La leucemia es un tipo de cáncer de la sangre que afecta a los glóbulos blancos del cuerpo.
Normalmente, los glóbulos blancos ayudan a combatir las infecciones y protegen al cuerpo de las enfermedades. Pero en la leucemia, algunos de los glóbulos blancos se vuelven cancerosos y dejan de funcionar como deberían funcionar. Cuantas más células cancerosas se forman en la sangre y en la médula ósea (el tejido esponjoso que hay dentro de los huesos), quedará menos espacio disponible para las células sanas.
Hay dos tipos diferentes de leucemia: la aguda (de crecimiento rápido) y la crónica (de crecimiento lento).
La leucemia linfoblástica aguda ocurre cuando el cuerpo fabrica demasiados linfoblastos (un tipo de glóbulo blanco). Es el tipo más frecuente de cáncer en la infancia. Esta enfermedad también se conoce como leucemia linfocítica aguda y leucemia linfoide aguda.
Puede afectar a dos tipos distintos de linfocitos (las células B y las células T). Los médicos distinguen entre dos subtipos de leucemia linfoblástica aguda en función del tipo de linfocitos implicados. La mayoría de los niños con leucemia linfoblástica aguda tienen el subtipo que afecta a las células B.
Esta enfermedad se desarrolla deprisa y empeora rápidamente. Por eso, el diagnóstico precoz es muy importante. Gracias a los avances que han tenido lugar en su tratamiento y a los ensayos clínicos, el pronóstico para los niños que padecen esta enfermedad es prometedor. Con tratamiento, la mayoría de ellos se curan.
Se desconoce cuál es la causa de la leucemia linfoblástica aguda. Pero hay algunos factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de que un niño desarrolle esta enfermedad.
La leucemia linfoblástica aguda puede afectar a personas de cualquier edad, pero es más frecuente en niños de 2 a 5 años.
Entre los factores de riesgo, se incluyen los siguientes:
Todos los tipos de leucemia suelen tener los mismos síntomas. Entre ellos, se incluyen los siguientes:
Los médicos usan unas pruebas especiales cuando sospechan una leucemia. Entre ellas, se incluyen las siguientes:
Los niños con leucemia linfoblástica aguda se tratan con quimioterapia. Estos medicamentos especiales se usan para matar las células cancerosas. Qué medicamentos y cómo se combinan entre sí son factores que dependen del subtipo de leucemia linfoblástica aguda que tenga el niño y de lo agresiva que sea esta enfermedad. La forma en que el cáncer responda al tratamiento inicial también es importante para elegir el tipo de quimioterapia a utilizar.
Los médicos pueden administrar quimioterapia:
La meta del tratamiento es la remisión, que es cuando se dejan de detectar células cancerosas en el cuerpo del paciente. Luego, la quimioterapia de mantenimiento se usa para mantener al niño en remisión e impedir la reaparición del cáncer. El niño recibe quimioterapia de mantenimiento durante un período de 2 a 3 años.
Los niños con tipos agresivos de leucemia linfoblástica aguda pueden requerir un trasplante de células madre. Este tratamiento, también conocido como trasplante de médula ósea, implica lo siguiente:
Los ensayos clínicos son estudios de investigación que ofrecen a los pacientes nuevos y prometedores tratamientos que todavía no están disponibles para el público en general. Los médicos son quienes deciden si un niño es un buen candidato para participar en un ensayo clínico.
En la mayoría de los casos, nadie puede controlar los factores que desencadenan la leucemia linfoblástica aguda. Los estudios están analizando la posibilidad de que algunos factores ambientales expongan a los niños a desarrollar esta enfermedad.
La radiación prenatal, como las radiografías a las que se somete la madre cuando está embarazada, pueden desencadenar una leucemia linfoblástica aguda en un niño antes de que nazca. Las mujeres embarazadas y aquellas que crean que podrían estar embarazadas deben informar a sus médicos antes de someterse a pruebas o a procedimientos médicos que impliquen el uso de radiaciones.
Recibir la noticia de que un hijo suyo tiene cáncer es terrible, y el tratamiento del cáncer suele ser muy estresante para cualquier familia.
Pero recuerde que no está solo. Para recibir apoyo, hable con el médico de su hijo o con un trabajador social del hospital. Hay muchos recursos disponibles para ayudarles a atravesar esta difícil situación.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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