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Estudiar para exámenes

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Acabas de enterarte de que tienes un examen de mates el viernes, el mismo día que el examen final de historia y la prueba semanal de los verbos en inglés. ¿Están locos? ¿Cómo vas a estudiar todo eso?

Tranquilo, no te pongas nervioso. Hay algunos secretos que pueden ayudarte a estudiar. Si los sigues, podrás tomar los tres exámenes tranquilamente.

Empezar a estudiar en la escuela

Se puede empezar a estudiar para los exámenes y las pruebas antes de que sepas que vas a tener un examen. Las buenas técnicas de estudio empiezan en la clase mientras tomas apuntes. Tomar apuntes es una manera de recordar lo que te han enseñado o lo que has leído.

Algo importante al tomar apuntes es escribir los hechos que menciona el profesor o que escribe en la pizarra durante la clase. Si se te escapa algo, pregúntale al profesor que te ayude después de la clase. Otra cosa importante para tener buenos apuntes es organizar bien los temas, para que después te resulte fácil leerlos y revisarlos. (Esto significa que tendrás que pasar en limpio algunos apuntes en casa o en los descansos, mientras aún tengas la clase fresca en la mente.)

Por desgracia, la mayoría de las escuelas no enseñan cómo tomar apuntes. Si te propones tomar buenos apuntes, puede que necesites experimentar un poco hasta descubrir lo que funciona, así que no te rindas.

Organizar el tiempo

Cuando te sientes a estudiar, piensa cuánto tiempo quieres dedicar a cada tema. Esto evitará que te sientas abrumado.

Si hoy es lunes y tienes esos exámenes el viernes, calcula cuánto tiempo necesitas para estudiar de aquí a entonces. Después calcula cuánto tiempo necesitas para cada asignatura. Por ejemplo, probablemente la prueba semanal de los verbos en inglés no será tan intensa como un examen final de historia. Así que no tendrás que reservar el mismo tiempo para el examen de inglés, y si este puedes dividirlo en un ratito cada tarde, mejor aún.

Otra técnica de estudio es la llamada "procesar a trozos la información", que consiste en dividir temas grandes en distintas partes. Imaginemos que tienes un examen de historia sobre la Segunda Guerra Mundial. En vez de pensar en estudiar toda la Segunda Guerra Mundial (que puede ser abrumador incluso para un historiador), intenta dividir tus sesiones de estudio en fragmentos de 2 años, o por batallas concretas.

Cuando hayas decidido qué cantidad de trabajo puedes asumir, piensa cuánto tiempo necesitas para estudiarla. La mayoría de las personas pueden estar realmente concentradas durante 45 minutos seguidos; después de eso, es probable que necesites hacer un pequeño descanso. Si te das cuenta de que te distraes y estás pensando en otras cosas mientras estudias, vuelve a concentrarte tan pronto como puedas. Recuerda que cuando acaben los 45 minutos, podrás tomarte un descanso.

Cómo estudiar

Mientras estudias, revisa tus apuntes y cualquier información especial de tu libro de texto. Si tienes que estudiar ecuaciones o problemas de matemáticas o ciencias, practica los problemas. Pon especial atención en cualquier cosa que el profesor haya destacado en clase. (¡Para esto son de última los apuntes!)

Muchos profesores explican de antemano a sus estudiantes cómo será el formato del examen. Esto puede ayudarte a programar cómo estudiar. Por ejemplo, si sabes que vas a hacer un examen con preguntas de opciones múltiples sobre la Segunda Guerra Mundial, sabrás que tendrás que céntrate en estudiar hechos y detalles. Por otro lado, si el examen va ser de preguntas tipo ensayo, pensarás en qué temas es más probable que entren en el examen. Luego imagina varios posibles temas para preguntas tipo ensayo y utiliza tus apuntes, libros y otras fuentes de referencia para tratar de responder a esas preguntas.

Cuando intentes memorizar fechas, nombres u otra información relacionada con hechos, ten en cuenta que normalmente hacen falta varios intentos para recordar algo correctamente (por eso es una buena idea empezar a estudiar para un examen con tiempo suficiente). Utiliza los trucos para recordar que haya propuesto el profesor o inventa tú tus propios trucos. Lee las cosas varias veces si lo necesitas, y escribe cualquier frase o pensamiento que te ayude a recordar las ideas o los conceptos principales.

A algunas personas les ayuda enseñar en voz alta a un estudiante imaginario lo que están estudiando, o estudiar con un compañero y turnarse para enseñarse. Otra técnica de estudio es fabricar tarjetas con resúmenes de los hechos o conceptos importantes. Puedes utilizarlas para repasar un examen.

Estudiaré mañana y otras excusas

Es tentador aplazar el estudiar hasta el último minuto (lo que también se conoce como postergar). Por desgracia, cuando los alumnos están en secundaria hay tanto trabajo que no suele haber tiempo para postergar.

Si te gusta postergar las cosas (¿y a alguien no le gusta a veces?), una de las mejores maneras de superar esta tendencia es organizándote. Si escribes las fechas de los exámenes y las pasas a un calendario, te resultará difícil ignorarlas. Y si te sientas a organizar y planear el trabajo, te darás cuenta del tiempo que necesitas para hacer las cosas. La organización hace más difícil postergar.

Algunas personas aplazan el estudiar porque se sienten abrumadas por el hecho de que tienen poco tiempo o de que sienten que les falta organización. No dejes que esto te ocurra. Organiza tus apuntes, mantente al día con las lecturas que debas hacer y sigue los otros consejos para estudiar que se han mencionado antes para mantenerte concentrado y al mando de la situación. Tus profesores te comunicarán con antelación los exámenes importantes para que tengas suficiente tiempo para estudiar para el tipo de examen que vayas a hacer.

¿Pero qué ocurre si te sientes agobiado por todo lo que tienes que hacer? ¿No te queda tiempo suficiente para estudiar después de las clases y las actividades extraescolares? Pide a tus profesores que te ayuden a priorizar. Quizá necesites pedir que te ayude a encontrar una solución a la persona que dirige esas actividades, como, por ejemplo, tu entrenador o tu profesor de música o teatro.

Pero no esperes hasta el último minuto para hablar con tus profesores, porque entonces sólo parecerá que has estado postergando los estudios. Y no temas pedir ayuda. Los profesores respetan a los alumnos que son responsables y tienen interés por aprender y hacer las cosas bien.

Estudiar con otros

A veces puede ser útil repasar las cosas con otros que también están estudiando para el mismo examen. Puedes comprobar que tus apuntes son correctos y que entiendes el tema. Los grupos de estudio son también útiles para encontrar maneras de recordar los conceptos y para después preguntaros los temas mutuamente.

Pero para algunas personas que se distraen fácilmente, los grupos de estudio son desastrosos, porque no les ayudan a concentrarse. Si estás con un grupo de amigos o de compañeros, puede que pases más tiempo charlando que estudiando realmente. Una manera de estar seguro de que no vas a hablar y estarás concentrado si estudias con un grupo es hacerlo en la biblioteca. Te verás obligado a actuar con mayor moderación que si estás estudiando en la mesa de la cocina de la casa de alguien.

En definitiva, lo importante es lo que a ti te vaya mejor. Si te gusta estudiar solo y te sientes más seguro haciéndolo así, estupendo. Si crees que te gusta trabajar en un grupo, pruébalo; sólo sé consciente de los inconvenientes.

La recompensa

Cuando hayas estudiado, deberías sentir que puedes enfrentarte al examen o la prueba con confianza; no necesariamente que vayas a acertar el 100% de las preguntas, pero sí que has entendido la información.

Sobre todo, no te pongas nervioso si no puedes recordar algunos datos la noche antes del examen. Aunque te pasases la noche estudiando, el cerebro necesita tiempo para digerir toda esa información. Te sorprenderá lo que puedes recordar después de haber dormido.

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Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.

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