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La anestesia es un tipo de medicamento que se administra para que el paciente duerma profundamente y no sienta dolor durante una intervención quirúrgica o una prueba. Se le llama también “anestesia general” porque hace efecto en todo el cuerpo (a diferencia de la anestesia “local”, que se utiliza en áreas específicas).
Es común que los padres estén nerviosos; por ello es importante, ante todo, que usted reflexione sobre lo que siente. Tome en cuenta que el propósito de los anestésicos es evitar el dolor y recuerde que el hospital Children’s cuenta con personal especializado para administrar anestesia a niños.
A los niños pequeños se les puede describir la anestesia de la siguiente manera: “es una medicina que te ayudará a dormir para que no sientas nada”. Antes de llevar a cabo la prueba o la intervención quirúrgica, un enfermero, un especialista en terapia recreativa y el equipo de anestesiólogos, se reunirán con ustedes para ayudarles a prepararse y para contestar cualquier pregunta que tengan.
Aun con esta preparación, algunos niños se ponen muy nerviosos. En estos casos, después de una evaluación del anestesiólogo (el médico especializado en anestesia), se podrá administrar un medicamento que le ayude a relajarse. Si existe alguna razón médica para no administrar el relajante al niño, el personal le presentará otras alternativas.
A veces se les permite a los padres permanecer con el niño. Después de haber hablado con ustedes, el anestesiólogo determinará cuál es la manera más segura y eficaz, desde un punto de vista médico, de iniciar la anestesia (esto se llama “inducción”), tomando en cuenta factores tales como su propio deseo de participar y las necesidades del niño, según su edad y nivel de desarrollo.
Los niños reaccionan de distintas maneras a la anestesia, según su edad, nivel de desarrollo, temperamento y las experiencias que hayan tenido previamente con médicos y enfermeros. Estos factores le ayudarán al anestesiólogo a decidir dónde y cómo administrar la anestesia.
Por lo general, cuando se trata de bebés menores de 12 meses, el anestesiólogo y el enfermero de anestesiología los llevan directamente a la sala de operaciones, y a los padres se les acompaña a la sala de espera.
Cuando se trata de niños entre 1 y 10 años de edad, es posible que se les ofrezca a los padres acompañarlos mientras se duermen. A diferencia de los adultos, a los niños generalmente se les empieza a administrar el anestésico a través de una mascarilla. Para la mayoría de los niños, este método es más eficaz que colocarles una vía intravenosa (“IV”, por sus siglas en inglés).
Se permite que los niños pequeños se sienten en las piernas de uno de los padres durante la inducción, pero cuando se trata de niños más grandes, es más seguro si se acuestan antes de quedarse dormidos.
Muchos niños se duermen tranquilamente, pero otros rechazan la mascarilla que se les sostiene en la cara. Es posible que se les pida a los padres que “abracen” al niño para limitar el movimiento de los brazos, a fin de permitir que el anestesiólogo sostenga la mascarilla en la cara. En ese momento, puede ayudarle a calmarse con una de sus canciones o poemas favoritos.
El niño tardará varios minutos en dormirse completamente a partir del momento en que empiece a respirar el anestésico. Durante este período de transición, algunos niños se retuercen y empiezan a respirar de manera ruidosa, rápida y superficial. A medida que el sueño se vuelva más profundo, la rapidez y los ruidos de la respiración generalmente disminuyen. En la mayoría de los casos, el cuerpo se ve y se siente flácido, y es posible que los párpados no se cierren completamente. Estos cambios son normales, aunque a algunos padres les preocupan.
Tanto a los niños mayores como a los que tengan ciertos problemas de salud, se les colocará una vía intravenosa para administrar el anestésico, que actúa con mayor rapidez de este modo. De ser necesario, se puede utilizar otro medicamento para anestesiar la piel antes de colocarle la vía intravenosa. (Refiérase al folleto educativo titulado “Cremas anestésicas”).
No se exige que los padres se queden con el niño al iniciar la anestesia; algunos padres prefieren no estar presentes. Sus necesidades son importantes también, de modo que puede informar al anestesiólogo y al enfermero de anestesiología de sus preferencias, quienes apoyarán su decisión.
Cada experiencia con la anestesia es única; algunos padres querrán estar presentes de nuevo y otros no. Como se mencionó anteriormente, el anestesiólogo tomará en cuenta la edad y madurez del niño, así como cualquier cambio en su estado de salud, para decidir si los padres tienen la opción de estar presentes o no.
Para asegurar que el anestesiólogo y el enfermero tengan suficiente espacio para atender al niño, no se permite que más de dos adultos estén presentes en la sala de inducción. Si se va a administrar la anestesia en el quirófano mismo, generalmente se permite que un sólo un adulto esté presente. Se prohíbe la entrada a los hermanos durante la inducción.
Después de la intervención quirúrgica o la prueba, el niño será trasladado a la unidad de cuidados post-anestésicos (también llamada sala de recuperación o “PACU”, por sus siglas en inglés), hasta que despierte. El equipo de anestesiología se quedará con el niño hasta que esté estable y un enfermero de la sala de recuperación le observará y se encargará de su cuidado cuando empiece a despertar; le evaluará el dolor, se asegurará de que esté respirando bien y le tomará los signos vitales (presión arterial y frecuencia cardiaca). (Refiérase al folleto educativo titulado “Unidad de cuidados post-anestésicos”).
Si el niño tiene dolor, se le administrarán analgésicos (medicamentos para el dolor). Debido a que en su mayoría, éstos pueden causar somnolencia y cambios en la respiración, será necesario tenerlo en observación por un rato. Usted podrá reunirse con su hijo una vez que se hayan estabilizado sus signos vitales y empiece a despertar.
Conforme van despertando, algunos niños, sobre todo los más pequeños, pueden mostrarse molestos por un rato aunque no tengan dolor. Los enfermeros tienen mucha experiencia y le ayudarán a sentirse mejor. Es posible que se tranquilicen al reunirse con sus padres, pero a veces siguen molestos un rato más. Si los padres y enfermeros muestran paciencia y lo consuelan, el niño se sentirá cómodo y se tranquilizará en poco tiempo.
Después de despertar, y por un período de 24 horas, es común que los niños sientan:
Al principio, tenga mucho cuidado al sostener al niño, ya que podría tener dificultad para guardar el equilibrio.
Este folleto sólo le ofrece información general. Usted tendrá oportunidad de hablar con el anestesiólogo el día en que se lleve a cabo la intervención quirúrgica o la prueba. Si tiene alguna pregunta antes de entonces, llame al departamento correspondiente.
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Last reviewed 8/2015 ©Copyright
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