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Creemos que los bebés tienen derecho a que se tomen todas las medidas posibles para aliviarles el dolor, siempre que no conlleven riesgo alguno para su salud. Por lo tanto, trabajamos en equipo para controlar el dolor y la ansiedad, y empleamos terapias tanto medicinales como no medicinales. Nuestro objetivo es que las familias trabajen conjuntamente con el personal del hospital para evaluar el dolor tan pronto como sea posible y tratarlo con eficacia.
Aunque los bebés están en pleno desarrollo y no pueden decirnos si sienten dolor, sí lo sienten y contamos con tratamientos para mitigarlo. El personal que está al cuidado de su bebé hará todo lo posible para aliviarle el dolor y lograr que se sienta cómodo.
El dolor puede tener muchas causas; las siguientes son algunas de ellas:
Los bebés no pueden decir con palabras si sienten dolor como lo hacen los niños mayores, pero nos avisan al comportarse de cierta manera. Para evaluar si un bebé siente dolor, podemos buscar ciertas señales en su comportamiento mientras duerme, se mueve come y juega. También comprobamos sus signos vitales (frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, presión sanguínea).
Los bebés se comportan de una manera cuando se sienten bien y de otra manera cuando sienten dolor. Cada bebé responde de manera diferente y no siempre reaccionará del mismo modo.
Para avisar que tienen dolor, los bebés usan una combinación de comportamientos. Estas señales se pueden observar aun cuando el bebé no siente dolor; sin embargo, por lo general, aparecen combinadas cuando sí lo siente.
Los padres desempeñan un papel muy importante en el control del dolor de sus hijos. Como usted es la persona que mejor conoce a su bebé, podrá colaborar muy de cerca con el personal del hospital Children’s (los médicos, enfermeros o especialistas en terapia recreativa) y tomar las decisiones necesarias para lograr un mejor control del dolor. Usted es quien puede darle a su hijo el mejor apoyo en situaciones nuevas y difíciles.
Para ayudar a su bebé con el dolor, usted puede:
Haga lo que normalmente ayuda a calmar a su bebé antes y después de una experiencia estresante: darle palmaditas o masajes suaves, cargarlo, mecerlo y hablarle dulcemente.
Métodos no medicinales
El dolor es un estado físico y emocional. Los bebés perciben el dolor en el cuerpo, y es posible que también piensen en el dolor o lo recuerden, pero como no hablan, nos es difícil saber exactamente qué piensan. Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para reducir la sensación de dolor y la ansiedad asociada. Las siguientes sugerencias pueden ayudar a disminuir la sensación de dolor:
Nosotros le enseñaremos a usar estas técnicas con su bebé.
Medicamentos
Disponemos de varias clases de medicamentos para controlar el dolor. Tendremos en cuenta el tipo de dolor, la causa y la duración anticipada para determinar cuál será mejor para su hijo. A menudo utilizamos algunos medicamentos juntos. A continuación se describen algunos:
La crema anestésica, como la lidocaína 4%, se aplica en la piel para adormecerla. Se ofrece antes de insertar una aguja, por ejemplo para colocar una vía intravenosa, para sacar sangre o antes de poner una inyección. La crema tiene que estar en la piel durante un mínimo de 30 minutos para ser eficaz. Normalmente no se usa en bebés de menos de 37 semanas de gestación. (Consulte la hoja informativa titulada “Cremas anestésicas”.)
Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (NSAIDs, por sus siglas en inglés) reducen el dolor y la inflamación. Se pueden comprar sin receta médica y ayudan a controlar el dolor leve o moderado. Para disminuir el riesgo de que produzcan dolores estomacales, procure administrarlos con comida o fórmula. Un ejemplo es el ibuprofeno (Pediaprofen®, Motrin®, Advil® u otras marcas).
El acetaminofén (Tylenol® u otra marca) es otro medicamento también disponible sin receta médica que ayuda a aliviar el dolor leve o moderado. El acetaminofén tiene menos efectos secundarios que los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, pero no reduce la inflamación.
Los opioides son medicamentos potentes que suelen administrarse después de una operación para tratar el dolor moderado o grave. Se pueden administrar por vía intravenosa o de manera oral. Los opioides pueden tener efectos secundarios como picazón, náusea y estreñimiento. A menudo dan sueño y hacen que el bebé respire más despacio. A veces se utilizan junto con los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos o con acetaminofén. Para prevenir el estreñimiento, es necesario que el bebé tome mucho líquido o use un laxante.
Una vez que le den de alta, siga las instrucciones del médico para la administración de medicamentos. Dele el medicamento en cuanto empiece el dolor y antes de acostarse para que pueda dormir sin molestias. Tome en cuenta que el dolor, una vez que se agudiza, es más difícil de aliviar. Algunos medicamentos tienen que tomarse incluso en la noche; de ser así, el médico le explicará cuándo administrarlos.
Llame al médico si el medicamento no parece aliviar el dolor o si se agudiza. Cuando llame, le preguntarán si el bebé tiene fiebre, cómo de fuerte es el dolor (basándose en el comportamiento del bebé) y qué aspecto tiene la herida o el área de la operación (si la hay).
Esta hoja informativa sólo ofrece información general. Si tiene alguna pregunta o duda, consulte al médico o al personal a cargo del cuidado del niño. El médico y los enfermeros también pueden consultar a los especialistas en dolor que trabajan en el hospital. Recuerde que el tratamiento eficaz del dolor requiere trabajo en equipo.
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