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Las infecciones del tracto urinario ocurren cuando las bacterias (gérmenes) entran en los riñones, los uréteres, la vejiga urinaria o la uretra. Las infecciones del tracto urinario son frecuentes en los niños, sobre todo en las niñas y en los niños no circuncidados.
Algunos niños tienen infecciones del tracto urinario de forma repetida, lo que recibe el nombre de infecciones del tracto urinario recurrentes. Si no se tratan, las infecciones de orina recurrentes pueden causar daño renal, sobre todo en los niños menores de 6 años. Por eso es importante saber reconocer los signos de este tipo de infecciones a fin de pedir ayuda para su hijo.
Entre los síntomas de las infecciones del tracto urinario, se incluyen los siguientes:
Las infecciones del tracto urinario también pueden hacer que los niños mojen la ropa interior o la cama, incluso aunque no hubieran tenido antes este tipo de problemas. Los bebés y los niños muy pequeños pueden presentar solo signos inespecíficos, como fiebre, vómitos, menor apetito o reducción del nivel de actividad.
Entre los tipos más frecuentes de infecciones del tracto urinario, se incluyen las siguientes:
Las infecciones del tracto urinario recurrentes a veces ocurren junto con otras afecciones, como las siguientes:
Pero no todos los casos de infecciones del tracto urinario recurrentes se deben a este tipo de problemas relacionados con las estructuras corporales. Por ejemplo, el vaciado disfuncional, que ocurre cuando un niño no relaja adecuadamente los músculos mientras orina, es una causa frecuente de las infecciones del tracto urinario. No orinar con suficiente frecuencia (micción infrecuente) también puede aumentar el riesgo de un niño a tener infecciones del tracto urinario recurrentes. Tanto el vaciado disfuncional como la micción infrecuente se pueden asociar al estreñimiento.
Raramente, afecciones que dañan las defensas naturales del cuerpo, como las enfermedades del sistema inmunitario, pueden causar infecciones de orina recurrentes. El uso de un catéter urinario no esterilizado puede introducir bacterias en el sistema urinario y causar una infección.
Es importante que el médico descarte la presencia de cualquier problema subyacente en el sistema urinario cuando un niño tiene infecciones del tracto urinario recurrentes. Los niños con infecciones del tracto urinario recurrentes deben ver a un urólogo pediátrico para saber qué es lo que está causando esas infecciones.
Hay algunos problemas que se pueden detectar antes de que nazca el bebé. La hidronefrosis que se desarrolla antes de nacer se puede ver mediante ecografías prenatales tan pronto como a las 16 semanas de gestación. En contadas ocasiones, los médicos pueden considerar la posibilidad de la cirugía neonatal (operar al bebé antes de que nazca) si la hidronefrosis afecta a ambos riñones y supone un riesgo importante para el feto. De todos modos, la mayoría de las veces los médicos esperan hasta que nazca el bebé para tratar esta afección, porque casi la mitad de todos los casos de hidronefrosis que se ven en ecografías prenatales desparecen alrededor del momento del nacimiento.
Los médicos observan atentamente la tensión arterial de un recién nacido que se cree que tiene hidronefrosis u otra anomalía en el sistema urinario, porque hay algunos problemas renales que pueden causar hipertensión arterial (tensión arterial alta). Se puede hacer otra ecografía para obtener una imagen más detallada de la vejiga y de los riñones del bebé. Si la afección parece estar afectando a ambos riñones, lo más probable es que los médicos soliciten un análisis de sangre para evaluar la función renal.
Si se sospecha una anomalía en el sistema urinario, los médicos pueden pedir pruebas para hacer un diagnóstico acertado, como las siguientes:
Usando ondas sonoras de alta frecuencia para que reboten en el cuerpo y creen una imagen de él, la ecografía permite detectar algunos problemas en los riñones, los uréteres y la vejiga. Las ecografías también permiten medir el tamaño y la forma de los riñones.
Cuando una ecografía apunta hacia un reflujo vesicoureteral o una hidronefrosis, una gammagrafía renal o una cistouretrografía de vaciado (VCUG, por sus siglas en inglés) puede hacer que los médicos sepan con mayor exactitud qué es sobre lo que está ocurriendo.
Se inyecta material radiactivo dentro de una vena, que se sigue a través del sistema urinario. El material radiactivo permite mostrar la forma de los riñones, lo bien que funcionan y si está dañada alguna parte del tejido renal, así como el curso que sigue la orina. El cuerpo recibe una pequeña radiación durante esta prueba, que se elimina a través de la orina.
Se inyecta un material opaco dentro de la vejiga a través de un catéter (un tubito hueco y flexible). Esta prueba de rayos X permite diagnosticar el reflujo vesicoureteral e identificar problemas en la vejiga o la uretra.
Similar a la VCUG, se coloca un catéter en la vejiga, que luego se llena de una solución que se puede ver haciendo una ecografía, en vez de una radiografía. Si la solución se ve cerca de los riñones, indica la presencia de reflujo.
Una citoscopia usa lentes y una fuente de luz dentro de un tubo insertado por la uretra para ver directamente el interior de la vejiga. Se usa cuando hay otras pruebas o síntomas que indican una posible anomalía en la vejiga.
Este procedimiento, que hace resonancias magnéticas del sistema urinario sin tener que usar productos ni materiales radioactivos, es tan preciso como otras pruebas de escaneo, por lo que ahora se suele hacer en lugar del pielograma intravenoso.
Se inyecta un material opaco dentro de una vena, y se hacen radiografías para seguir el curso del mismo a través del sistema urinario. Esta prueba se sigue utilizando algunas veces, pero la resonancia magnética renal y la gammafragía renal han sustituido al pielograma intravenoso en la mayoría de los casos.
El tratamiento de una infección del tracto urinario depende de cuál sea su causa. A veces, la respuesta es tan sencilla como enseñar al niño a vaciar la vejiga en cuanto note que tiene ganas de orinar.
Si una afección, como el reflujo vesicoureteral es la causa, la solución será un poco más complicada. Los niños con reflujo vesicoureteral se deben observar atentamente, porque esta afección puede evolucionar a una infección renal (pielonefritis) y a daño renal. La mayoría de los niños acaban superando el reflujo vesicoureteral con la edad. Algunos pueden tener que someterse a una operación para tratar el reflujo.
Algunos niños con reflujo vesicoureteral se benefician del tratamiento diario con dosis bajas de antibióticos, unos medicamentos que también pueden hacer que no sea necesario operar. Los niños con reflujo vesicoureteral deben ver a un urólogo pediátrico, quien se encargará de decidir si el tratamiento antibiótico es o no la mejor opción.
En algunos casos, es necesario operar para corregir el reflujo vesicoureteral. El procedimiento más frecuente es el de la reimplantación ureteral, donde se recoloca uno o ambos uréteres para corregir el reflujo de orina desde la vejiga. Este procedimiento solo requiere de una pequeña incisión y, en algunos niños, se puede hacer con laparoscopia asistida por robot. Cuando es necesario operar, la tasa de éxito es alta, pero no todos los pacientes son buenos candidatos para someterse a este tipo de operación.
Un niño puede ser un buen candidato para la reimplantación ureteral si:
Una alternativa a la reimplantación ureteral es la inyección endoscópica de un material para obstruir la entrada del uréter a la vejiga e impedir el reflujo vesicoureteral. En este procedimiento, se introduce un tubito estrecho, llamado endoscopio, por la uretra hasta llegar a la vejiga. El endoscopio posee una cámara diminuta en la punta, a fin de que el cirujano pueda llegar hasta el lugar adecuado e inyectar allí el material, que ayudará a mantener la orina en su lugar evitando su reflujo hacia los riñones. La inyección endoscópica es un procedimiento menos agresivo que la cirugía, pero sus resultados no son tan buenos. Un urólogo pediátrico puede ayudar a las familias a tomar una decisión sobre cuál es el mejor tratamiento a seguir en niños con reflujo vesicoureteral.
Algunos niños tienen infecciones del tracto urinario recurrentes que no están causadas por anomalías anatómicas ni por otros problemas tratables. Por eso, pueden tener que tomar antibióticos durante meses y hasta años a modo de prevención. Este tratamiento se conoce como profilaxis antibiótica continua.
En casa, las siguientes recomendaciones pueden ayudar a prevenir las infecciones del tracto urinario recurrentes en los niños:
Anime a su hijo a beber 8-10 vasos de agua y otros líquidos cada día. El jugo de arándano y el extracto de arándano se recomiendan a menudo porque pueden impedir que E. coli se adhiera a las paredes de la vejiga. De todos modos, pregunte antes al médico de su hijo si debería beber jugo de arándano o tomar extracto de arándano, porque estas sustancias pueden influir en los efectos de algunos medicamentos.
Orinar a menudo y evitar el estreñimiento pueden ayudar a prevenir las infecciones del tracto urinario recurrentes.
Los niños deben evitar los baños de burbujas y los jabones perfumados porque pueden irritarles la uretra.
A los niños que lleven pañales, estos se les deben cambiar a menudo. Si las heces permanecen en contacto con la zona genital durante mucho tiempo, esto puede hacer que las bacterias asciendan por la uretra y entren dentro de la vejiga.
Las niñas y las chicas se deben limpiar con papel higiénico después de ir al baño siempre de delante hacia atrás, a fin de reducir la exposición de la uretra a las bacterias que contienen las cacas.
La ropa interior de algodón transpirable tiene menos probabilidades de favorecer la proliferación bacteriana que la de nailon y otros tejidos.
A algunos niños les puede disgustar usar el baño de la escuela o pueden estar tan enfrascados en un proyecto que van posponiendo el momento de ir al baño para orinar. Los niños con infección del tracto urinario deben orinar como mínimo cada 3 a 4 horas para ayudar a expulsar las bacterias de su sistema urinario.
En cuanto crea que su hijo podría tener una infección del tracto urinario, llame a su médico. Lo más probable es que el médico recomiende hacer otra prueba de orina después de tratarlo para tener la seguridad de que se le ha curado la infección.
Si su hijo tiene infecciones del tracto urinario recurrentes, consulte a un urólogo pediátrico, quien lo podrá evaluar a fondo, pidiendo pruebas sobre posibles anomalías en el sistema urinario. Mientras tanto, siga las instrucciones del médico de su hijo para tratar las infecciones del tracto urinario.
Estudios recientes han constatado que las mujeres y los niños que contraen infecciones del tracto urinario recurrentes pueden carecer de algunos tipos de inmunoglobulinas (un grupo de proteínas que sirven para combatir las infecciones). Algunos investigadores son optimistas sobre la creación de una vacuna que estimule la fabricación de anticuerpos contra las infecciones del tracto urinario. Se está evaluando la eficacia de una vacuna muy prometedora contra E. coli (la principal bacteria que causa las infecciones de orina).
Nota: Toda la informacion incluida en este material tiene propositos educacionales solamente. Si necesita servicios para diagnostico o tratamiento, tenga a bien consultar con su medico de cabecera.
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