a salir vello, son señales de que te estás acercando a la pubertad.
Examinarte la columna: la columna vertebral está formada por una serie de huesos que tienes a lo largo de la parte central de la espalda. Debería estar recta. Pero a veces las columnas de algunos niños tienen desviaciones, y algunas de ellas se denominan escoliosis. Las pequeñas desviaciones no suelen provocar problemas, pero, cuando se detecta una de mayor importancia, suele ser necesario hacer una radiografía y a veces consultar a un ortopedista, que es un médico especializado en el tratamiento de la escoliosis.
¿Te acuerdas de todas las inyecciones que te pusieron antes de que empezaras a ir a la guardería? Esas inyecciones (o vacunas) te protegen de enfermedades como la difteria, el tétanos, la poliomielitis, la hepatitis y la rubéola - por nombrar unas pocas. A los niños les puede preocupar que les tengan que poner una inyección cada vez que van al médico, pero lo cierto es que, en cuanto son lo bastante mayores como para ir al colegio, no necesitan que les pongan muchas vacunas. Te tendrán que revacunar del tétanos, probablemente cuando tengas unos 12 años, o a tal vez antes, si te hicieras una herida profunda o sucia. También se recomienda una vacuna contra la gripe anual, especialmente en el caso de los niños que tienen afecciones médicas (como el asma) que los hace más susceptibles a desarrollar problemas de salud al tener gripe.
Muchos médicos dejan un tiempo al final de la revisión para las preguntas. Tal vez tu padre o tu madre quieran saber cuánta leche deberías beber, si es seguro que practiques determinado deporte y cuándo serás lo bastante mayor como para quedarte solo en casa. Éstas son preguntas fundamentales y los médicos pueden dar buenos consejos a los padres al respecto.
Es posible que el médico también quiera compartir contigo alguna información. Por ejemplo, si falta poco para el verano, es posible que el médico os quiera recordar a ti y a tus padres algunas cuestiones de seguridad, como llevar casco siempre que montes en bicicleta, nadar sólo bajo supervisión de un adulto y ponerte crema de protección solar.
No olvides que tú también puedes hacer preguntas. Aunque te sientas algo incómodo o te dé vergüenza, lánzate y pregunta todo lo que quieras. Los médicos ya lo han oído todo, y te sorprendería saber la cantidad de niños que han hecho antes las mismas preguntas. Haciendo preguntas, aprenderás más cosas sobre cómo funciona tu cuerpo y sobre cómo cuidar de algo muy importante: ¡tu salud!
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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