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El virus de la hepatitis B afecta al hígado. Puede causar una enfermedad leve asociada a fiebre, náuseas, vómitos e ictericia que dura unas pocas semanas. O puede causar una infección que dura toda la vida. Quienes se infectan de por vida, son portadores del virus y pueden desarrollar problemas a largo plazo, como cirrosis (lesiones y cicatrices en el hígado) o cáncer de hígado.
La vacuna contra la hepatitis B se suele administrar como una serie de tres inyecciones:
Si la madre de un recién nacido es portadora del virus de la hepatitis B, su bebé debe recibir la vacuna dentro de las 12 horas posteriores al parto, junto con otra vacuna (la inmunoglobulina de la hepatitis B) para proporcionarle una protección inmediata contra el virus. Si la madre de un recién nacido no muestra la presencia del virus en la sangre, el bebé puede recibir la vacuna contra la hepatitis B dentro de las 24 horas posteriores a su nacimiento.
Cualquier persona se puede poner la serie de vacunas contra la hepatitis B en cualquier momento si se las saltó cuando era bebé. Esto es especialmente importante en aquellas personas que corren un mayor riesgo de contraer esta infección, como los trabajadores de la salud y de la seguridad pública, las personas con enfermedades crónicas de hígado o de riñón, las personas que han contraído una infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y la gente que se inyecta drogas.
La vacuna contra la hepatitis B suele generar una inmunidad a largo plazo. Los bebés que reciben la serie de vacunas contra la hepatitis B deben estar protegidos contra esta infección no solo durante la infancia sino también durante la etapa adulta.
Eliminar el riesgo de infección también reduce el riesgo de cirrosis del hígado, de enfermedades hepáticas (del hígado) crónicas y de cáncer de hígado.
Como con cualquier vacuna, existe un riesgo muy reducido de presentar una reacción alérgica. Los problemas graves asociados a ponerse esta vacuna son muy poco frecuentes. Los problemas que aparecen tienden a ser de poca importancia, como febrícula o fiebre baja, molestias musculares o enrojecimiento en el lugar del pinchazo.
Siempre y cuando la madre no tenga el virus de la hepatitis B en la sangre, es posible retrasar la vacunación en aquellos bebés que pesen menos de 4 libras y 7 onzas (2 kg) al nacer. La primera dosis se debe administrar cuando el bebé cumple un mes o cuando le den el alta en el hospital.
Esta vacuna no es recomendable si su hijo:
La vacuna puede provocar febrícula o fiebre baja y dolor muscular o enrojecimiento en el lugar del pinchazo. Consulte al médico para saber si le puede administrar a su hijo paracetamol o ibuprofeno para el dolor y la fiebre, y pregúntele cuál es la dosis apropiada. Los bebés de pocos meses no deben recibir ninguno de estos medicamentos.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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