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La punción lumbar es un procedimiento médico donde se extrae una pequeña muestra de líquido cefalorraquídeo para analizarla. El líquido cefalorraquídeo es incoloro y su función consiste en proporcionar nutrientes y actuar como protector del cerebro y de la médula espinal, o sistema nervioso central.
Durante la punción lumbar, se introduce con mucho cuidado una aguja en la parte inferior de la columna vertebral para tomas la muestra de líquido cefalorraquídeo.
Con el fin de detectar o descartar enfermedades o afecciones médicas mediante el análisis de la cantidad de glóbulos blancos, la concentración de glucosa, las proteínas y la presencia de bacterias.
Se pueden practicar análisis especiales para detectar ciertas bacterias y virus o la presencia de células anormales que ayudan a identificar enfermedades específicas del sistema nervioso central.
La mayoría de las punciones lumbares se realizan para diagnosticar meningitis, pero también permiten determinar si se ha producido una hemorragia cerebral y ciertas afecciones del sistema nervioso (como el síndrome de Guillain-Barré y la esclerosis múltiple). Las punciones lumbares también sirven para administrar fármacos en los tratamientos de quimioterapia.
Una vez le hayan explicado el procedimiento, le pedirán que firme un consentimiento informado. Se trata de un documento donde autoriza que le practiquen la prueba a su hijo y donde afirma que entiende en qué consiste el procedimiento, cómo se realiza y los riesgos potenciales que implica.
El médico que realice la punción lumbar a su hijo conocerá sus antecedentes médicos, pero es probable que les haga otras preguntas, como si su hijo es alérgico a algún tipo de medicamento.
Es posible que le permitan permanecer en la sala con su hijo durante el procedimiento o que, por el contrario, deba quedarse en la sala de espera.
Una punción lumbar dura aproximadamente 30 minutos. El médico introduce con mucho cuidado una aguja fina entre los huesos de la zona inferior de la columna vertebral (más abajo de la médula espinal) para extraer la muestra de líquido cefalorraquídeo.
El paciente se coloca con la espalda curvada para que los espacios entre vértebras adyacentes sean lo más amplios posible. Esto permite que el médico encuentre fácilmente el espacio comprendido entre las vértebras de la zona lumbar inferior (donde introducirá la aguja).
A los niños mayores es posible que les pidan que se sienten en la mesa de exploración y se inclinen hacia delante con la cabeza apoyada sobre una almohada o que se acuesten de costado. Los bebés y niños más pequeños suelen estirarse sobre un costad o y colocar las rodillas debajo de la pera.
Una vez el niño es colocado en la postura correcta, se le limpiará la espalda con un antiséptico como una solución de yodo, a fin de mantener el área completamente estéril para minimizar el riesgo de infecciones. El médico llevará guantes estériles durante todo el procedimiento.
Se efectúa una pequeña punción a través de la piel de la zona lumbar y se inyecta un anestésico líquido en los tejidos ubicados debajo de la piel para evitar el dolor. En muchos casos, antes de inyectar el medicamento anestésico, se aplica una crema adormecedora sobre la piel para reducir las molestias.
La aguja que se introduce entre las vértebras es fina y su longitud varía en función del tamaño del paciente. Tiene un centro hueco, dentro del cual hay un “estilete”, otro tipo de aguja fina que actúa a modo de tapón. Cuando se introduce la aguja en la zona lumbar inferior, se retira el estilete con sumo cuidado, lo que permite que el líquido cefalorraquídeo penetre en los tubos de recolección.
Tras extraer la muestra de líquido cefalorraquídeo (lo que suele durar de 2 a 5 minutos), se retira la aguja y se coloca una pequeña venda sobre el área de la punción. La muestra extraída se envía a un laboratorio para que la analicen.
A veces los médicos también miden la presión del líquido cefalorraquídeo utilizando un dispositivo especial denominado manómetro. La hipertensión cefalorraquídea puede ocurrir en determinadas afecciones, como la meningitis.
A pesar de que algunos pacientes notan un breve pellizco y ciertas molestias durante el procedimiento, la mayoría de las personas consideran que la punción lumbar no es dolorosa. En función de lo que recomiende el pediatra, es posible que su hijo deba permanecer acostado sobre la espalda por unas cuantas horas después del procedimiento. En estos casos, es posible que se sienta cansado y tenga un leve dolor de espalda el día posterior a la punción.
Algunos resultados de la punción lumbar están disponibles al cabo de entre 45 y 60 minutos. No obstante, para detectar el crecimiento de bacterias específicas en la muestra, debe enviarse el cultivo a un laboratorio, por lo que los resultados se pueden demorar hasta 48 horas. Si se considera que podría tratarse de una infección, el médico iniciará el tratamiento antibiótico mientras espera los resultados del cultivo.
La punción lumbar se considera un procedimiento seguro con unos riesgos mínimos. En la mayoría de los casos, no hay complicaciones. En algunas ocasiones, es posible que el paciente presente dolor de cabeza. Es recomendable que los pacientes se acuesten por unas cuantas horas después de someterse a la prueba y que beban abundante líquido para evitar el dolor de cabeza, que suele remitir con descanso, analgésicos (medicamentos para aliviar el dolor) y líquidos.
En casos excepcionales, pueden ocurrir infecciones o hemorragias. Las lesiones de la médula espinal son extremadamente infrecuentes si el procedimiento se realiza correctamente, ya que la médula espinal está localizada mucho más arriba en la espalda que el área donde se introduce la aguja durante la punción lumbar.
A veces, la medicación de tipo sedante ayuda a practicar el procedimiento. Si el pediatra de su hijo recomienda sedarlo previamente, asegúrese de hablar con él sobre las ventajas y los riesgos implicados.
Puede ayudar a su hijo a prepararse para la punción lumbar explicándole que, a pesar de que la punción puede resultar incómoda, no debería resultarle dolorosa y dura poco tiempo. Explíquele también que es importante que se quede bien quieto durante la prueba y hágale saber que una enfermera puede ayudar a sujetarlo durante el procedimiento. Después de la punción, asegúrese de que su hijo descanse y siga todas las instrucciones que les dé su médico o pediatra.
Es importante que comprenda cualquier procedimiento al que se someta su hijo. Si tiene alguna duda o hay algo que le preocupa sobre la punción lumbar, asegúrese de hablar con el pediatra de su hijo.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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