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Es posible que haya oído que los casos de sarampión están aumentando últimamente, pero no hay motivo para asustarse. Esto es lo que necesita saber sobre el sarampión y cómo mantener segura a su familia.
El sarampión es una infección muy contagiosa que causa una erupción cutánea (en la piel) en todo el cuerpo y síntomas similares a los de la gripe. Como al sarampión lo causa un virus, no hay ningún medicamento específico para tratarlo. Como sucede con otros virus, el sarampión tiene que cumplir su ciclo.
La inmunización generalizada contra el sarampión ha hecho que esta infección sea poco común en los EE. UU. Pero aún ocurren brotes, especialmente en áreas donde la gente no está vacunada.
Los primeros síntomas del sarampión suelen ser tos seca, secreción nasal, fiebre alta y enrojecimiento ocular. Los niños también pueden tener manchas de Koplik (unas manchitas rojas con el centro blanco azulado) dentro de la boca antes de que empiece la erupción en la piel.
Una erupción pardo-rojiza suele aparecer entre 3 y 5 días después de que se manifiesten los primeros síntomas, y a veces va acompañada de fiebre alta de hasta 104 °F (40 °C).
La erupción suele comenzar con manchas rojas planas en la frente. Después se extiende al resto de la cara y llega al cuello y el torso y hasta los brazos, las piernas y los pies.
El sarampión se transmite cuando las personas inspiran fluidos infectados por el sarampión o entran en contacto con ellos. El virus se transmite a otras personas a través de gotitas que se esparcen en el aire cuando alguien con sarampión estornuda o tose.
Las personas con sarampión pueden propagar la enfermedad hasta 4 días antes de que comience la erupción.
Una persona con sarampión es más contagiosa cuando tiene fiebre, secreción nasal y tos.
Puede proteger a sus hijos del sarampión asegurándose de que reciban la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR).
A la mayoría de los niños, les ponen la vacuna contra el sarampión como parte de la triple vírica (una vacuna contra el sarampión, la rubéola y las paperas). Estas vacunas se administran en dos dosis: cuando los niños tienen entre 12 y 15 meses (o antes, si viajaran al extranjero) y nuevamente cuando tienen entre 4 y 6 años.
La mayoría de las personas se vuelven inmunes al sarampión después de la primera vacuna. Otras desarrollan inmunidad la segunda vez que se vacunan. La inmunidad dura toda la vida
Si su hijo no está vacunado contra el sarampión, no es demasiado tarde para hacerlo. Puede recibir la vacuna en cualquier momento. Si su hijo no puede recibir la vacuna o tiene un sistema inmunitario debilitado, la mejor manera de prevenir el sarampión es lavarse bien las manos con frecuencia y evitar estar cerca de personas enfermas de sarampión.
Si cree que su hijo estuvo expuesto al sarampión, informe a su médico de inmediato. Los médicos pueden administrar una inyección de anticuerpos contra el sarampión (llamada "inmunoglobulina") a las personas en riesgo que estuvieron expuestas al sarampión. Esta inyección surte más efecto si se administra en los seis días posteriores a haber estado en contacto con el virus. Estos anticuerpos pueden prevenir el sarampión o bien moderar sus síntomas.
Una dosis de la vacuna contra el sarampión también puede ayudar a proteger a las personas no vacunadas de enfermarse después de la exposición al sarampión si se dan la vacuna dentro de los 3 días de haberse expuesto al virus.
Puede vacunar a su hijo en el consultorio del profesional del cuidado de la salud de su hijo o en las clínicas de vacunación de la mayoría de los departamentos de salud locales.
Llame al médico de inmediato si cree que su hijo puede haber contraído el sarampión. Si bien no existe un tratamiento médico específico para el sarampión, una atención adecuada en su casa puede ayudar a que su hijo se sienta mejor:
Si la fiebre hace que su hijo se sienta incómodo, dele un medicamento para la fiebre, como paracetamol o ibuprofeno. Siga las instrucciones del prospecto o del envase sobre la dosis que debe darle a su hijo. Nunca le dé aspirina a un niño o adolescente que tenga una enfermedad viral, ya que su uso está relacionado con una enfermedad poco común pero grave denominada " síndrome de Reye", que puede poner en peligro la vida.
Informe a su médico si su hijo parece estar empeorando. El sarampión puede provocar otros problemas, como infecciones de oído, crup, diarrea, neumonía y encefalitis (inflamación del cerebro).
Mientras tengan sarampión, los niños deben quedarse en casa y no asistir a la escuela, la guardería y otras actividades comunitarias o grupales para evitar la propagación de la infección.
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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