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Artritis idiopática juvenil

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Esta afección puede empezar con un nudillo inflamado, episodios de fiebre de carácter intermitente o una erupción de origen inexplicable. Pero, independientemente de los síntomas concretos que presente un niño, el hecho de oír la palabra "artritis" en su diagnóstico puede resultar inesperado y generar confusión en cualquier padre.

La artritis es una inflamación de las articulaciones que se caracteriza, aparte de por la hinchazón, por el calor y el dolor articular. En EE.UU, casi 300.000 niños padecen algún tipo de artritis. La artritis puede ser de carácter agudo, en cuyo caso durará solo unas pocas semanas o meses y luego desaparecerá definitivamente, o bien de carácter crónico, alargándose varios meses o años. En casos excepcionales puede durar toda la vida.

La forma más frecuente de artritis juvenil es la artritis idiopática juvenil (también conocida como artritis reumatoide juvenil). Afecta aproximadamente a 50.000 niños en EE.UU. y difiere mucho de la artritis reumatoide propia de la etapa adulta.

¿Cuál es la causa de la artritis idiopática juvenil?

No se sabe exactamente qué es lo que provoca la artritis idiopática juvenil. Las investigaciones indican que se trata de una enfermedad autoinmunitaria. En las enfermedades autoinmunitarias, los glóbulos blancos pierden la capacidad de detectar la diferencia entre las células y tejidos del propio cuerpo, por un lado, y los gérmenes invasores, como las bacterias y los virus, por el otro. El sistema inmunitario, que se supone debería proteger al organismo de estos invasores, reacciona liberando unas sustancias químicas que atacan a los tejidos sanos del cuerpo, lo que genera dolor e inflamación.

Para poder controlar eficazmente la artritis y minimizar sus efectos, es fundamental hacer un diagnóstico precoz y preciso. Si usted entiende los síntomas y las características de los distintos tipos de artritis idiopática juvenil, podrá ayudar a su hijo a llevar un estilo de vida activo y productivo.

Tipos de artritis idiopática juvenil

La artritis idiopática juvenil suele aparecer entre los seis meses y los 16 años. Los primeros signos de la enfermedad suelen ser el dolor o hinchazón y el enrojecimiento o calentamiento de las articulaciones. Muchos reumatólogos (médicos especializados en los trastornos articulares) han constatado que, cuanto mayor es la cantidad de articulaciones afectadas, más grave es la enfermedad y menos probabilidades hay de que los síntomas remitan hasta llegar a desparecer por completo.

Hay siete tipos principales de artritis idiopática juvenil:

  1. Artritis idiopática juvenil sistémica. Afecta a todo el cuerpo. Sus síntomas incluyen episodios de fiebre alta, especialmente al anochecer, que van seguidos de bajadas repentinas de la temperatura corporal. Al iniciarse el episodio de fiebre, el niño se puede encontrar francamente mal, ponerse pálido y/o desarrollar erupciones, que pueden desaparecer súbitamente y reaparecer al poco tiempo. El bazo y los ganglios linfáticos también pueden aumentar de tamaño. A la larga, muchas de las articulaciones del cuerpo quedan afectadas por la hinchazón, el dolor y la rigidez.
  2. Oligoartritis. Afecta a cuatro o menos articulaciones. Sus síntomas incluyen el dolor, la rigidez y/o la hinchazón articular. Las rodillas y las muñecas suelen ser las articulaciones más frecuentemente afectadas. Existen dos subtipos de oligoartritis, la persistente y la extendida, cuya presencia depende de la cantidad de articulaciones que acaban siendo afectadas por la enfermedad. Asimismo, puede cursar con inflamación del iris (el área pigmentada del ojo), tanto en presencia como en ausencia de síntomas articulares. Esta inflamación, denominada iridociclitis, iritis, o uveítis, la puede detectar un oftalmólogo al principio de la enfermedad.
  3. Artritis poliarticular asociada a factor reumatoide negativo. Es un tipo de artritis idiopática juvenil que afecta más a las chicas que a los chicos. Sus síntomas incluyen hinchazón o dolor en cinco o más articulaciones. Suele afectar a las articulaciones de las manos, así como a articulaciones que soportan mucho peso, como las rodillas, las caderas, los tobillos, los pies y el cuello. Esta afección también puede cursar con febrícula o fiebre de carácter leve, así como con bultitos o nódulos en las áreas del cuerpo que se someten a presiones durante las conductas de sentarse o acostarse.
  4. Artritis poliarticular asociada a factor reumatoide positivo. Afecta aproximadamente al 15%de los niños con artritis poliarticular o al 3% de todos los niños que padecen artritis idiopática juvenil. Este tipo de artritis es el que más se parece a la artritis idiopática propia de las personas adultas y es el que, en la población infantil, se asocia a mayor riesgo de erosiones y lesiones articulares.
  5. Artritis soriásica. Los niños que padecen este tipo de artritis idiopática juvenil presentan la erupción propia de la soriasis o bien cuentan con un pariente cercano afectado por esta afección. La uñas de los dedos de manos y pies pueden quedar afectadas por la enfermedad.
  6. Artritis asociada a entesitis. Suele afectar a las extremidades inferiores y a la columna vertebral. Los niños también pueden presentar inflamación en los puntos de unión entre tendones y huesos (por ejemplo, en el lugar donde el tendón de Aquiles se une con la parte posterior del talón). Este tipo de artritis también incluye la espondilitis anquilosante juvenil, que cursa con inflamación de las articulaciones de la zona lumbar, y la artritis asociada a las enfermedades inflamatorias intestinales (como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa).
  7. Artritis indiferenciada. Una artritis que no encaja en ninguna de las categorías que acabamos de describir o que encaja en varias de ellas.

Los primeros signos de la artritis, que pueden ser desde sutiles a evidentes, incluyen la renguera y el dolor de muñeca, dedo/s y/o rodillas. Las articulaciones se pueden inflamar súbitamente y permanecer agrandadas. También puede cursar con rigidez de cuello, de cadera o de otras articulaciones.

Las erupciones cutáneas pueden aparecer y desaparecer súbitamente, desarrollándose primero en un área del cuerpo y luego en otra. Los episodios de fiebre alta, que suelen alcanzar su pico máximo a última hora de la tarde y luego desaparecer súbitamente, son una característica propia de la artritis idiopática juvenil sistémica.

Diagnóstico

Para diagnosticar la de artritis idiopática juvenil, el pediatra empezará elaborando los antecedentes médicos del paciente y le hará una exploración física detallada. Es posible que solicite radiografías y/o análisis de sangre para excluir otros trastornos o infecciones, como la enfermedad de Lyme, que pueden cursar con síntomas similares u ocurrir junto con la artritis.

Entre otras pruebas que puede solicitar el pediatra, se incluyen las siguientes:

  • Hemograma completo, un análisis de sangre habitual que se practica para evaluar los principales componentes celulares de la sangre, como los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas. Las anomalías detectadas en la cantidad y el aspecto de estas células pueden ser de utilidad para diagnosticar muchas afecciones médicas.
  • Cultivo de sangre, una prueba que se utiliza para identificar las bacterias que provocan infecciones en el torrente sanguíneo. Se puede realizar para descartar posibles infecciones.
  • Biopsia de médula ósea, una prueba que permite que los médicos analicen la parte del cuerpo donde se fabrica la sangre (la médula ósea) a fin de descartar afecciones como la leucemia.
  • Determinación de la velocidad de eritrosedimentación, que permite evaluar lo rápidamente que se depositan los glóbulos rojos en el fondo de un tubo de ensayo. Esta velocidad suele ser mayor en las personas que padecen procesos inflamatorios.
  • Determinación del factor reumatoide (FR) y del anticuerpo anti-péptido cíclico citrulinado (CCP, por sus siglas en inglés), se trata de unos anticuerpos que se encuentran en la sangre de los niños que padecen algunos tipos de artritis idiopática juvenil. De todos modos, es mucho más fácil detectarlos en la sangre de los adultos que padecen artritis reumatoide.
  • Determinación de ANA (anticuerpos antinucleares) en el análisis de sangre. Esta prueba permite detectar muchas enfermedades autoinmunitarias. También es útil para predecir qué niños son más proclives a desarrollar una enfermedad ocular junto con la artritis idiopática juvenil.
  • Gammagrafía ósea, prueba que permite detectar cambios óseos y articulares para evaluar las causas de un dolor osteoarticular de origen inexplicable.

En algunos casos, es posible que el pediatra solicite a un cirujano ortopédico que examine las articulaciones del niño y que le extraiga muestras del fluido que las recubre (líquido sinovial), para completar el proceso de evaluación.

Tratamiento

En muchos casos, la artritis idiopática juvenil se trata con una combinación de medicamentos, fisioterapia y ejercicio físico. En algunos casos, el niño puede requerir inyecciones de corticoesteroides en las articulaciones o tener que someterse a una intervención quirúrgica. Los profesionales de la salud que atienden a su hijo, incluyendo su médico de familia o pediatra, su reumatólogo y su fisioterapeuta, trabajarán conjuntamente para desarrollar el mejor método de tratamiento para su hijo en concreto.

Los objetivos del tratamiento consisten en aliviar el dolor y la inflamación, elentecer o prevenir el proceso de destrucción de las articulaciones y recuperar el uso y la funcionalidad de las mismas a fin de favorecer el crecimiento óptimo, la actividad física y el desarrollo social y emocional del niño.

Medicamentos

Para tratar la inflamación y el dolor, es posible que el pediatra o el reumatólogo pediátrico de su hijo le recete fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno (que se vende con marcas comerciales como Advil o Motrin). Estos medicamentos ayudan a reducir la inflamación y el dolor, al limitar la liberación de sustancias químicas nocivas por parte de los glóbulos blancos.

Puede ser necesario administrar dosis más altas o más bajas, en función de la respuesta del niño a la medicación. El pediatra o el reumatólogo de su hijo les deberían explicar para qué sirve la medicación y cuáles son sus posibles efectos secundarios, en caso de que los haya. Es importante que su hijo se siga medicando hasta que el médico le indique que puede dejar de hacerlo.

Si los AINE no permiten controlar la inflamación articular, es posible que el pediatra le recete a su hijo otros medicamentos, como el metotrexate. Asimismo, entre las opciones de tratamiento disponibles, se incluye una nueva clase de fármacos de reciente fabricación denominados biológicos.

Fisioterapia

Para tratar cualquier tipo de artritis es fundamental seguir un programa de fisioterapia apropiado. El fisioterapeuta de su hijo les explicará la importancia de determinadas actividades y le recomendará al niño ejercicios adecuados para la afección específica que padece. Es posible que le recomiende ejercicios de motricidad para recuperar la gama completa de movimientos y la flexibilidad en las articulaciones afectadas, así como otros tipos de ejercicios para ayudarle a aumentar la fuerza y la resistencia.

Práctica regular del ejercicio físico

Cuando le agarra el dolor, es natural que su hijo quiera quedarse quieto. Pero es importante que siga un programa regular de ejercicios. Los músculos deben mantenerse fuertes y sanos para que puedan ayudar a sostener y proteger a las articulaciones. El ejercicio físico regular también ayuda a conservar la movilidad articular.

Tanto en casa como en su centro de estudios, su hijo debería seguir un programa regular de ejercicios y actividades físicas para mantenerse en forma. Las actividades seguras abarcan pasear, nadar y montar en bicicleta (especialmente la modalidad estática). Asegúrese de que su hijo empieza siempre precalentando los músculos mediante ejercicios de estiramiento antes de realizar alguna actividad física. Si convierte el ejercicio físico en una actividad de toda la familia, generará entusiasmo en su hijo y facilitará que la pase bien al practicarlo.

Pida información al pediatra o al fisioterapeuta de su hijo sobre las restricciones relacionadas con el deporte. Algunos deportes, sobre todo los de impacto, están contraindicados cuando se tienen los huesos y/o las articulaciones debilitados. Asimismo, asegúrese de que su hijo lleva una dieta equilibrada que incluye abundante calcio para favorecer la salud ósea.

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Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.

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