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¿Recuerda el primer llanto de su hijo? Desde el momento de su nacimiento, los bebés se empiezan a comunicar a través del llanto.
Al principio, es posible que los llantos de su recién nacido le parezcan un idioma extranjero. Pero, antes de lo que usted cree, aprenderá el “idioma” de su bebé y será capaz de responder a sus necesidades.
Los bebés nacen con la facultad del llanto, que será su forma de comunicarse durante un tiempo. Por lo general, los llantos de un bebé indican que algo está mal: un estómago vacío, un pañal mojado, unos pies fríos, cansancio, necesidad de que lo lleven en brazos y lo abracen, etc.
A veces, lo que necesita un bebé se puede identificar a partir del tipo de llanto que utiliza; por ejemplo, el llanto de “tengo hambre” suele ser breve y grave, mientras que el llanto de “estoy molesto” suele ser más variable y agitado. Antes de que se dé cuenta, usted será capaz de reconocer qué necesidad está expresando su bebé y reaccionará en consonancia.
Pero los bebés también pueden llorar cuando se sienten agobiados o saturados por todas las imágenes y sonidos que les llegan del mundo que los rodea, o pueden llorar sin que se pueda identificar un motivo claro de sus llantos. Si su bebé llora y usted no consigue consolarlo de inmediato, recuerde que el llanto es una forma que tienen los bebés de desconectarse de los estímulos cuando están sobrecargados.
El llanto es la principal forma que tienen los bebés de comunicarse, pero también pueden utilizar formas de comunicación más sutiles. Aprender a reconocerlas es gratificante y puede reforzar su vínculo con su pequeño.
Un recién nacido puede distinguir entre el sonido de la voz humana y otros sonidos. Trate de prestar atención al modo en que su hijo responde a su voz, que ya asocia a todas las atenciones que usted le brinda: alimento, calor, contacto.
Si su bebé empieza a llorar desde el moisés, compruebe lo deprisa que se calma en cuanto oye su voz aproximándose. Y vea con qué atención lo escucha cuando usted le habla en tono cariñoso. Tal vez su bebé todavía no logra coordinar la vista y el oído, pero, incluso mientras fije la mirada en el vacío, su pequeño estará prestando una gran atención a lo que usted le diga. Es posible que su bebé adapte sutilmente sus posturas corporales y sus expresiones faciales o, incluso, que mueva brazos y piernas cuando usted le hable.
Durante el primer mes de la vida de su hijo, tal vez logre entrever su primera sonrisa, ¡un bienvenido complemento a sus habilidades de comunicación!
En cuanto usted sostenga en brazos a su bebé después de que nazca, los dos se empezarán a comunicar mediante el intercambio de miradas, sonidos y contactos. Los bebés aprenden rápidamente cosas sobre el mundo a través de los sentidos.
Cuando pasen los días inmediatamente posteriores al nacimiento de su bebé, él se acostumbrará a verlo y empezará a centrar la atención en su rosto. De todos modos, los sentidos del tacto y del oído también son muy importantes.
Su bebé sentirá curiosidad por los ruidos, pero no habrá ninguno que atraiga más su atención que la voz hablada. Hable a su pequeño siempre que tenga la oportunidad. Aunque su hijo todavía no entienda lo que le diga, su voz calmada y tranquilizadora le trasmitirá una sensación de seguridad. Su recién nacido también está aprendiendo cosas sobre la vida a través del tacto, de modo que dele montones de besos cariñosos para que su pequeño pueda percibir el mundo como un lugar acogedor.
Comunicarse con un recién nacido también significa saber colmar sus necesidades. Responda siempre a los llantos de su recién nacido, ya que es imposible malcriar o mimar a un bebé tan pequeño por dedicarle demasiada atención. Contrariamente, las respuestas rápidas a los llantos de los bebés les hacen saber que ellos son importantes y que merecen ser atendidos.
Probablemente habrá veces en que usted habrá colmado todas las necesidades de su bebé pero él seguirá llorando. No se desespere; es posible que su hijo esté sobreestimulado, que tenga demasiada energía acumulada o que solo necesite un buen llanto sin motivo aparente.
Es habitual que los bebés atraviesen un período de inquietud y agitación aproximadamente a la misma hora cada día, generalmente entre las últimas horas de la tarde y la media noche. A pesar de que todos los recién nacidos lloran y tienen momentos de inquietud y agitación, cuando un bebé sano llora durante más de 3 horas al día, más de 3 días a la semana y durante por lo menos 3 semanas, se dice que padece una afección llamada “cólico del lactante”. Puede ser inquietante para un padre, pero lo bueno es que dura poco: la mayoría de los bebés superan los cólicos cuando tienen en torno a 3 o 4 meses de edad.
Intente consolar a su bebé. Algunos bebés se calman con el movimiento, como el balanceo o que alguien los pasee por la habitación, mientras que hay otros que responden mejor a los sonidos, como una música suave o el zumbido de una aspiradora. Es posible que tarde algún tiempo en averiguar qué es lo que calma a su bebé durante esos estresantes momentos.
Hable con el médico de su hijo si:
El médico de su hijo lo tranquilizará o bien buscará una explicación médica al malestar de su bebé. Es muy probable que al bebé no le ocurra nada malo. Saber esto lo ayudará a relajarse y a mantener la calma cuando su pequeño vuelva a estar inquieto.
He aquí otras posibles causas de un llanto prolongado:
Si hay algo que le preocupa sobre los sentidos de su recién nacido, como su vista o su oído, llame al médico de inmediato. De ser necesario, los recién nacidos se pueden evaluar usando equipos sofisticados. Además, cuanto antes se detectan los problemas, mejor se pueden tratar.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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