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El trastorno de alimentación restrictivo o selectivo es un trastorno de la conducta alimentaria. Los niños con un trastorno de alimentación restrictivo o selectivo comen con muchas manías y les interesa muy poco comer alimentos. Comen una variedad muy limitada de alimentos preferidos, lo que les puede llevar a un escaso crecimiento y a un escaso nivel nutricional.
El trastorno de alimentación restrictivo o selectivo suele empezar a edades más tempranas que los demás trastornos de la conducta alimentaria. A diferencia de la bulimia y la anorexia, que abundan más en las niñas, los niños son más proclives que las niñas a presentar este tipo de trastorno.
Tener muchas manías a la hora de comer, así como una falta general de interés por la comida son los dos principales rasgos de este trastorno. Las personas con este trastorno pueden no tener hambre o rechazan el olor, el sabor, la textura y/o el color de los alimentos. Algunos niños con trastorno de alimentación restrictivo o selectivo temen tener dolor, atragantarse o vomitar al comer.
Muchos niños con este trastorno pesan menos de lo que deberían pesar. Pero hay otros que tienen un peso normal o, incluso, sobrepeso, sobre todo los que solo comen comida basura.
Los niños con un trastorno de alimentación restrictivo o selectivo son más proclives a tener:
El trastorno de alimentación restrictivo o selectivo puede llevar a tener problemas derivados de la desnutrición. Los niños con este trastorno pueden:
La falta de nutrición asociada al trastorno de alimentación restrictivo o selectivo puede causar:
Se desconoce cuál es la causa exacta del trastorno de alimentación restrictivo o selectivo. Muchos expertos creen que la combinación de factores psicológicos y genéticos, junto con sucesos que actúan como desencadenantes (como atragantarse) pueden conducir a esta afección. Algunos niños con un trastorno de alimentación restrictivo o selectivo tienen una enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) u otras afecciones que pueden generar problemas de alimentación.
Si un médico cree que un niño podría tener un trastorno de alimentación restrictivo o selectivo, lo explorará y preguntará sobre su salud (antecedentes médicos), hábitos de alimentación y de ejercicio físico y sobre temas emocionales.
Los médicos y los profesionales de la salud mental se fijarán en:
Los síntomas no se pueden deber a la falta de acceso a los alimentos (inseguridad alimentaria), otro trastorno de la alimentación (como la anorexia), u otros problemas médicos.
Los médicos pueden pedir análisis de sangre, análisis de orina o un electrocardiograma (ECG) para evaluar la presencia de otros problemas médicos.
Si usted cree que su hijo podría tener un trastorno de alimentación restrictivo o selectivo, hable con su médico. Abordar esta afección lo antes posible es la mejor manera de tratarla con éxito.
Lo mejor es que trate el trastorno de alimentación restrictivo o selectivo un equipo de profesionales especializados en trastornos de la conducta alimentaria, formado por un médico, por un dietista o nutricionista y un terapeuta. El tratamiento puede incluir asesoramiento nutricional, cuidados médicos y terapia para comer bien. Si al paciente le preocupa atragantarse, un logopeda puede hacer una evaluación de las conductas de tragar y de comer.
Los principales objetivos del tratamiento son:
Los médicos pueden recetar medicamentos para aumentar el apetito o para tratar la ansiedad. Si la ansiedad es un problema, el terapeuta enseñará al niño y a la familia maneras de abordar las preocupaciones relacionadas con los alimentos.
La mayoría de los niños diagnosticados con este trastorno se pueden tratar en casa, pero hay algunos que se deberán someter a un programa hospitalario más intensivo. Los niños con trastorno de alimentación restrictivo o selectivo, una importante pérdida de peso y desnutrición o graves problemas de salud se deberán tratar en un hospital. Algunos niños con un trastorno de alimentación restrictivo o selectivo se tendrán que alimentar por sonda o tomar fórmulas nutritivas para poder obtener las calorías y las vitaminas que necesitan.
El trastorno de alimentación restrictivo o selectivo puede ser difícil de superar, pero aprender a comer de manera saludable y abordar los miedos pueden ayudar a los niños y adolescentes a encontrase mejor y a comer mejor. Cuando la familia al completo trabaja unida para modificar las conductas relacionadas con la comida, lo más probable es que el niño consiga superar este trastorno.
El trastorno de alimentación restrictivo o selectivo va unido a intensas emociones y a preocupaciones relacionados con los alimentos. Apoye a su hijo y favorezca las actitudes positivas sobre el ejercicio y la nutrición en casa. Pruebe los siguientes consejos:
Si le preocupa que su hijo pueda tener un trastorno de la conducta alimentaria, llame a su médico. Este último les puede recomendar a profesionales de la nutrición y de la salud mental que tengan experiencia en el tratamiento de este trastorno en niños y adolescentes. También puede encontrar apoyo e información en línea en:
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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