Para muchas personas, el divorcio de sus padres supone un punto de inflexión en sus vidas, sin importar si se produjo hace años o está sucediendo ahora mismo.
Hoy en día, aproximadamente la mitad de los matrimonios que se celebran en los Estados Unidos termina en divorcio, por lo que muchos niños y adolescentes tienen que atravesar esta situación. No obstante, si te ocurre a ti, es posible que te sientas muy solo y que no estés seguro de lo que significa.
Puede parecer duro, pero es posible superar un divorcio y llevar una vida familiar feliz a pesar de los cambios que el divorcio pueda suponer.
Existen muchos motivos por los que los padres se divorcian. En general, el divorcio se produce cuando las parejas sienten que ya no pueden vivir juntas debido a las peleas o el enojo, o porque el amor que sentían el uno por el otro cuando se casaron ha cambiado. El divorcio también puede deberse a que uno de los padres se ha enamorado de otra persona y, en algunos casos, a problemas serios como el alcoholismo, los malos tratos o problemas con el juego. A veces nada malo sucede, sino que los padres deciden simplemente vivir separados.
¿Sabías que es muy común que los adolescentes se crean de algún modo culpables del divorcio de sus padres? No olvides que la decisión de tus padres de separarse tiene que ver con problemas entre ellos y no con algo que tú hayas o no hayas hecho.
Algunos adolescentes se sienten culpables de lo que pasó o desearían haber podido evitar discusiones colaborando más con su familia, comportándose mejor u obteniendo mejores calificaciones en la escuela. Pero la separación y el divorcio son el resultado de los problemas que surgen en la pareja, no de los problemas que los padres tienen con los hijos. Las decisiones que toman los adultos sobre el divorcio son solamente suyas.
Si tus padres se están divorciando, es posible que tengas muchos sentimientos diferentes o que tus emociones cambien con frecuencia también. Tal vez te sientas agotado, enfadado, decepcionado o triste. Es posible que desees proteger a uno de tus padres o que culpes a uno de ellos de la situación. Quizá te sientas abandonado, preocupado, culpable o con miedo, o tal vez aliviado, en especial si había mucha tensión o peleas en el hogar. Estos sentimientos son normales y seguramente te ayudará hablar sobre ellos con un amigo, un familiar o un adulto de confianza.
Según tu situación en particular, es posible que tengas que adaptarte a muchos cambios. Por ejemplo, es posible que tengas que mudarte, cambiar de escuela, pasar tiempo con tus padres por separado y, posiblemente, hacer frente a los sentimientos mutuos de antipatía entre tus padres.
Tus padres podrían ir a juicio para determinar quién se queda con tu custodia. Podrías terminar viviendo con uno de ellos la mayor parte del tiempo y visitar al otro, o tal vez tus padres dividan equitativamente el tiempo que pasan contigo. Al principio, esto significa que quizá debas ser flexible y que probablemente tengas que sortear más dificultades por un tiempo.
Algunos adolescentes tienen que viajar entre los lugares de residencia de sus padres y eso puede plantearles algunos problemas, tanto desde el punto de vista social como desde el punto de vista práctico. Pero, con el tiempo, crearás una nueva rutina que funcionará para todos. Normalmente, completar los trámites de la custodia lleva un tiempo. Esto permite que todos los miembros de la familia tengan tiempo para adaptarse a los grandes cambios y que descubran juntos qué es lo que funciona mejor.
La situación económica de tus padres también puede verse afectada. El padre que no trabajaba mientras estaba casado quizá tenga ahora la necesidad de buscar trabajo para poder pagar el alquiler o la hipoteca. Esta situación podría generarle entusiasmo, pero también nerviosismo o presión por su situación financiera. El divorcio también implica gastos, desde los honorarios de los abogados hasta el costo del traslado a una nueva casa.
Es posible que tu familia no pueda permitirse todas las cosas a las que estabas acostumbrado antes del divorcio. Este es uno de los cambios complejos que suelen estar asociados al divorcio. También puede haber cambios positivos, pero la manera de afrontar los cambios estresantes depende de tu situación, tu personalidad y la red de contención que tengas.
Intentar que reine la paz. Hacer frente a un divorcio resulta más fácil si los padres se llevan bien. Es especialmente duro para los adolescentes ver que sus padres discuten y se pelean continuamente o actúan con resentimiento entre sí. Aunque no puedes hacer gran cosa para influir sobre el comportamiento de tus padres durante el divorcio, puedes pedirles que hagan todo lo posible por dar una tregua a las peleas y a las cosas desagradables que se dicen el uno al otro.
Independientemente de los problemas que se haya tenido que enfrentar una pareja, como padres deben manejar las visitas de forma pacífica para minimizar el estrés que puedan sufrir sus hijos. Manifiéstales a tus padres que, aunque sabes que todos están bajo mucho estrés, no deseas quedar atrapado en el medio.
Ser justos. La mayoría de los adolescentes dicen que es importante que los padres no intenten que los hijos tomen partido. Debes sentirte libre para relacionarte con cualquiera de tus padres sin que el otro se sienta celoso o herido, o se ponga furioso. No es justo para nadie creer que relacionarse con uno de los padres implica una traición hacia el otro ni que la felicidad de uno de ellos depende de ti.
Si a los padres les cuesta dejar de lado el resentimiento o el enojo, o si están deprimidos por los cambios que trae aparejado el divorcio, pueden pedir ayuda a un consejero o terapeuta. Esto puede ayudarlos a superar el dolor que provoca el divorcio, a encontrar la felicidad personal y a aliviar el peso que puede recaer sobre los hijos. A los niños y adolescentes también puede resultarles beneficioso consultar a un terapeuta familiar o a otra persona especializada en ayudarlos a superar el estrés de la ruptura familiar. Aunque al principio te parezca extraño hablar con alguien a quien no conoces sobre tus sentimientos personales, conocer la manera en que otros adolescentes en tu situación siguieron adelante puede serte de mucha ayuda.
Mantener el contacto. Ir y venir entre dos hogares puede ser difícil, sobre todo si los padres viven lejos entre sí. Puede ser una buena idea mantener el contacto con el progenitor que ves menos a menudo por culpa de la distancia. Incluso un breve mensaje de correo electrónico para decir “pienso en ti” puede aliviar el sentimiento de añoranza. Si ambos hacen un esfuerzo para mantener el contacto cuando están separados, podrán mantenerse al tanto de los planes y actividades cotidianas de cada uno.
Buscar soluciones. Es posible que desees que tanto tu padre como tu madre acudan a celebraciones especiales, como partidos, reuniones, obras de teatro o recitales. No obstante, quizá a uno de ellos le resulte difícil asistir si el otro está presente. Los padres deberían pensar en solucionar este tipo de situaciones, sobre todo porque es posible que tú necesites sentir el apoyo y la presencia de ambos de manera especial durante la etapa del divorcio. Tal vez se te ocurra alguna idea para llegar a un acuerdo o a una solución para este problema y podrías comentársela.
Hablar sobre el futuro. A muchos adolescentes de padres divorciados les preocupa que puedan verse afectados los planes para su futuro. Algunos temen que el costo del divorcio (los honorarios de los abogados y los gastos de dos hogares) suponga una pérdida del poder adquisitivo y les impida ir a la universidad o realizar otras actividades.
Escoge un buen momento para hablar con tus padres sobre lo que te preocupa, cuando haya tiempo suficiente para sentarse con uno o con ambos para hablar sobre la manera en que te afectará el divorcio. No tengas miedo de provocarles más estrés; sólo intenta elegir un momento propicio para hablar cuando todos estén tranquilos. Es mejor que hables de tus inquietudes en lugar de guardártelas y dejar que se acumulen las preocupaciones o el resentimiento. La mayoría de los problemas tienen solución y existen consejeros y terapeutas que pueden ayudar a los adolescentes y a sus padres a encontrar esas soluciones.
Descubrir las fortalezas propias. ¿Cómo reaccionas ante el estrés? ¿Te enojas y te desquitas con tus hermanos, amigos o contigo mismo? ¿O tienes una personalidad más conformista y piensas primero en los demás? ¿Tiendes a evitar los conflictos y esperar que los problemas desaparezcan mágicamente?
Un acontecimiento que provoca cambios de vida, como un divorcio, puede implicar momentos difíciles, pero también puede ayudar a descubrir los puntos fuertes de las personas y ayudarlas a desarrollar habilidades para enfrentar situaciones complejas. Por ejemplo, ¿cómo puedes sobrellevar la situación si uno de tus padres habla mal del otro? A veces, puede resultar útil quedarse callado hasta que haya pasado el momento de enojo para hablar más tarde del tema con tus padres con tranquilidad. Tal vez, desees decirles que tienes derecho a amar a ambos, sin importar lo que ellos sientan el uno por el otro.
Si necesitas ayuda para descubrir tus puntos fuertes o para aprender a afrontar la situación, pídela (tal vez puedas acudir a tu tía favorita o a un consejero escolar). Y si te resulta difícil confrontar a tus padres, intenta escribirles una carta. Tienes que averiguar qué es lo mejor en tu caso.
Vivir tu vida. En ocasiones, durante el divorcio los padres están tan ensimismados en sus propios problemas que puede parecer que tu vida está en suspenso. Además de centrarte en tus planes y sueños, asegúrate de participar en todas las actividades que practicas habitualmente. Cuando hay muchos cambios en casa, realmente ayuda mantener iguales algunas cosas, como las actividades escolares y los amigos.
Si la situación en tu casa es demasiado complicada, tal vez puedas quedarte en la casa de un amigo o de un pariente hasta que todo se calme. Cuídate comiendo bien y haciendo ejercicio con regularidad: ¡son dos magníficas formas de hacer frente al estrés! Descubre qué es importante para ti: estar con amigos, trabajar con esmero en la escuela, escribir o dibujar, o ser un excelente jugador de baloncesto. Encontrar tu fortaleza interior y centrarte en tus propias metas puede ayudarte realmente a reducir el nivel de estrés.
Dejarte ayudar. Habla de tus sentimientos y reacciones en torno al divorcio con alguien en quien confíes. Si te sientes deprimido o disgustado, deja que te ayuden tus amigos y familiares. Estos sentimientos suelen pasar. Si no es así, y estás muy deprimido o estresado, o si te resulta difícil concentrarte en tus actividades habituales, pide ayuda a un consejero o a un terapeuta. Tus padres, el consejero escolar, un médico u otro profesional de la salud pueden ayudarte a buscar uno.
Muchas comunidades y escuelas ofrecen grupos de apoyo para niños y adolescentes cuyos padres se han divorciado. Puede serte de gran ayuda hablar con otros chicos de tu edad que estén pasando por una experiencia similar.
Siempre habrá altibajos en el proceso, pero los adolescentes pueden afrontar con éxito el divorcio de sus padres y los cambios que este implica. Incluso, es posible que descubras ventajas que no te imaginabas. Muchos adolescentes descubren que sus padres son en realidad más felices después del divorcio o desarrollan nuevas y mejores formas de relacionarse con ellos cuando pasan tiempo con cada uno por separado.
Algunos se vuelven más compasivos y amables con sus hermanos menores cuando ven que estos necesitan su apoyo y atención. Es posible que los hermanos de edades similares formen vínculos más estrechos y aprendan a confiar más entre sí por hacer frente juntos a los problemas planteados por el divorcio de sus padres.
Superar el divorcio de los padres también puede aportar fortaleza y madurez. Algunos adolescentes se vuelven más responsables o aprenden a resolver mejor los problemas, a escuchar más a los demás y a ser mejores amigos. Al mirar atrás, muchas personas aseguran haber aprendido habilidades para superar problemas que no sabían que tenían y sentirse más fuertes y resistentes como resultado de la situación que tuvieron que atravesar.
Se han hecho muchas películas sobre el tema del divorcio y las familias reconstituidas, algunas con finales felices y otras no. En la vida real ocurre lo mismo. Sin embargo, la mayoría de los adolescentes que atraviesan un divorcio se dan cuenta (a veces para su sorpresa) de que son capaces de superar con éxito esta situación tan difícil.
Darte tiempo, dejarte ayudar en el proceso y no perder de vista las cosas buenas de tu vida pueden ser muy importantes.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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