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Responder a las preguntas de sus hijos sobre el sexo es una de las responsabilidades que más temen muchos padres. Y a padres que en otras cuestiones se sienten seguros de sí mismos se les suele trabar la lengua y suelen sentirse incómodos cuando les toca hablar de la pubertad y "de dónde vienen los bebés".
Pero el tema del sexo no debe evitarse. Los padres pueden fomentar el desarrollo de sentimientos saludables sobre el sexo si responden a las preguntas de sus hijos de una forma adecuada para su edad.
Desde muy pequeños, a los niños les interesa aprender cosas sobre sus propios cuerpos. Perciben las diferencias existentes entre niños y niñas y sienten una curiosidad natural al respecto.
Los niños de uno a dos años se tocan los genitales a menudo cuando están desnudos, como cuando los bañan o les cambian los pañales. En esta etapa del desarrollo, todavía no han desarrollado el pudor. Este tipo de comportamiento no debe considerarse una actividad sexual propia de los adultos sino una muestra de la curiosidad natural y completamente normal propia de los niños. Por lo tanto, tal y como afirma la Academia Americana de Pediatría (AAP), este tipo de comportamiento no merece reprimendas ni castigos.
Entonces, ¿qué debería hacer cuando su hijo pequeño empieza a tocarse los genitales? Cada familia enfoca este tema de una forma diferente, en función de sus valores, lo cómodos que se sienten tratando este tipo de cuestiones y su estilo. Pero deberá tener en cuenta que la forma en que usted reaccione a la curiosidad de su hijo le indicará al pequeño si esas acciones son "aceptables" o "vergonzosas". Los niños pequeños que reciben reprimendas por este tipo de comportamiento y a quienes les hacen sentirse mal por tener una curiosidad completamente normal pueden obsesionarse con sus partes íntimas o bien avergonzarse de ellas.
Algunos padres prefieren ignorar las conductas de autoexploración de las partes íntimas o reorientar la atención del niño hacia otra cosa. Otros prefieren transmitir a su hijo la idea de que, a pesar de que sea agradable explorarse esas partes, se trata de algo íntimo y que no está bien explorárselas en público.
Cuando un niño tiene alrededor de tres años, sus padres pueden decidir utilizar las palabras anatómicas correctas para referirse a las partes íntimas. Es posible que suenen algo médicas, pero no hay ningún motivo para no utilizar la palabra adecuada cuando el niño es capaz de pronunciarla. Estas palabras (pene, vagina, etc.) se deben decir con naturalidad. De este modo, los niños aprenden a utilizarlas con total normalidad, de forma directa y sin vergüenzas.
De hecho, esto es lo que hace la mayoría de los padres. Una encuesta Gallup mostró que el 67% de los padres utilizan los nombres reales para referirse a las partes íntimas masculinas y femeninas.
Dependiendo de la edad que tenga el niño, puede decirle que el bebé crece en el interior de un huevo que está dentro de la panza de su mamá, mientras se señala el vientre, y sale por un lugar especial llamado vagina. No es necesario explicar la conducta de hacer el amor de los padres porque muchos niños pequeños no entienden el concepto.
De todos modos, puede decirle a su hijo que, cuando un hombre y una mujer se quieren mucho, les gusta estar muy cerca entre sí. Puede explicarle que el esperma del hombre se une al huevo de la madre y entonces el bebé empieza a crecer. La mayoría de niños de menos de seis años aceptan este tipo de respuestas. Los libros sobre el tema adaptados a la edad del niño también pueden ser de gran ayuda. Responda a las preguntas de su hijo de una manera directa y con naturalidad y probablemente averiguará que el pequeño queda satisfecho si recibe un poco de información cada vez.
Los niños de tres a seis años son los más proclives a "jugar al médico". Muchos padres reaccionan de forma desproporcionada cuando presencian u oyen hablar sobre este tipo de comportamiento. Regañar duramente no es el modo de afrontarlo. Y los padres no deben malinterpretarlo como un signo que llevará a conductas promiscuas en el futuro. Lo más frecuente es que la mera presencia de uno de los padres baste para interrumpir el juego.
Es posible que usted prefiera reorientar la atención de su hijo hacia otra actividad sin armar ningún escándalo. Más adelante, siéntese con su hijo para hablar. Explíquele que, aunque usted entiende su interés por el cuerpo de sus amigos, generalmente se espera que la gente mantenga su cuerpo cubierto en público. Así, le marcará límites a su hijo sin hacer que se sienta culpable.
Está también es una edad adecuada para empezar a hablar a los niños sobre las distintas maneras en que alguien puede tocarles el cuerpo. Explíquele que su cuerpo sólo le pertenece a él y que tiene derecho a la intimidad. Nadie, ni siquiera un amigo o familiar, tiene derecho a tocar sus partes íntimas. De todos modos, como señala la AAP, se le debe indicar que existen dos excepciones a esta regla: cuando un padre intenta encontrar el origen de un malestar o dolor ubicado cerca del área genital y durante las revisaciones físicas que realizan los médicos.
Su hijo debe saber que, si alguien lo toca de una forma que le resulta extraña o molesta, debe decirle que pare y luego informarle a usted. Dígale que usted quiere enterarse de cualquier cosa que le haga sentirse mal o incómodo.
La "gran charla" sobre el sexo es cosa del pasado. Aprender cosas sobre el sexo no es algo que deba ocurrir en una sola sesión. Se trata de un proceso gradual, en el que los niños van a prendiendo, a lo largo del tiempo, lo que necesitan saber. Las preguntas se deben responder cuando surgen a fin de que la curiosidad natural de los niños se vaya satisfaciendo conforme estos vayan madurando.
Si su hijo no pregunta nada sobre el sexo, no se limite a ignorar el tema. Cuando tenga unos cinco años, puede empezar a presentarle libros que enfocan la sexualidad de una forma evolutivamente apropiada, es decir, con un lenguaje adaptado al nivel de comprensión del niño. Los padres suelen tener problemas para encontrar las palabras adecuadas, pero existen muchos libros excelentes sobre el tema que les pueden ayudar.
Las niñas (¡y los niños!) deben estar informados sobre la menstruación en torno a los ocho años. Se trata de un tema que interesa mucho a las niñas. En el colegio también les facilitarán información sobre el período menstrual y existen cuadernos y libros de carácter didáctico que pueden ser de gran ayuda.
Muchas madres comparten su propias experiencias personales son sus hijas, incluyendo el momento en que les vino la menstruación, cómo se sintieron y que, como ocurre con muchas cosas, al cabo de un tiempo, constataron que tampoco era para tanto.
Las familias fijan sus propios criterios en lo que se refiere al hecho de ir desnudo, el pudor y la intimidad, y estos criterios varían de forma considerable entre familias y entre distintas partes del mundo. Aunque los valores de cada familia sean diferentes, la intimidad es un concepto importante que todos los niños deben aprender.
Los padres deberían explicar los límites relacionados con la intimidad del mismo modo en que explican los límites relacionados con las demás normas domésticas: con naturalidad, a fin de que los niños no terminen asociando la intimidad con la culpa o el secreto. Por lo general, su hijo aprenderá a partir de los límites que usted le establezca y del modo en que se comporten los adultos de su familia.
Los padres deben iniciar el proceso de educación sexual de sus hijos mucho antes de que los niños inicien este tipo de enseñanza en el colegio. El momento en que se introduce la educación sexual formal en el colegio varía enormemente entre centros educativos; muchos empiezan en quinto o sexto de primaria y hay algunos que no imparten este tipo de educación.
Los temas que se tratan en las clases de educación sexual incluyen la anatomía, las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y el embarazo. Lo que explican los profesores y el momento en que lo explican varía considerablemente de un colegio a otro. Es posible que le interese informarse sobre el currículo del centro escolar de su hijo para evaluarlo usted mismo.
Cuando un niño adquiere información sobre cuestiones sexuales, sea en el colegio o fuera del colegio, lo más probable es que le surjan muchas preguntas. Realmente, el sexo es un tema sobre el que se pueden tener muchas confusiones. De ahí que los padres deben estar abiertos a dialogar con sus hijos y a contestar sus preguntas cuando éstos lleguen a casa. Esto es especialmente cierto si usted desea que su hijo entienda la sexualidad en el marco de los valores de su familia.
Los cambios que tienen lugar en el cuerpo y las cuestiones relacionadas con la sexualidad son una parte importante del desarrollo humano. Si tiene preguntas sobre cómo hablarle a su hijo al respecto, pídale sugerencias a su pediatra.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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