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Una convulsión es una actividad eléctrica cerebral inusual que puede cambiar la manera en la que alguien actúa, siente o piensa. Una convulsión se puede ver de diferentes maneras en distintas personas. Durante una convulsión, el cuerpo de una persona puede agitarse, torcerse o ponerse rígido. Una persona también puede sentir una diferencia en las sensaciones o un cambio en la conciencia. En la mayoría de los casos, las convulsiones se detienen solas en unos pocos minutos.
Después de algunas convulsiones, puede que el niño se sienta confundido y soñoliento. Esto normalmente mejora entre 30 minutos y una hora después de la convulsión y se llama fase postictal.
Hay diferentes tipos de convulsiones, depende de la zona del cerebro en la que se originen. Las convulsiones en una única área del cerebro se llaman convulsiones focales. Las convulsiones que afectan a todas las áreas del cerebro se llaman generalizadas. Las convulsiones pueden pasar una o dos veces, o pueden pasar repetidamente. La epilepsia es la enfermedad que causa convulsiones repetidas sin que haya un factor que las provoque, como por ejemplo la fiebre. La palabra epilepsia no tiene ninguna implicación en el funcionamiento mental o físico.
Algunas convulsiones duran mucho tiempo y no se detienen sin medicamento. Las convulsiones que duran más de cinco minutos, o las que suceden una y otra vez sin volver a ganar el conocimiento entre cada una se llaman estatus epiléptico.
Las convulsiones causas por la fiebre se llaman convulsiones febriles. La fiebre puede estar causada por diversos factores, como una infección de oído o un resfriado. Las convulsiones febriles son muy comunes, y normalmente les ocurren a los niños entre los seis meses y los seis años. Los niños tienen más probabilidad de tener convulsiones febriles si en su familia hay antecedentes de convulsiones o si ya han tenido una antes. Uno de cada tres niños que hayan tenido una convulsión febril volverá a tener otra. Los niños normalmente dejan de tener convulsiones febriles alrededor de los cinco años.
A pesar de que las convulsiones febriles leves pueden ser muy alarmantes, no causan daño cerebral. Los niños que hayan tenido una convulsión febril solo tienen un riesgo ligeramente más alto de sufrir epilepsia.
Se le hará al niño un electroencefalograma para medir la actividad eléctrica cerebral. Puede que se le haga también una prueba de diagnóstico por la imagen, como una tomografía computarizada o una resonancia magnética para revisar la estructura cerebral. Puede que también tengan que hacerle análisis de sangre y orina.
Puede que el niño necesite medicamentos anticonvulsivos y que se le administren por vía intravenosa, oral o rectal. Los enfermeros supervisarán el nivel de conciencia, actividad, fuerza, coordinación, temperatura, pulso, frecuencia respiratoria y presión arterial. Se usará un monitor para vigilar si sucede algún cambio alarmante.
Si su hijo tiene epilepsia y necesita medicamentos anticonvulsivos, es importante dárselos exactamente tal y como se los recetó el médico. Dependiendo de la causa, la mayoría de las convulsiones se pueden controlar con medicamento y su hijo podrá llevar una vida plena. Sin embargo, hay que tener cuidado con las actividades que pueden terminar en una lesión si su hijo tiene una convulsión. Su hijo no debe hacer actividades como:
Si su hijo tiene convulsiones febriles, puede hacer sus actividades normales. Su hijo puede ir a la guardería o quedarse con alguien responsable que lo cuide. Es mejor explicarle a esta persona o al personal de la guardería lo que ha pasado y lo que tienen que hacer si pasa de nuevo. Si su hijo tiene fiebre, puede darle acetaminofén (Tylenol®) o ibuprofeno (Motrin®, si tiene más de seis meses). Sin embargo, supervisar la temperatura de su hijo constantemente no siempre le ayudará a prevenir otra convulsión febril. A veces, las convulsiones recurrentes son la primera señal de fiebre.
Llame a su médico si su hijo:
Llame al 911 si su hijo:
Puede que su hijo tenga una sensación o un sentimiento conocido como aura antes o durante una convulsión. Las sensaciones pueden incluir:
Si su hijo siente una sensación particular antes de cada convulsión, esto puede ser una alarma temprana que le indique que debe buscar un lugar seguro para estar protegido durante la convulsión.
La presencia de convulsiones no significa que su hijo sea frágil. Trate y discipline a su hijo de manera normal. Hable con el enfermero de la escuela acerca de las convulsiones de su hijo y de los medicamentos. Hable con su médico acerca de los dispositivos que existen para supervisar las convulsiones y las pulseras de identificación médica para los niños con convulsiones o epilepsia. Puede que haya grupos de apoyo en la zona en la que vive, pídale a su médico que le dé los nombres y los números de teléfono.
Esta hoja informativa no es específica para su hijo; solo ofrece información general. Si necesita información, un buen recurso es https://www.epilepsyfoundationmn.org/. Si tiene alguna pregunta, llame al médico de su hijo.
Revisado 2/2024
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