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La vacuna contra la hepatitis A (HepA) protege contra la hepatitis A, una infección hepática (del hígado) contagiosa causada por el virus de la hepatitis A (VHA). La vacuna se administra en 2 inyecciones con un intervalo de al menos 6 meses.
La hepatitis A se contagia principalmente a través de las heces de quienes están infectados. Las personas con la hepatitis A pueden no presentar ningún síntoma o se pueden encontrar mal, con fiebre, náuseas, vómitos e ictericia.
La vacuna contra la hepatitis A es recomendable para niños de 12 a 23 meses. La segunda dosis se da por lo menos 6 meses después. Los niños también pueden vacunarse a partir de los 6 meses si viajan a un lugar donde la hepatitis A es común. Los niños siguen necesitando recibir las vacunas de rutina después de su primer año de vida.
También se recomienda para todos los niños mayores y adultos que aún no se han vacunado, especialmente si tienen un mayor riesgo de infectarse (como las familias que adoptan a un niño de otro país) o de enfermarse gravemente con hepatitis A (como las personas con enfermedad hepática crónica o infección por VIH).
Cualquier persona que no haya sido vacunada y tenga contacto directo con alguien que tiene hepatitis A debe recibir la vacuna dentro de las 2 semanas posteriores a la exposición para evitar infectarse.
La vacuna contra la hepatitis A no sólo protege a los niños que la reciben, sino que también puede ayudar a prevenir brotes. Un brote consiste en que una enfermedad se da en mayor medida de lo esperable es un área determinada.
Las guarderías y los jardines de infancia solían ser lugares donde se declaraban con frecuencia brotes de hepatitis A. Muchos niños infectados no presentaban síntomas, por lo que fácilmente transmitían el virus a otras personas. Ahora, como muchos niños pequeños se vacunan contra la hepatitis A, estos brotes son menos comunes. Sin embargo, todavía pueden ocurrir brotes en otros entornos.
Los efectos secundarios suelen ser leves y pueden incluir fiebre baja, dolor de cabeza, cansancio, pérdida de apetito y dolor o enrojecimiento en el lugar de la inyección. Como ocurre con cualquier vacuna, existe un pequeño riesgo de desmayo y una posibilidad muy pequeña de sufrir una reacción alérgica.
La vacuna contra la hepatitis A contiene virus muertos (inactivos); por lo tanto, no puede causar una hepatitis.
Un simple resfriado u otras enfermedades de poca importancia no deben impedir vacunarse. Su médico podría retrasar la vacunación si su hijo tiene una enfermedad más grave.
Hable con su médico sobre si la vacuna es una buena idea si su hijo alguna vez tuvo una reacción alérgica grave o alguna otra reacción alérgica a una dosis anterior de la vacuna contra la hepatitis A o al látex.
Es posible que opten por no administrar la vacuna o posponerla hasta una visita posterior.
El cuidado de su hijo después de vacunarse contra la hepatitis A
Para el dolor o la fiebre, consulte al médico de su hijo sobre si le puede dar paracetamol o ibuprofeno, y para saber cuál es la dosis correcta.
Colocar un paño húmedo y caliente o una esterilla eléctrica, o mover o usar el brazo donde haya recibido el pinchazo también puede ayudar a reducir las molestias musculares.
Llame al médico si:
Cada año, las vacunas mantienen sanas a millones de personas preparando al cuerpo para combatir enfermedades. Sepa de qué manera ayudan las vacunas y obtenga respuestas a sus preguntas.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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