El linfoma de Hodgkin es un tipo de cáncer que se desarrolla en los glóbulos blancos del sistema linfático, que forma parte del sistema inmunitario. Estos sistemas trabajan juntos para eliminar bacterias, virus y otras sustancias dañinas del cuerpo.
El sistema linfático incluye:
El linfoma de Hodgkin a menudo comienza en los ganglios linfáticos y luego se extiende de una parte del sistema linfático a otra. Los tumores cancerosos suelen tener células grandes llamadas "células de Reed-Sternberg".
Algunos pacientes no presentan ningún síntoma. Quienes presentan síntomas pueden tener ganglios linfáticos agrandados (glándulas inflamadas) en el cuello, encima de la clavícula, en el área de la axila o en la ingle.
Si el cáncer está en el pecho, la presión que genera cualquier hinchazón puede causar tos, dificultad para respirar o tragar, o hinchazón de la cara y el cuello.
Algunos niños también pueden tener fatiga (cansancio), falta de apetito o picazón en la piel. También es común tener fiebre, sudor nocturno y pérdida de peso.
A este tipo de cáncer generalmente lo causa un cambio en los genes de los glóbulos blancos en crecimiento. Los médicos no están seguros de por qué ocurre esto.
El linfoma es más común en niños que:
Para detectar el linfoma de Hodgkin, los médicos buscan signos de infección; ganglios linfáticos inflamados; problemas respiratorios; o hinchazón en el vientre, la cara, las manos o los pies.
A veces, cuando un niño tiene un ganglio linfático agrandado (inflamado) sin causa aparente, el médico observará la evolución del ganglio de cerca para ver si se encoge o crece. Si permanece agrandado o aumenta de tamaño, el siguiente paso es una biopsia, que se envía a un laboratorio, para comprobar si hay células cancerosas. Los médicos pueden hacer los siguientes estudios:
Las biopsias también pueden detectar linfomas que podrían afectar la médula ósea, el tórax o el abdomen.
Si se encuentra un linfoma, es posible que se pida hacer otras pruebas para detectar el tipo de linfoma y si se ha propagado (metástasis) o no. Entre estas pruebas, se incluyen las siguientes:
Un oncólogo pediátrico (un médico especializado en el cáncer infantil) será quien dirija el equipo médico que trate el linfoma de Hodgkin de su hijo. El oncólogo trabaja con otros especialistas, como enfermeros, trabajadores sociales y psicólogos.
El tratamiento se basa en el estadio en el que se encuentre el paciente. El estadio es una forma de ver si la enfermedad se ha propagado y, si se ha propagado, cuánto. Esta información ayuda al equipo de atención a elegir los mejores tratamientos.
El tratamiento puede incluir:
Remisión, significa que los médicos dejan de detectar células cancerosas en el cuerpo del paciente. El linfoma Hodgkin puede tener tasas de remisión muy altas. La mayoría de los niños y adolescentes con leucemia se curan. Esto significa que están en remisión permanente y tendrán un futuro sin cáncer.
Después del tratamiento, cualquier persona que haya tenido un linfoma de Hodgkin se deberá someter a revisiones regulares a lo largo de toda la vida para asegurarse de que no se le reactiva el linfoma. Los médicos también quieren asegurarse de que la terapia contra el cáncer no provoque problemas a largo plazo.
Tener un hijo a quien se le debe tratar un cáncer puede ser muy duro para cualquier familia. Pero usted no está solo. Para encontrar apoyo, hable con el médico de su hijo o con el trabajador social del hospital. Hay muchos recursos disponibles para ayudarlos a atravesar esta difícil situación.
También puede encontrar más información y más apoyo por internet en:
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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