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Respiración sibilante o jadeante y asma en bebés

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Más de 7 millones de niños de menos de 18 años tienen asma. La mayoría de los niños con asma desarrollan síntomas en torno a los 6 años, y muchas desarrolla tales síntomas en torno a los 3 años. Si su bebé tiene respiración sibilante -es decir, "hace pitos" al respirar- cuando se acatarra, tal vez usted se haya preguntando si la causa puede ser el asma. Pero no siempre está claro si un bebé tiene asma. Es mucho más importante asegurarse de que su hijo recibe un tratamiento adecuado para cualquier problema respiratorio que pueda tener que hacerle un diagnóstico definitivo.

El asma cada vez es más frecuente en los países desarrollados, aunque nadie sabe exactamente por qué. Pero hay una cosa sobre la que sí están seguros los investigadores: un niño tiene muchas más probabilidades de desarrollar asma si tiene antecedentes familiares de alergias y asma. Esto es especialmente cierto cuando los padres del niño tienen asma y ciertas alergias. (Algunas alergias, como la alergia a la penicilina o a las picaduras de insecto, no influyen sobre el riesgo de padecer asma.)

Mi bebé tiene respiración sibilante. ¿Es asma?

El asma es una enfermedad pulmonar crónica que provoca que las vías respiratorias se inflamen, se estrechen y produzcan un exceso de mucosidad. Puede ser difícil de diagnosticar en niños de menos de 5 años, sobre todo en bebés, porque existen otros trastornos que tienen síntomas similares.

También es difícil medir con precisión la función pulmonar de un bebé (lo bien que éste respira). Los niños mayores y los adultos pueden cooperar mejor en las pruebas de función pulmonar, que suelen implicar inspirar profundamente y luego soplar con todas las fuerzas y lo más deprisa posible. Este tipo de pruebas permiten detectar cambios asmáticos en los pulmones.

El funcionamiento de los pulmones de los bebés también complica el diagnóstico del asma. Las vías respiratorias de los bebés son más pequeñas y estrechas que las de los adultos. Cuando un bebé contrae una infección en las vías respiratorias, éstas, que ya son estrechas de por sí, se inflaman y se llenan de mucosidad con mucha mayor facilidad que en un niño mayor o un adulto. Esto puede provocar a toser, respiración sibilante, y otros síntomas del asma (incluso si es no asma, pero una infección viral).

Una enfermedad bastante frecuente cuya sintomatología se parece a la del asma es la bronquiolitis del lactante, que está provocada por una infección vírica, generalmente por el virus sincitial respiratorio (VSR). La infección afecta a los bronquíolos: los diminutos conductos que hay al final de los bronquios en contacto con los pulmones. Estos tubitos se inflaman, dificultando la respiración. Los bebés suelen ser los más afectados por esta infección porque sus vías respiratorias son tan pequeñas que se obstruyen con mayor facilidad que las de los niños mayores o los adultos.

Los síntomas de la bronquiolitis incluyen respiración rápida, tos, "pitos o silbidos" al respirar y fiebre. Los bebés que desarrollan bronquiolitis pueden ser más proclives a desarrollar asma más adelante. Pero no está claro si esto se debe a la infección o a que el niño ya era propenso a los problemas respiratorios antes de contraerla. Se están haciendo estudios para aclarar la relación existente entre la bronquiolitis y el posterior desarrollo de asma.

También hay otras razones menos frecuentes de que un lactante tenga respiración sibilante. El hecho de haber inhalado un objeto extraño o un trozo de comida también puede provocar respiración sibilante. Los bebés prematuros que tienen vías respiratorias insuficientemente desarrolladas también pueden presentar este tipo de respiración. La fibrosis quística también puede provocar respiración sibilante en un niño, aunque esta enfermedad suele asociarse también a otros síntomas como al retraso del crecimiento.

Posponer el diagnóstico de asma

Es importante recordar que un solo episodio de respiración sibilante no basta para emitir un diagnóstico de asma. Para emitir un diagnóstico de este tipo, se deben presentar síntomas asmáticos más de una vez. Pero, incluso si su hijo presenta respiración sibilante de forma recurrente, es posible que el pediatra no esté seguro de que la causa sea el asma, sobre todo si se trata de un bebé. Es posible que necesite más tiempo y a veces más pruebas para confirmar el diagnóstico de asma y diseñar el mejor programa de tratamiento para controlarlo a largo plazo.

Los médicos evitan hacer diagnósticos incorrectos, que podrían alterar innecesariamente la vida de toda la familia o estigmatizar al niño al adjudicarle la etiqueta de una enfermedad crónica que tal vez no tenga. Menos de un tercio de los bebés que tienen respiración sibilante de forma recurrente durante los primeros tres años de vida siguen presentando este síntoma durante el resto de la infancia. En otras palabras, la mayoría de los lactantes que "hacen pitos" al respirar los dejan de hacer cuando crecen y no desarrollan asma de mayores.

De todos modos, los médicos saben que el asma persistente no controlado, a la larga, puede dañar los pulmones. El hecho de utilizar pronto medicamentos antiinflamatorios puede impedir que esto ocurra.

Por todos estos motivos, los médicos prefieren tratar los síntomas de un lactante como si tuviera asma, aunque el diagnóstico no esté claro. Pueden recetarle medicamentos para el asma, pero probablemente no harán un diagnóstico seguro de asma excepto si el niño sigue presentando síntomas asmáticos.

El diagnóstico del asma en niños mayores

Debería hablar con el pediatra de su hijo sobre la posibilidad de que éste tenga asma, si presenta:

  • respiración sibilante en más de una ocasión (con o sin otra enfermedad)
  • tos constante o episodios de tos que empeoran por la noche o después del juego activo
  • cualquier otro problema respiratorio que le preocupe.

Es posible que el pediatra también le pregunte si su hijo tiene problemas respiratorios en distintas circunstancias, como cuando se acatarra. Es posible que le pregunte también si tales problemas ocurren cuando el niño se expone a:

  • aire frío
  • alergenos, como animales domésticos o polvo
  • humo.

Es importante que informe al pediatra de su hijo sobre cualquier antecedente de alergias, asma y problemas de senos nasales que haya en su familia. Esta información y la observación atenta de su hijo ayudarán al pediatra a decidir si los síntomas del niño se deben al asma o algún otro problema.

Tratar los síntomas de su hijo

El hecho de que el pediatra de su hijo no le diagnostique asma no significa que no se le pueda tratar la respiración sibilante. Es posible que el pediatra le recete un inhalador del tipo de los que se utilizan para controlar el asma a fin de comprobar si sus síntomas mejoran con el tratamiento.

Debido a que este tipo de medicación suele ser segura, incluso para lactantes y niños pequeños, los posibles beneficios de probarla generalmente superan a los riesgos de sus efectos adversos.

La gravedad de los problemas respiratorios de su hijo, así como la frecuencia con que manifiesta síntomas, ayudarán a determinar qué tipo de medicación necesita. El pediatra también le indicará si su hijo necesita un tratamiento continuo o si sólo deberá medicarlo cuando presente síntomas. Los medicamentos para el asma se suelen administrar mediante un inhalador con espaciador o mediante un nebulizador.

También debería repasar el programa de tratamiento de su hijo con todas las personas que vayan a cuidar de él. Asegúrese que los cuidadores del niño entienden el programa de tratamiento y, si su hijo necesita medicación para el asma, enseñe al cuidador y a los demás miembros de la familia cómo se utiliza el inhalador o el nebulizador.

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Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.

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