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La beta talasemia es un trastorno sanguíneo hereditario, donde el cuerpo no fabrica hemoglobina con normalidad. La hemoglobina es la parte de los glóbulos rojos que trasporta oxígeno por todo el cuerpo. Esta hemoglobina anormal puede conducir a una anemia (una cantidad insuficiente de glóbulos rojos en el cuerpo) y a otros problemas médicos.
En función del tipo de beta talasemia que se tenga, los síntomas pueden ser leves o muy graves. Hay tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas.
Los tres tipos de beta talasemia son los siguientes:
Las personas con el rasgo de la beta talasemia no suelen presentar ningún síntoma.
Los niños con beta talasemia mayor o intermedia no suelen presentar síntomas al nacer, pero estos suelen empezar a manifestarse en los dos primeros años de vida. Pueden presentar síntomas de anemia, como:
Las personas con beta talasemia mayor o intermedia suelen acabar teniendo una acumulación de hierro en el cuerpo, sea por la enfermedad en sí misma o por las transfusiones de sangre repetidas que reciben. El exceso de hierro puede dañar el corazón, el hígado y el sistema endocrino.
Las personas con beta talasemia mayor pueden tener otros problemas de salud graves, como:
La hemoglobina se fabrica con dos proteínas alfa y dos proteínas beta. Un cambio genético (mutación) en las proteínas alfa causa una alfa talasemia. Un cambio genético (mutación) en las proteínas beta causa una beta talasemia.
En la beta talasemia, el cambio genético causa un desequilibrio en las proteínas de la hemoglobina. Este desequilibrio causa una anemia porque:
Este desequilibrio también lleva a problemas médicos en los huesos, la médula ósea y otros órganos.
Las personas heredan los genes de la beta talasemia de sus padres. Un niño hereda un gen de la proteína beta de su madre y otro de su padre.
A veces, se hereda el gen de la beta talasemia junto con la mutación de las células falciformes. Esto da lugar a una beta talasemia falciforme, un tipo de enfermedad de las células falciformes. Un asesor genético puede ayudar a las familias a entender las distintas formas en que la beta talasemia se puede dar en el seno de una familia.
Si una mujer está embarazada y tanto ella como el futuro padre del bebé tienen el rasgo de la beta talasemia, los médicos pueden evaluar al feto mediante:
A los niños pequeños se les puede diagnosticar una beta talasemia mediante un análisis de sangre si desarrollan anemia, tienen el abdomen hinchado (debido al aumento del bazo), o si crecen menos de lo esperado. Los análisis de sangre pueden incluir una o ambas de las siguientes determinaciones:
El tratamiento depende del tipo de beta talasemia que se padezca.
Los niños con el rasgo de la beta talasemia no suelen requerir ningún tipo de tratamiento médico.
Los niños y los adultos con beta talasemia mayor necesitan un tratamiento médico de por vida, que incluye:
Las personas con beta talasemia intermedia pueden requerir transfusiones de sangre y medicamentos quelantes, pero no con tanta frecuencia como las personas con beta talasemia mayor.
Las transfusiones de sangre y los medicamentos quelantes no curan la beta talasemia. Un trasplante de células madre sí que la puede curar, pero se trata de un procedimiento complejo y asociado a muchos riesgos, del que no se pueden beneficiar todos los pacientes. Los médicos y los científicos están trabajando para desarrollar terapias génicas y otros tratamientos para ayudar a las personas con beta talasemia.
Un niño con el rasgo de la beta talasemia no necesita ningún cuidado especial. Es posible que su hijo prefiera hablar con un asesor genético en el futuro para entender cómo se trasmite la beta talasemia en el seno de una familia.
Asegúrese de informar a todos los profesionales de la salud que llevan a su hijo de que tiene el rasgo de la beta talasemia. Así, cuando se ponga de manifiesto una anemia leve, sabrán cuál es su causa.
Los niños con beta talasemia intermedia o mayor necesitan recibir cuidados médicos de por vida. Si reciben unos cuidados médicos regulares, las personas que padecen una beta talasemia intermedia o mayor pueden vivir hasta que tienen entre cincuenta y sesenta años de edad. La mejor forma de que su hijo tenga una vida saludable es que reciba cuidados médicos regulares, que deben incluir transfusiones de sangre y medicamentos quelantes.
Es importante que a su hijo lo atienda un equipo de profesionales médicos. Si viven cerca de un centro de tratamiento de la talasemia, el centro le ayudará a formar ese equipo de profesionales. Ese equipo puede incluir a los siguientes profesionales:
Si su hijo tiene una beta talasemia intermedia o mayor, puede ser un verdadero reto para toda la familia afrontar los cuidados médicos y las ideas y sentimientos que acompañan a esta enfermedad. Le puede ayudar:
También puede aprender sobre la talasemia consultando internet en:
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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