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El glaucoma es una afección que lesiona el nervio óptico del ojo. Va empeorando a lo largo del tiempo y puede conducir a importantes pérdidas de visión en el caso de que no se trate. Las lesiones que provoca el glaucoma suelen estar ligadas al aumento de la presión dentro del ojo (presión intraocular).
Las revisiones oculares pueden ayudar a los médicos a detectar el glaucoma pronto y a iniciar el tratamiento de inmediato.
Normalmente, un ojo sano fabrica un líquido transparente que el ojo va perdiendo lentamente.
En una persona con glaucoma, el ojo suele fabricar demasiado líquido demasiado deprisa o bien este líquido sale del ojo demasiado despacio. Esto hace que aumente la presión intraocular, lo que puede conducir a lesiones en el nervio óptico y a problemas en la visión.
El glaucoma puede hacer que una persona vea mal y hasta causarle una ceguera total. Eso se debe a que el nervio óptico es el principal nervio que lleva señales visuales del ojo al cerebro, lo que nos permite ver.
Si una persona pierde la vista debido al glaucoma, no podrá recuperarla, incluso aunque su presión intraocular se normalice.
Cuando un niño tiene glaucoma, su pérdida de visión ocurre más deprisa y suele ser más grave que cuando el glaucoma afecta a una persona adulta.
Los médicos pueden detectar síntomas cuando nace el bebé. Pero el glaucoma no siempre se pone de manifiesto desde el principio. Los niños lo pueden desarrollar cuando crecen.
En los bebés, los médicos pueden percibir cambios en la forma o el tamaño del ojo, que pueden dar pistas de que un niño tiene glaucoma. Los bebés con glaucoma pueden tener:
Los niños mayores y los adolescentes pueden tener:
Un niño puede tener glaucoma sin presentar ningún síntoma. Por eso, es importante que un niño se haga revisiones oculares con regularidad mientras vaya creciendo.
La causa del glaucoma puede variar de un niño a otro. A veces, un niño lo hereda de uno de sus padres. Otras veces, los médicos desconocen la causa.
Otras causas posibles son las siguientes:
Un pediatra especializado en los ojos (oftalmólogo u optometrista) llevará a cabo una prueba para detectar el glaucoma, así como una exploración ocular completa. Evaluará la presión intraocular y mirará dentro del ojo para detectar daños o lesiones en el nervio óptico. A veces los médicos piden una tomografía de coherencia óptica (TCO) para detectar posibles lesiones tempranas en el nervio óptico en los bebés.
En los niños mayores, los médicos evaluarán la visión del niño, así como lo bien que ve hacia arriba, hacia bajo, y hacia los lados mientras está mirando hacia delante (campo visual).
Los cirujanos oculares u oftalmólogos pediátricos son quienes suelen tratar a los niños que tienen glaucoma. En función de la edad que tenga el niño, la causa del glaucoma y otras cosas, su tratamiento puede incluir:
La cirugía suele ser el mejor tratamiento para los bebés y los niños pequeños. La meta consiste en corregir el ojo para que pierda más líquido o lo fabrique en menos cantidad.
Después del tratamiento, el médico evaluará de nuevo la presión intraocular y hará otras pruebas. Algunos niños se pueden someter a más de un tratamiento para mantener baja la presión intraocular y prevenir posibles daños.
La presión intraocular puede cambiar durante la pubertad y en otros momentos de la vida de una persona. Por eso, tanto los niños, como los adolescentes y los adultos deben hacerse revisiones oculares regulares.
Si su hijo tiene glaucoma, usted lo puede ayudar si:
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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