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Las células germinales son las células reproductivas de un bebé aún no nacido. En los niños, las células producen el esperma y en las niñas, producen los óvulos.
Estas células se desarrollan en la "línea media" del feto (el lugar donde residirán el estómago y otros órganos internos) antes de acomodarse en el lugar de los órganos reproductivos.
Las células germinales que crecen de manera anormal pueden transformarse en un tumor. Con frecuencia, estos tumores se desarrollan en los ovarios o los testículos. Como las células germinales viajan a lo largo de la línea media para llegar a los órganos reproductores a medida que desarrolla el feto, a veces pueden asentarse en otros lugares.
Los lugares más comunes de tumores de células germinales fuera de los órganos reproductores son los siguientes:
A veces, puede desarrollarse un tumor en la parte media del cerebro.
Al igual que los tumores que se desarrollan en otras partes del cuerpo, los tumores de células germinales pueden ser benignos (no cancerosos) o malignos (cancerosos). Los tipos más comunes de tumores de células germinales incluyen los siguientes:
Teratomas. Estos tumores son benignos pero se pueden transformar en malignos. Los teratomas son el tipo más común de tumor de células germinales que se desarrollan en las zonas extragonadales (fuera de los ovarios o los testículos). Los teratomas se suelen tratar con cirugía porque la quimioterapia no sirve para los tumores benignos.
Germinomas. Estos tumores malignos también reciben el nombre de disgerminomas cuando se encuentran en los ovarios o de seminomas cuando ocurren en los testículos. También pueden estar en la parte media del cerebro.
Tumor del saco vitelino (también llamado "tumor del seno endodérmico"). Estos tumores malignos se desarrollan más comúnmente en los ovarios, los testículos o el coxis.
Carcinoma embrionario. Estos tumores malignos se suelen desarrollar en los testículos de un adolescente, pero pueden extenderse (hacer metástasis) a otras partes del cuerpo.
Coriocarcinoma. Este tumor maligno se suele desarrollar en la placenta durante el embarazo y puede afectar tanto a la madre como al niño.
La causa de la mayoría de los tumores de células germinales a veces es desconocida. Los médicos saben que algunas afecciones médicas pueden hacer que los niños tengan más probabilidades de desarrollar estos tumores. Entre ellas, se incluyen las siguientes:
Los niños con testículos no descendidos (testículos que permanecen dentro de la pelvis) también parecen tener más riesgos de desarrollar un tumor de células germinales.
En las etapas iniciales, los niños con un tumor de células germinales benigno o maligno tal vez tenga muy pocos síntomas o ninguno en absoluto. A medida que el tumor crece, es posible que se sienta una masa (bulto) o que aparezcan síntomas cuando el tumor ejerce presión contra los órganos del cuerpo.
Según el lugar en el que se encuentre el tumor, puede provocar síntomas como los siguientes:
Si el médico cree que un niño puede tener un tumor, hará un examen físico y ordenará las siguientes pruebas:
Estudios de diagnóstico por imágenes. Pueden incluir una tomografía computada, una resonancia magnética, una radiografía, una ecografía y un centellograma. Estos estudios son útiles para determinar el tamaño y la ubicación del tumor. También pueden ayudar a determinar si el cáncer se extendió a otras partes del cuerpo.
Biopsia. Una biopsia es la extracción de un pequeño trozo de tejido para analizarlo en un laboratorio. Esta observación a cargo de un patólogo ayuda al oncólogo (médico especializado en cáncer) a hacer el diagnóstico y escoger el tratamiento adecuado. Las biopsias se pueden hacer por medio de una laparoscopía con una pequeña incisión y una cámara que guía los movimientos del médico. En otros casos, tal vez sea necesaria una cirugía más complicada debido a la ubicación del tumor.
Análisis de sangre. Los análisis como el recuento sanguíneo, el análisis del riñón y el análisis del hígado permiten comprobar la presencia de minerales en la sangre y ofrecen información importante sobre el funcionamiento del hígado y de otros órganos. Los análisis de alfafetoproteína (AFP) y de beta gonadotropina coriónica humana (β-HCG) reciben el nombre de "marcadores tumorales". Estos análisis comprueba si los niveles de estas proteínas en el cuerpo son superiores a lo normal. Los niveles más elevados pueden indicar la existencia de un tumor de células germinales. Estos análisis también permiten comprobar cómo está funcionando el tratamiento contra el cáncer. Los marcadores también son útiles después del tratamiento para determinar si el tumor ha vuelto a aparecer.
Si un tumor puede estar relacionado con una enfermedad genética subyacente, es posible que también se hagan estudios genéticos.
A los niños con tumores de células germinales benignos se les hará una cirugía para extraerlos. Quienes tengan tumores malignos primero tendrán que atravesar un proceso que se denomina estadificación.
La estadificación es un sistema de clasificación que ayuda a los médicos a determinar hasta dónde ha avanzado el cáncer. Para esto, se tienen en cuenta cosas como las siguientes:
Esta información, combinada con la edad y la salud general del niño, ayuda a los médicos a desarrollar planes de tratamiento. Los planes pueden incluir las siguientes opciones, ya sea solas o combinadas:
Cirugía. Los niños con tumores malignos son sometidos a una cirugía para quitar la mayor cantidad de células cancerígenas posible.
Radioterapia. Este tratamiento usa la radiación de alta energía de los rayos X, los rayos gamma o las partículas subatómicas de movimiento rápido (denominada terapia con haces de protones) para atacar y destruir las células cancerígenas. La radiación no suele ser necesaria para tratar los tumores de células germinales porque, en general, son muy sensibles a la quimioterapia.
Quimioterapia. La quimioterapia permite tratar el cáncer en todo el cuerpo. La quimioterapia también es la terapia más importante para tratar células microscópicas (muy pequeñas) que pueden estar ocultas en otras partes del cuerpo y que no pueden ser detectadas en una tomografía ni se pueden sentir en un examen. Con frecuencia, se combinan varias drogas de quimioterapia para atacar las células cancerígenas de distintas maneras.
El estrés de tener un hijo que está recibiendo tratamiento para cualquier tipo de tumor puede ser un sentimiento abrumador. Pero no está solo. Para buscar apoyo, hable con el médico de su hijo o con el trabajador social del hospital. Existen muchos recursos que lo pueden ayudar a usted y a su hijo a atravesar este tiempo difícil.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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