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La roséola es una enfermedad viral que afecta mayoritariamente a los niños pequeños de entre 6 meses y dos años de edad. También se conoce como la sexta enfermedad, exantema súbito o roseola infantum.
Se suele asociar a varios días de fiebre alta, seguidos de una erupción característica que aparece justo cuando remite la fiebre.
Hay dos virus frecuentes y muy relacionados que pueden causar la roséola: el virus del herpes humano tipo 6 y tipo 7. Estos virus pertenecen a la misma familia que el virus del herpes simple (VHS), pero no causan las calenturas labiales y las infecciones genitales que puede causar el virus del herpes simple.
La mayoría de los niños con roséola desarrollan una enfermedad respiratoria de las vías altas, seguida de fiebre alta (a menudo superior a 103°F o 39.5°C) durante hasta una semana. Durante la enfermedad, el niño puede estar inquieto o irritable, no comer tanto como de costumbre y puede tener inflamados los ganglios linfáticos del cuello.
La fiebre alta suele acabar bruscamente y, aproximadamente al mismo tiempo, empieza a salir en el tronco una erupción plana o que sobresale de color rojo tirando a rosado. Los granos rojos se tornan blancos cuando se tocan, y algunos granos en particular pueden tener un "halo" más claro a su alrededor. La erupción se suele extender hacia el cuello, la cara, los brazos y las piernas.
La fiebre, que sube rápidamente, puede desencadenar convulsiones febriles (convulsiones causadas por la fiebre) aproximadamente a entre el 10% y el 15% de los niños pequeños que contraen una roséola. Entre los signos de una convulsión febril, se incluyen los siguientes:
La roséola es contagiosa. La infección se propaga cuando un niño con roséola habla, estornuda o tose, expeliendo gotitas infectadas en el aire que otras personas pueden inspirar. Las gotitas también se pueden acabar depositando en las superficies del entorno; si otras personas tocan esas superficies y luego se tocan la boca o la nariz se pueden contagiar.
La roséola se puede contagiar durante la fase de la fiebre alta, pero no se puede contagiar cuando se declara la erupción.
No hay ninguna forma de prevenir la roséola. Pero, puesto que afecta mucho más a los niños pequeños que a los adultos, se cree que un episodio de roséola en la infancia puede dar cierta inmunidad de larga duración a esta enfermedad. Se puede contraer una roséola varias veces, pero no se trata de algo frecuente.
La fiebre de la roséola dura de 3 a 7 días, y va seguida de una erupción que dura de varias horas a varios días.
Para hacer el diagnóstico, el médico elaborará el historial médico del paciente y lo explorará. Un diagnóstico de roséola no suele estar claro hasta que baje la fiebre y aparezca la erupción, momento en que el médico podrá mandar pruebas para asegurarse de que la fiebre no se debe a otro tipo de infección.
La roséola no suele requerir tratamiento médico profesional. Cuando lo requiere, la mayoría de los tratamientos se centran en bajar la fiebre alta. Los antibióticos no sirven para tratar la roséola porque esta enfermedad está provocada por virus, en vez de por bacterias.
El paracetamol (como Tylenol) o el ibuprofeno (como Advil o Motrin) pueden ayudar a aliviar la fiebre. No dé nunca aspirina a un niño que tenga una enfermedad de origen viral porque su uso en estos casos se ha asociado al síndrome de Reye, que puede conducir a insuficiencia hepática y a la muerte.
Aunque algunos padres usan baños de esponja con agua tibia para bajar la fiebre, no existen pruebas de que estos baños funcionen realmente. De hecho, estos baños pueden hacer que los niños se sientan incómodos o molestos. No le dé nunca a su hijo un baño de agua fría o helada ni tampoco friegas con alcohol.
Para prevenir la deshidratación que puede causar la fiebre, anime a su hijo a beber abundantes líquidos claros, como el agua con pepitas de hielo y Pedialyte (solución oral de electrolitos). La leche materna y la de fórmula también pueden ayudar a prevenir la deshidratación.
Llame al médico si su hijo está aletargado o si no bebe o no se alimenta de leche materna o de fórmula. Si su hijo tiene una convulsión, pida ayuda de urgencias médicas de inmediato.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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