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La gente de hoy en día come mucho más de lo que solía comer, y mucho más de lo que necesita. Esto significa que ingiere constantemente más calorías que aquellas que su cuerpo puede quemar. Lamentablemente, muchos de nosotros no somos conscientes de que estamos comiendo demasiado porque nos hemos acostumbrado a ver (¡y a comer!) porciones desproporcionadamente grandes.
La gente que come demasiado de forma sistemática tiende a tener sobrepeso. También corre el riesgo de padecer distintos problemas de salud, como hipertensión, colesterol alto, diabetes tipo 2, problemas óseos y articulares, problemas respiratorios y del sueño e, incluso, depresión. Y, en etapas posteriores de la vida, la gente con sobrepeso u obesidad tiene un mayor riesgo de padecer enfermedades del corazón, insuficiencia cardíaca y accidentes cerebrovasculares.
Es fácil entender por qué la industria alimentaria tiende a servir mucha más comida de la necesaria: ¡a los clientes les encanta tener la sensación de que están recibiendo lo mejor a cambio de lo que pagan! Pero el valor de una comida no es un buen negocio cuando triplica la cantidad de calorías que necesitamos ni cuando prepara el terreno donde se generarán problemas de salud.
Entonces, ¿qué puedes hacer para recuperar el control? Un buen punto para empezar consiste en estar bien informado sobre dos aspectos que te pueden ayudar a comer bien: el tamaño de las raciones y las cantidades recomendadas de los distintos alimentos.
Fíjate en la etiqueta de cualquier envase y encontrarás, en el apartado sobre la información nutricional, el tamaño de la ración para ese producto en concreto. Contrariamente a lo que cree la gente, el tamaño de una ración no indica la cantidad que deberías comer. Simplemente es una guía para que sepas cuántas calorías y cuántos nutrientes (así como cuánta grasa, cuánto azúcar y cuánta sal) recibes al ingerir una cantidad específica de ese alimento.
A veces, el tamaño de la ración indicada en el envase es mucho menor de lo que estás habituado a comer. En algunos casos, como el de la verdura, es perfectamente correcto (e incluso una buena idea) comer más que la ración indicada en el envase.
Pero, cuando se trata de alimentos de alto contenido en calorías, grasas o azúcares, el tamaño de la ración te puede alertar de que podrías estar ingiriendo una cantidad mayor que la saludable. Pongamos el ejemplo de una bolsa de pastas de 85g (3 onzas) y supongamos que te la comes entera. Si la etiqueta indica que una ración es de 28.35 g (1 onza), no sólo significa que te habrás comido 3 raciones, sino también que habrás ingerido 3 veces la cantidad de las calorías y 3 veces la cantidad de los azúcares indicados para una ración.
Las raciones indican cuánta nutrición te aporta determinada cantidad de un alimento en concreto. Pero no te indican qué alimentos necesitas para mantenerte sano. Es aquí donde entra en juego "MyPlate" (Mi Plato), del Departamento de Agricultura de los EE. UU.
Mi Plato está dividido en cuatro partes, dejando los lácteos a un lado para representar los cinco grupos de alimentos:
Hay un sitio web, ChooseMyPlate.gov, que ofrece información para ayudar a la gente a saber qué cantidad de alimentos debe comer según su edad, sexo y nivel de actividad.
Las raciones indicadas en las etiquetas alimentarias y las cantidades recomendadas en el sitio ChooseMyPlate suelen expresarse en gramos, onzas o tazas. Por descontado, la mayoría de nosotros no llevamos encima balanzas para pesar comida ni tazas para medir. Entonces, ¿cómo podemos traducir esas cantidades en medidas que nos resulten más cercanas? Aquí es donde entran en juego las pistas visuales. (Un aviso: algunas pueden parecer pequeñas, ¡sobre todo para los que les gustan las porciones maxi!).
Una forma fácil de medir las porciones si no dispones de instrumentos de medida consiste en utilizar tu propia mano a modo de guía.
Otra buena manera de visualizar el tamaño de las porciones adecuadas consiste en aplicar la idea del "plato dividido". Piensa que tu plato está dividido en cuatro partes iguales. Utiliza uno de los cuartos superiores para las proteínas. Utiliza el otro cuarto superior para las féculas, preferiblemente los cereales integrales. Luego, llena la mitad inferior a base de verduras y hortalizas (o de una combinación de ambas con la fruta). Ninguno de estos alimentos se debe superponer ni apilar en altura. El hecho de dividir el plato de esta forma no solo te ayudará a controlar el tamaño de las porciones, sino que también te ayudará a llevar una dieta equilibrada.
Ser consciente del tamaño realista de las porciones y utilizar la idea del "plato dividido" te puede ayudar a evitar comer en exceso. Pero, a veces, las pistas visuales pueden ser complicadas de aplicar, sobre todo cuando hablamos de alimentos difíciles de medir, como un sándwich. También puede ser difícil calcular el tamaño de las porciones en alimentos como las patatas fritas o las galletas, que tendemos a comer directamente de la bolsa.
Más consejos para controlar las porciones:
Y lo más importante de todo: convierte en hábito el hecho de que sea tu estómago, en vez de tus ojos, quien te diga cuándo estás satisfecho con la comida. La clave para mantener un peso saludable consiste en saber escuchar las señales naturales que nos envía nuestro cuerpo para indicarnos cuándo tenemos hambre y cuándo estamos llenos.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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