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Una radiografía de cuello es un estudio seguro e indoloro en el que se usa una pequeña cantidad de radiación para tomar imágenes de los tejidos blandos del cuello. Durante el estudio, un equipo de rayos X envía un rayo de radiación a través del cuello y se registra una imagen en una película especial o una computadora.
Esta imagen incluye estructuras como las vértebras (huesos del cuello), los tejidos blandos ubicados delante de las vértebras, las adenoides y las amígdalas cuando están agrandadas. También muestra las vías aéreas bucal y nasal, la nasofaringe (unión entre estas dos vías aéreas), parte de la tráquea y la epiglotis (el pliegue de piel que cubre la tráquea cuando una persona traga).
La radiografía es en blanco y negro. Las partes densas del cuerpo, que bloquean el paso de los rayos X, como los dientes y los huesos, aparecen de color blanco en la radiografía. Las partes huecas, como las vías aéreas, permiten el paso de los rayos X a través de ellas y aparecen de color negro.
La radiografía estará a cargo de un técnico radiólogo. Cuando se toma una radiografía para ver los tejidos blandos del cuello, se suele tomar una imagen desde el costado (lateral). Es posible que también se tome una imagen de frente (vista anteroposterior).
Las radiografías de cuello se usan para diagnosticar problemas con los tejidos blandos del cuello. Por ejemplo, los síntomas como estridor (respirar ruidosamente), tos seca y ronquera pueden deberse a la inflamación de diferentes partes de la vía aérea o cerca de ella. Una radiografía de cuello puede ayudar a detectar una epiglotis inflamada (una afección muy poco frecuente que recibe el nombre de "epiglotitis") o una inflamación de los tejidos que rodean a las cuerdas vocales (crup). También puede ayudar a diagnosticar una infección en la zona detrás de la garganta (absceso retrofaríngeo).
Esta radiografía puede detectar señales de adenoides o amígdalas agrandadas, lo cual es muy útil para evaluar a los niños con apnea obstructiva del sueño, ronquidos excesivos o infecciones reiteradas en los oídos o el seno nasofaríngeo.
También puede revelar la presencia de masas en el cuello, como quistes y tumores, así como algunos tipos de objetos que el niño haya podido tragar o inhalar accidentalmente y que queden atorados en las vías aéreas superiores o el esófago.
No es necesario ningún tipo de preparación especial para una radiografía de cuello. Es posible que a su hijo le pidan que se quite toda la ropa y las alhajas de la cintura para arriba y que se coloque una bata de hospital porque los botones, los cierres, los broches y las alhajas pueden interferir con la imagen.
Si su hija está embarazada, es importante que se lo diga al médico o al técnico radiólogo. Por lo general, se evitan las radiografías durante el embarazo porque existe una pequeña probabilidad de que la radiación dañe al bebé en desarrollo. Pero si es necesario tomar una radiografía, se pueden tomar precauciones para proteger al feto.
Si bien el procedimiento puede llevar aproximadamente 15 minutos, la exposición real a la radiación suele ser inferior a un segundo.
Su hijo tendrá que entrar en una sala especial que probablemente tendrá una mesa y una gran máquina de rayos X colgando del techo. Se suele permitir que los padres acompañen a su hijo para tranquilizarlo. Si permanece en la sala mientras se toma la radiografía, le pedirán que use un delantal de plomo para proteger algunas partes del cuerpo. También se protegerán los órganos reproductores del niño con una protección de plomo.
Las radiografías de cuello se pueden tomar con el niño de pie, sentado o recostado. Esto depende de la condición de su hijo y de los motivos por los que le hacen la radiografía. El técnico acomodará al niño y después se colocará detrás de una pared o en una sala contigua para activar la máquina. Si es necesario tomar dos radiografías, el técnico volverá para acomodar nuevamente a su hijo.
A los niños más grandes se les pide que aguanten la respiración y se queden quietos durante 2 o 3 segundos, mientras les toman la radiografía; a los bebés, tal vez sea necesario sujetarlos suavemente. Es importante mantener el cuello quieto para que la radiografía no salga borrosa.
Su hijo no sentirá nada mientras le sacan la radiografía. La sala de rayos X tal vez se sienta fría porque se usa el aire acondicionado para mantener el equipo.
La posición que el niño debe adoptar para la radiografía tal vez resulte incómoda, pero solo son unos segundos. Si su hijo está lesionado o dolorido y no puede permanecer en la posición que se le pide, el técnico tal vez pueda encontrar una posición que le resulte más cómoda. Con frecuencia, los bebés lloran en la sala de rayos, sobre todo si notan que los mantienen sujetos, pero esto no interfiere con el procedimiento.
Una vez que le hagan la radiografía, usted y su hijo esperarán unos pocos minutos mientras se procesa la imagen. Si la imagen está borrosa o no es clara, es posible que sea necesario tomar otra radiografía.
Un radiólogo, que es un médico especialmente entrenado para leer e interpretar las imágenes radiográficas, mirará las radiografías. El radiólogo le enviará un informe a su médico, quien conversará acerca de los resultados con usted y le explicará lo que significan.
Si se trata de una emergencia, los resultados de la radiografía de cuello pueden estar disponibles rápidamente. De lo contrario, los resultados suelen estar listos al cabo de 1 o 2 días. En la mayoría de los casos, los resultados no se pueden entregar directamente a la familia o al paciente en el momento de la prueba.
En general, las radiografías de cuello son muy seguras. Si bien cualquier exposición a la radiación implica un riesgo para el cuerpo, la cantidad que se utiliza en una radiografía de cuello es pequeña y no se considera peligrosa. Es importante saber que el radiólogo usará la cantidad mínima de radiación necesaria para obtener los mejores resultados.
Los bebés en desarrollo son más sensibles a la radiación y tienen más riesgos de sufrir daños; por lo tanto, si su hija está embarazada, asegúrese de informar al médico y al técnico radiólogo.
Puede ayudar a su hijo a prepararse para la radiografía de cuello explicándole el estudio en palabras sencillas antes del procedimiento. Tal vez sea útil explicarle que tomar una radiografía es similar a posar para una fotografía.
Puede describir la sala y el equipo que se usará y tranquilizar a su hijo explicándole que usted estará allí para acompañarlo. Si se trata de un niño mayor, asegúrese de explicarle que es muy importante quedarse quieto mientras le sacan la radiografía para que no sea necesario repetirla.
Si tiene alguna pregunta acerca de los motivos por los que es necesaria la radiografía de cuello, hable con el médico. También puede hablar con el técnico radiólogo antes del procedimiento.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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