Los tubos de ventilación son unos tubitos de metal o de plástico. Durante la operación, se hace un pequeño orificio en los tímpanos, por donde se insertan esos tubos. Estas aberturas al oído medio (el área que hay detrás del tímpano) permiten que el aire entre y salga del oído. Esto permite equilibrar la presión del aire entre el oído medio y el exterior, y ayuda a que salga el líquido que se acumula detrás del tímpano.
La mayoría de los niños no necesitarán operarse para que les extraigan los tubos de ventilación más adelante. Los tubos de ventilación se suelen caer por sí solos, al ser expulsados al exterior cuando el tímpano se cura y cicatriza.
Los tubos de ventilación también se conocen como “tubos de timpanostomía”, "tubos de miringotomía" o "tubos de ecualización de la presión".
Muchos niños tienen infecciones del oído medio (otitis media). Estas infecciones suelen ocurrir cuando los niños están resfriados o han contraído otro tipo de infección respiratoria. Las bacterias o los virus pueden entrar en el oído medio y llenarlo de líquido y de pus. Cuando el líquido presiona el tímpano, puede causar dolor de oído y afectar a la audición. El hecho de pasar largos períodos de deficiencias auditivas en niños pequeños puede conducir a retrasos en el desarrollo del habla.
A veces, los niños que tienen muchas infecciones de oído se someten a pruebas de audición.
Un médico puede sugerir que a un niño le coloquen tubos de ventilación en el oído si:
Los tubos de ventilación permiten drenar el líquido que se acumula en el oído medio, prevenir futuras infecciones y ayudar al niño a volver a oír bien.
El profesional del cuidado de la salud de su hijo le indicará qué y cuándo puede comer y beber antes de la operación, porque su hijo deberá tener el estómago vacío el día del procedimiento.
Las operaciones, independientemente de que sean frecuentes y sencillas, pueden asustar a los niños. Puede ayudar a preparar a su hijo hablando con él sobre qué esperar durante la operación.
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Un cirujano especializado en otorrinolaringología (medicina del oído, la nariz y la garganta) es quien se encargará de hacer la operación, llamada miringotomía. La operación se hace en un quirófano mientras el niño está bajo anestesia general. El anestesista observará a su hijo atentamente y lo mantendrá seguro y cómodamente dormido durante toda la operación.
El cirujano hará un pequeño orificio en cada tímpano a través del cual succionará el líquido del oído medio. Puesto que el cirujano puede llegar hasta el tímpano a través del conducto auditivo, no quedarán marcas de cortes ni puntos de sutura.
El cirujano acabará la operación insertando el pequeño tubo de plástico o metal en el orificio del tímpano.
La colocación de tubos (timpanostomía) suele durar de 10 a 15 minutos.
Su hijo se despertará en el área de reanimación. En la mayoría de los casos, el tiempo total de permanencia en el hospital es de unas pocas horas. Los niños muy pequeños o aquellos con otros problemas médicos pueden tener que permanecer más tiempo en el hospital.
Es posible que su hijo vomite un poco el día de la operación o que tenga un dolor de oídos leve. A algunos niños, se les taparán los oídos cuando eructen, bostecen o mastiquen. Esto debería remitir cuando se les vayan curando los tímpanos.
Los tubos de ventilación ayudan a prevenir las infecciones de oído al dejar que entre aire en el oído medio. Otras sustancias, como el agua, pueden entrar en el oído medio a través de los tubos, pero es raro que esto sea un problema. El cirujano de su hijo le podría recomendar que llevara tapones para los oídos cuando se bañe o cuando nade.
Cuando a su hijo le hayan colocado tubos de ventilación, podrá viajar en avión sin problemas. Los tubos lo ayudarán a equiparar la presión del aire dentro y fuera del oído.
Los tubos de ventilación no sirven para prevenir todas las infecciones de oído, pero pueden hacer que estas sean más leves y que ocurran con menos frecuencia. En algunos casos, puede ser necesario volver a colocar los tubos otra vez.
En la mayoría de los casos, no es necesario operar para extraer los tubos de ventilación. Los tubos se suelen caer por sí solos, al ser empujados hacia el exterior cuando se cura el tímpano. Un tubo de ventilación suele seguir dentro del oído durante 6 a 18 meses, dependiendo del tipo de tubo que se haya usado.
Pero, si un tubo continuara estando insertado en el tímpano más de 2 a 3 años, el médico de su hijo podría optar por extraérselo mediante una operación.
Este es un procedimiento muy frecuente y seguro, aunque presenta los riesgos propios de cualquier operación, como las infecciones, las hemorragias y problemas con la anestesia.
Raramente, el orificio del tímpano no se cierra después de que se expulse el tubo, y puede ser necesario cerrarlo en una operación.
Llame al médico si:
Vayan al médico de inmediato o diríjanse a un servicio de urgencias médicas si hay mucha sangre en el líquido que le sale del oído o si a su hijo le duele mucho el oído.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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