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Los cálculos renales son masas pequeñas y sólidas que pueden aparecer en el tracto urinario. También conocidas como cálculos o nefrolitiasis, las piedras en los riñones se forman cuando las sales y los minerales de la orina (pis) se concentran en demasía y se cristalizan. Al cabo de semanas o meses, los cristales pueden agrandarse y formar piedras.
Los cálculos renales pueden medir de una fracción de pulgadas a varias pulgadas. Los cálculos renales pequeños (de 0,2 pulgadas o menos de 5 mm) pueden pasar por el tracto urinario y ser eliminados con muy poco o nada de dolor. Sin embargo, los cálculos grandes pueden ser muy dolorosos, impedir el flujo de la orina y provocar la presencia de sangre en la orina y otros síntomas. En algunos casos, los cálculos renales pueden causar problemas en los riñones y en el tracto urinario. Sin embargo, la mayoría de los cálculos renales no causan daños permanentes.
Aunque se presentan más a menudo en adultos, los cálculos renales son bastante comunes en niños. Existen distintos tipos de cálculos renales con muy diversas causas, la mayoría de los cuales afectan más comúnmente a hombres que a mujeres.
El tratamiento depende del tipo de cálculo y de su tamaño. Algunos niños solo tienen que beber mucha agua y tomar calmantes para eliminar el cálculo renal. En el caso de los cálculos más grandes, puede requerirse cirugía u otros tratamientos que permitan sacarlos del tracto urinario.
La función de los riñones es eliminar el exceso de fluidos y desechos del la sangre a través del trato urinario y sacarlo fuera del cuerpo en forma de orina (pis). La orina contiene sustancias como: calcio, oxalato, fosfato, carbonato, cistina y ácido úrico, que, en grandes cantidades pueden cristalizarse y formar cálculos renales.
En general, esas sustancias se encuentran sumamente diluidas en la orina. Pero, si la orina se concentra o algo altera el nivel de una de las sustancias, pueden empezar a formarse cristales. Esos cristales pueden alojarse en el tejido de los riñones y transformarse en cálculos renales.
Las distintas sustancias de la orina pueden generar diferentes tipos de cálculos renales. Los cuatro tipos de cálculos renales más importantes son:
Lo cálculos renales suelen aparecer en adultos. Sin embargo, los bebés prematuros, los niños y los adolescentes no están exentos de padecerlos. La mayoría de los niños que tienen cálculos renales sufren enfermedades que aumentan los riesgos de tener cálculos renales. Otras personas los tienen por razones desconocidas.
Algunos tipos de cálculos renales afectan a los miembros de una misma familia, así que, si un familiar tiene cálculos renales, aumentan las posibilidades de que alguien de su familia sufra de lo mismo. Los niños que han tenido cálculos renales corren un mayor riesgo de que se le vuelvan a formar.
Otros factores de riesgo:
En general, los niños que padecen cálculos renales no presentan síntomas hasta que los cálculos se desplazan en los riñones o pasan al uréter. Los cálculos pequeños pueden pasar a través del tracto urinario y ser eliminados sin dolor ni complicaciones.
Sin embargo, los cálculos más grandes pueden bloquear el tracto urinario y provocar síntomas como:
En algunos casos, un cálculo muy grande para desplazarse puede causar obstrucciones llamadas hidronefrosis o inflamación de uno de los riñones por acumulación de la orina. La hidronefrosis puede causar dolor en el flanco (costado del abdómen) o en la espalda. Si no se trata, puede causar daños a largo plazo en el riñón.
Si su hijo siente un dolor en el flanco o presenta sangre en la orina o cualquier otro síntoma de tener cálculos renales, consulte a un médico lo antes posible. Si su hijo siente dolor y tiene nauseas, vómitos, fiebre, escalofríos o problemas para orinar, solicite atención médica de inmediato en un clínica de urgencias o sala de emergencias de un hospital.
Para diagnosticar cálculos renales, el médico preguntará sobre los síntomas y su duración, la alimentación de su hijo, factores que puedan causar deshidratación, cualquier antecedente familiar de cálculos renales o de cualquier enfermedad o afección que pueda afectar los riñones o el tracto urinario.
Hará un examen médico y seguramente ordenará un análisis de sangre, de orina o de funciones renales para determinar la presencia de cálculos renales. Suelen emplearse exámenes por imagen (como la ecografía, la radiografía o la tomografía computarizada) para observar mejor los riñones. Si existen cálculos, los exámenes por imagen pueden revelar su tamaño y ubicación precisa, lo cual permitirá al médico elegir el tratamiento más adecuado.
El tratamiento de cálculos renales depende del tipo de cálculos, la afección que los provoca y la severidad de los síntomas. Los cálculos pequeños suelen eliminarse sin ayuda y casi sin tratamiento, mientas que la remoción de cálculos grandes puede requerir cirugía u otros procedimientos.
Para ayudar a su hijo a eliminar un cálculo pequeño, aliéntelo a tomar mucha agua y considere la posibilidad de darle calmantes. Por lo general, los medicamentos de venta libre como el ibuprofeno y el acetaminofeno son suficiente, aunque en algunos casos puede ser necesario administrar calmantes recetados. El médico también puede pedirle que cuele la orina de su hijo durante algunos días para juntar los cálculos renales eliminados. Analizar los cálculos puede ayudar al médico a administrar el tratamiento más adecuado.
Los cálculos renales que bloquean el tracto urinario o causan dolor intenso o deshidratación pueden requerir consulta médica. En el hospital, su hijo podrá recibir medicamentos líquidos o calmantes por vía intravenosa (IV) para ayudar a eliminar el cálculo o tratar o prevenir la deshidratación.
Los cálculos grandes rara vez se eliminan sin ayuda de un tratamiento, que suele ser más agresivo. Los tratamientos que emplean los médicos para eliminar cálculos grandes y cálculos que dañan los riñones son:
Si su hijo fue sometido a un tratamiento para la eliminación de cálculos renales, los médicos querrán determinar si corre riesgos de que se le vuelvan a formar cálculos. Terminado el tratamiento y una vez que su hijo haya vuelto a comer, beber y hacer las actividades diarias, se recomendará la realización de análisis de orina y sangre.
El análisis de orina suele realizarse a partir de una muestra de orina recolectada durante 24 horas para calcular la cantidad de orina que elimina su hijo en 24 horas y analizar las sustancias contenidas en ella. Según el resultado de ese análisis y los análisis de sangre que correspondan, puede recomendarse la administración de otros tratamientos para prevenir la formación de cálculos en el futuro.
Aunque algunos tipos de cálculos renales no siempre se pueden prevenir, es importante beber suficiente agua para evitar la deshidratación. El hecho de que el pis sea casi transparente es un signo claro de que la persona toma suficiente líquido. Reducir la sal y los alimentos salados también puede ayudar a reducir el riesgo de tener cálculos renales.
Para evitar que se formen nuevos cálculos, todos los niños que hayan tenido cálculos renales deben:
Si los cambios en la alimentación no sirven para evitar la aparición de cálculos renales, una terapia farmacológica podría funcionar. Existen varios medicamentos para reducir los niveles de sustancias de la orina que tienden a cristalizarse y así evitar la formación de cálculos renales.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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